Epílogo

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Narra Sol

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Narra Sol.

nuestro destino parecía ser encontrarnos en jodas o eventos como ahora.

1 año había pasado y el peliverde se paseaba entre las luces de colores con su botella en mano y despreocupado de la vida, o eso demostraba.

lo miré un tiempo de lejos, nunca iba a dejar de llamarme la atención de cualquier forma y observarlo luego de un año me daba paz.

paz porque lo veía bien, lo veía estable.

el comenzo a bailar y lo perdí de vista cuando se cruzaron Duki y Neo en mi vista.

- Flaqui. - me abrazó Neo causando que cierre los ojos.

- Negra. - sonrió Duko y nos quedamos mirando los tres.

- Estan re viejos che. - sonreí. - Chetos los tatuajes. - miré sus caras con tinta y una sonrisa.

- Como se extrañan esas jodas del barrio. - Mau hizo que limpiaba una lagrima inexistente causando nuestra risa.

- Las mejores joditas. - asentí.

- Ahora hacemos una en la mansión, después del evento estas invitada. - me sonrió y miró a su lado. - Bueno, los dejo. - agarró a Neo y frunci el seño confundida.

- Cada vez mas linda reina. - su voz sonó detrás de mi y para que sepa que estaba ahí colocó su mano en mi cintura.

di media vuelta con una sonrisa en mi cara y vi al Neuquino frente a mi.

- Cada vez mas chamuyero Cerreo. - le devolví la sonrisa.

sentí que se acercaba a mi y me puse nerviosa hasta que sentí sus brazos rodearme y como ponía su cabeza en mi cuello.

- Te extraño siempre. - su voz en mi cuello causó escalofríos.

no respondí, no porque no lo extrañara, sino todo lo contrario pero no me salían las palabras, sentía que no era el momento.

se separó con una sonrisa y agarró mi mano.

- Veni seguime. - me llevó entre la gente con nuestras manos entrelazadas.

- Tomi espera. - reí tropezando con una botella y sentí su agarre mas fuerte largando una carcajada.

vi una puerta la cual abrió el peliverde y al entrar era una especie de camarín.

- Pasa. - me hizo entrar antes que el y cuando pasé escuché que cerró la puerta.

- ¿Como estás?. - volví a mirarlo y me senté en el sillón del pequeño cuarto.

el lugar era pequeño, tenía un espejo gigante con su mesita y silla, ademas de un sillón, solo entraba eso y era lógico al ser un camarín.

- Mejor. - sonrió sentándose a mi lado.

𝙂𝙧𝙖𝙛𝙛𝙞𝙩𝙞 𝘾.𝙍.𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora