"El amor es física, el matrimonio química"
AMADO NERVO
Alejandro y yo nos casamos después de 8 años de novios, para algunos podría ser una eternidad y para otros lo suficiente para conocernos y saber lo que queríamos.
Nos casamos teniendo una visión de nuestro futuro, lo que no sabíamos, es que esa visión se tornaría totalmente diferente.
Igual que todas las parejas enamoradas, me casé con la expectativa que sería para toda la vida. Tenía a ese gran amor, que sientes que te apoya, te necesita, quieren crecer de forma conjunta, o por lo menos eso pensaba.
Nos casamos en una ex hacienda preciosa cerca de nuestra ciudad de origen, lo preparamos de forma meticulosa, vinieron nuestras familias y amigos la quisimos hacer de una forma pequeña, para que sólo fuera la gente que nos quiere, agregando uno que otro personaje invitado por compromiso social, en total éramos 100 personas viviendo nuestro día.
Y ahora que lo pienso no sé si nuestra boda fue una predicción, una señal de lo que sería el futuro; recuerdo que ese fin de semana que justo iniciaba la primavera el clima estaba terrible, hubo tormenta, para llegar al lugar del evento había deslaves por todo el camino, por consiguiente a todo el mundo se le hizo tarde, hacía un frío increíble, las habitaciones no estaban listas, mi maquillista tampoco llegaba, el auto que me llevaría se quedó atascado, así que me fui a llorar al cuarto donde estaba mi futuro esposo, sentía en ese momento que era el único que me podía entender, creo que él sentía igual.
Pero al final del día me estaba casando con mi mejor amigo, mi novio, era el que me apoyaba cuando me pasaba algo, allí estaba cuando lo necesitaba. Y yo creía que era mutuo.
Debo de confesar que cuatro días antes de la boda tuve que ir con un terapeuta, me sentía desesperada, también tenía terror, ¿Por qué? tenía miedo de que Alejandro fuera una copia de su papá y su hermano, personajes machistas y con un pensamiento un tanto retrógradas , yo siempre me he considerado una persona que lucha por la equidad, desde que tengo uso de memoria y siempre me he considerado una mujer independiente, y lo pensé de esa manera porque obviamente tenía más acercamiento con la familia política últimamente, y observé esos comportamientos que no comulgaban con mi filosofía de vida, mis valores y me causaba angustia que pudiéramos tener esos problemas viviendo juntos, además de cuestiones económicas, no sabía cómo nos acomodaríamos viviendo juntos, eran mis temores.
Recuerdo que el día que me fueron a pedir, el Señor que pasaría a ser mi suegro, no quiso mover un dedo para servirse siquiera un vaso con agua, quería que todo se lo dieran, pareciera que él hubiera nacido para que todo el mundo le sirviera y lo complaciera; también hizo un comentario que me pareció desagradable y de mal gusto, no sólo me sentí ofendida por mí, sino por mi familia, a mitad de la tradicional pedida de mano dijo que ojalá no le exigiera a su hijo lo que no tenía, ya que no era un persona con dinero sino de trabajo, obviamente no quise contestar a eso por educación, pero se me hizo fuera de lugar su comentario, que no sería el último, ni el único. Y ese comentario estaba dejando también muy mal parado a su hijo, ya que estaba demostrando que no confiaba en él.
Su hermana dio me dijo que ojalá fuera como una hermana parte de la familia, cosa que nunca pasó, creo que de forma inconsciente, era preferentemente estar un poco lejos, pasaría a ser mi familia política pero no quería que hubiera problemas.
¡¡Regresamos a la boda!!, ya estando todo listo, o por lo menos lo importante, los novios listos, partimos a la iglesia, ¡bendita señal! estaba cerrada, aún no llegaba el sacerdote que oficiaría la ceremonia, llegaría unos 15 minutos tarde. Apenas si logro recordar la misa, estaba muy nerviosa, tengo momentos de lucidez, recuerdo que después de la misa descansamos, nos sentimos aliviados y acordamos divertirnos, hasta pasamos a la plaza del lugar por un rico elote para mí y de ahí al evento.
La entrada de la hacienda se veía hermosa, llena de antorchas, iluminada por todos lados, le hacía justicia a la fachada que tenía más de 200 años, llegamos al bar del lugar donde llegó el mariachi. Y nos tomaron fotos con todos los invitados, las fotos quedaron preciosas, cabe mencionar, al final la lluvia tuvo un protagonismo especial. Después de una hora de estar en ese bar acompañados de la música, se acomodaron a los invitados en las mesas correspondientes, y ahora sí tuvimos nuestra entrada oficial marido y mujer, todo se veía increíble, aunque un tanto pequeño el espacio, tratamos de que todos se involucraran en ésta nuestra historia, se dieron discursos, nos desearon lo mejor, bailamos el clásico vals con una canción que a mí me encantaba (creo que a él le dio igual cual canción se eligió para los dos) la elegí porque la escuché en una película "el estudiante" "solamente una vez de Agustín Lara" y me gustó porque en esa película había un amor que duraba para toda la vida, con sus altas y bajas, pero al fin y al cabo hasta que la muerte los separó.
Después bailamos el vals con los padres donde prácticamente se me quemó el vestido con los fuegos artificiales, la verdad no le di mucha importancia al vestido, y Alejandro se portó como todo un héroe corriendo para apagarlo. Creo que hasta fue uno de los momentos inolvidables de la boda.
Pasamos todos los protocolos, aventé el ramo y él aventó el liguero, donde todo el mundo se cayó como pinos de boliche gracias a la lluvia, otro momento inolvidable y gracioso. La cena deliciosa, estilo buffet italiano, los postres increíbles.
Después de la cena fue divertirnos y convivir con todos, pero pasó algo curioso, en la fiesta no estuvimos mucho tiempo juntos, cada quien convivió con su gente, cuando me hubiera gustado tener esa conexión justo en nuestro espacio.
Yo estaba muy estresada ese día (y durante todo el proceso de la organización), también preocupada por la comodidad de los invitados, la comida, que los postres estuvieran listos, que llegara la banda. Debo aceptar que descuidé lo más importante, a nosotros, y sé que ese día ya no se va a repetir, por lo menos con él. Me arrepiento de no dejar fluir las cosas, de tener mi mente en otros asuntos, menos de pensar en nosotros. Me arrepiento de no disfrutar el momento, de que en mi noche de bodas, aunque estábamos terriblemente cansados, lo hubiera querido pasar platicando, disfrutándonos, pero debo aceptar que había otras cosas en mi cabeza y para nada me gustó irme a dormir enojada con el que ya era mi esposo.
Dormimos muy poco, al día siguiente había que atender a los invitados y seguía un poco preocupada por eso, pero por lo menos nos levantamos menos molestos, me tocó bañarme con agua fría, para despertar, seguíamos con un clima muy frío, y seguía lloviendo. Pero salimos a desayunar y atender a la gente, con ayuda de nuestras familias por supuesto.
Todos nos regresamos a la ciudad, unos se fueron a pasear, otros a comer, yo quería o sentía la necesidad de estar con mi familia, aún no captaba que estaba casada me sentía extraña.
Me sentía dividida, me sentía rara siendo la esposa de alguien, ahora sí era real todo.
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ADIÓS, FUE UN GUSTO
RomanceFernanda enamorada de Alejandro no se da cuenta que las cosas ya no son como antes. Sin muchas explicaciones él decide terminar la relación dejando muchas dudas y un corazón roto.