«diez»

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Erick regresa al piso cuando han pasado algunas horas. No está seguro con que Joel se encontrará, pero espera que él no esté tan molesto por su decisión. Al entrar no lo ve en el living y eso lo preocupa, cada uno tiene su propio piso, aunque nunca usan el de Joel. Aguantando la respiración camina para su habitación, su alma le regresa al cuerpo al ver al rizado acostado en su cama. Sin decir nada camina hasta ella, se quita su sudadera y se mete debajo de las sábanas. Joel está de espaldas a él, así que Erick se acuesta y se aferra a él como un koala.

—No quiero que estemos enojados. —dice contra su hombro, tomando una respiración de él.

—No estoy enojado. —Joel dice, dándose la vuelta. —tú puedes tomar tus propias decisiones... —le acaricia la mejilla. —simplemente estoy preocupado por ti. —pasa saliva con dificultad. —no quiero que nada te pase, no quiero que ella te haga algo porque se de lo que sería capaz si te lastima... y eso lastimaría a Christopher... y sería todo un gran problema y hasta podemos decidir ir por caminos separados. —traza sus labios con la yema de su dedo.

—¿A eso te referías cuando dijiste lo de la seguridad del equipo? —Erick se acurruca contra su toque.

—Tú eres mi equipo. —Joel susurra contra sus labios. —me refería a ti. —le da un corto beso en los labios.

—¿Confías en mi? —

—Con mi vida. —el rizado es rápido en decir.

—Confía en mi con esto entonces. —Erick le sonríe. —todo estará bien. —se coloca encima de él. —ahora ven aquí. —se inclina para darle un beso mientras trata de deshacerse de su camisa.

⪻⪼

Haise duerme hasta el anochecer, lo que no es ni siquiera lo suficiente considerando que se forzó a mantenerse despierta por semanas. Christopher está en la silla mecedora cuando ella se despierta, con un libro en sus manos el cual solo está viendo en vez de leerlo. Él se asusta cuando de repente ella se sienta con los brazos en forma defensiva y mira a su alrededor confundida.

—Hola. —el castaño dice, sintiéndose sin aliento.

Haise no dice nada, pero agarra la sábana en sus manos, sintiendo la sedosa textura, nunca había sentido algo así antes. No sabe que material es, pero le gusta la sensación que siente contra su piel. Cuando mira a dónde Christopher está tampoco dice algo, se le queda viendo fijamente y el castaño está seguro que es para asegurarse que no está armado.

—No estoy armado. —le asegura, mostrándole sus manos. —y si quieres, te puedes ir... nadie te va a detener, pero si quieres respuestas, yo te puedo ayudar con eso. —le da una sonrisa. —y te puedes quedar aquí el tiempo que gustes. —

Haise no dice nada y Christopher se toma eso como un no, pero a la misma vez ella tampoco se baja de la cama. Christopher sabe que no puede bombardearla con preguntas, o con cosas de su vida pasada, o decir algo que la haga reaccionar mal y entre en el modo de soldado del invierno otra vez.

—Dice que estoy muerta. —ella balbucea en un susurro casi audible. —en la exhibición, decía que estaba muerta... que había muerto en una misión. —pausa, paseando su mirada por la habitación. —pero estaban equivocados. —

—Si. —el asienta con la cabeza, muriéndose por acercarse a la cama y consolarla como lo hacía antes. —estaban equivocados, pero todos lo pensábamos... no teníamos ni idea que habías sobrevivido. —

—Dice que somos mejores amigos. —dice en un tono neutro. —¿están equivocados sobre eso también? —

—No. —Christopher es rápido en contestar. —no, tú eras mi mejor amiga... de hecho eras mi única amiga, la persona más importante en mi vida. —

SOLDADO DEL INVIERNO ‎✪ HAISETOPHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora