Capitulo 4

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¡Jesús!

Abro los ojos lentamente para ver donde me encuentro, no recuerdo casi nada, sin contar que tengo un martillo que se está encargando de martillarme la cabeza.

Observo lentamente el lugar donde me encuentro y me doy cuenta que estoy en la habitación de Anabelle, imágenes de todo lo acontecido anoche pasan por mi cabeza

¡Alexander!, ¡La Fiesta!, ¡Demonios!

-¡Anabelle!- grito, a lo que recibo un gran almohadazo como respuesta.- ¿Que paso anoche?, con el chico, ¿Qué paso, que te dijo?- recibo otro almohadazo.

-¿Te callas un momento?, estoy tratando de asimilar lo que está pasando- responde- el chico ese, no, el dios griego con el que hablaste, después que te busque y te encontré como una loca desquiciada riéndote por todo, toda borracha, el chico me ayudo a llevarte al auto mientras tu decías cosas incoherentes y luego el chico misterioso me dijo que cuando estés consiente que se volverían a ver y se fue.-suspira- ¿Contenta? ¿Me dejas dormir ahora?

-Sí, si- se tira de nuevo a la cama- ¡Ana! ¡Papa! ¿Él sabe que estoy aquí?- recibo otro almohadazo por su parte y responde con un gruñido que me imagino que es un sí.

Me levanto de la cama y voy directo al baño, Anabelle ha sido mi amiga desde que tengo conciencia, desde los 12, por ahí, y nuestros padres siempre han tenido una buena relación así que nos hemos acostumbrado a dormir en la casa de la otra algunas veces y esa es la razón por la que se dónde está ubicado el baño y cada cosa de esta casa.

Me lavo la cara, hago mis necesidades, salgo silenciosamente para no volver a despertar a Anabelle, me visto con mi ropa de ayer, amarro mi cabello en un moño, tomo mis cosas y las llaves del auto y con un ''Adiós Ana, gracias por todo'' me despido, después de recibir un almohadazo, claro.

De camino a casa solo pienso en Alex, ese chico misterioso de hermosos ojos azules, ¿lo volveré a ver como él dijo? Lo admito, siento mucho deseo de verlo, de sentirlo cerca pero a la vez no lo quiero ver, bueno si, pero lo quiero lejos, sé que es peligroso pero hay algo en él, no sé, la manera en que sus ojos me miraban, esos hermosos ojos que miraban a lo más profundo de mi, ya no sé ni que pensar.

Cuando llego a casa no me sorprende ver a mi nana con los brazos en la cintura y pidiéndome explicaciones de por qué no llegue anoche y preguntas como '' ¿te emborrachaste? '' o ''¿conociste a algún chico?'' y así por el estilo, al final le dije algunas cosas las cuales las mayorías eran ciertas y que no llegue aquí anoche porque Anabelle estaba muy borracha y era muy tarde para manejar de vuelta a casa. Se lo creyó no muy convencida y me informo que papa salió muy temprano a una reunión y no regresara hasta tarde.

Subo a la habitación, me ducho, lavo mis dientes, salgo de la ducha, me pongo unos shorts, una polera de los Rollins Stones y amarro mi cabello en una coleta. Me tomo una pastilla para el dolor de cabeza y bajo a comer algo ya que eran pasadas de las una y vuelvo a subir ya que tenía que estudiar y hacer algunas tareas.

A eso de las tres y media caigo en los brazos de Morfeo pero el pitido de mi celular me levanta a las seis de la tarde.

-¿Hola?

-Britt, te necesito, por favor, necesito que vallas al Mall conmigo, tengo que comprar un vestido para hoy y quiero estar linda y quien mejor que tú para ayudarme a escogerlo.

-No, lo siento Ana, pero estoy muy cansada además ayer me obligaste a salir contigo a una loca fiesta y viste como termine y no quiero salir otra vez, hoy no, y estoy estudiando.

-Britt me debes una, te recuerdo que ayer si yo hubiera sido otra te hubiera dejado por ahí tirada y borracha, y que hice, Bueno como buena amiga que soy deje a ese hermoso chico que es el que me invito a salir hoy por llevarte a casa a ti!, ¿puedes creer eso?, así que para lo que sea que estás haciendo que en 5 minutos te recojo.- Y cuelga, ella colgó!.

After the ImpossibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora