El casado casa quiere

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"Convivencia es, ante todo, compartir, participar en la vida ajena y hacer participar al otro en la propia"

ENRIQUE ROJAS

Regresando de la boda, llegamos cansados, y a comprar lo necesario para el abastecimiento del hogar. No puedo negar que Alejandro se esforzó mucho para poder tener la casa arreglada, para cuando llegáramos, había cortinas, el comedor acomodado, refrigerador, todo lo que habíamos comprado ya estaba listo, lo demás ya veríamos que nos hacía falta en el camino.

El entró a trabajar el Lunes inmediatamente, después de la boda y yo hasta el Martes, me preocupaba como nos acomodaríamos para nuestros trabajos, ya que como tengo muchos, son varias rutas y me decía también que ya nos iríamos acomodando, lo que más me preocupaba era cuando yo entraba a las 7, ya que a él no le gusta levantarse tan temprano, y su impuntualidad, que fueron mis primero enojos, no llegaba a tiempo a los trabajos a veces por él y otras por mí, lo acepto. También a veces tenía que ir por mí al trabajo y llegaba tarde, aunque entendía era por su trabajo, no le gustaba que le marcara seguido para ver a qué hora llegaba por mí se sentía presionado y hostigado. Más adelante opté por aprender a manejar, animarme por fin, porque la verdad antes no tenía necesidad, pero ya había salido de mi espacio y mi zona de confort, tenía que quitarme ese miedo.

Y salió la oportunidad de un coche, (el cual todavía tengo), lo compré, tenía mis ahorros para eso, y me apoyo con algo de dinero, lo cual le agradezco, además de meterle varias cosillas que le hacían falta al auto, yo sé que en ese momento lo hizo desinteresadamente y con todo el cariño del mundo.

Comenzaron mis clases de manejo, lo cual fue otro motivo de pelea, para mí, en realidad fue cuando me dijo, mi hermana es muy cuidadosa para manejar, al principio ella estaba así como tú y ahora lo hace muy bien. Él siempre me regañaba al momento de mis clases, y a lo mejor no hacía consciente las comparaciones, pero me molestaba que quisiera hacer comparaciones de gente que considerara perfecta. Yo siempre me decía soy única y yo aprenderé a manejar como se me pegue la gana, obviamente con los cuidados que de requieren. Ya había pasado como un mes o más y le dije necesito el coche para moverme, al inicio no estaba tan convencido, pero le dije lo siento ya no puedo depender de ti es ridículo que esté así. Esa también fue causa de molestia.

Otra era adaptarnos en quién iba a pagar qué, yo lo quise platicar antes de la boda y por lo regular terminábamos enojados. Siempre le reclame su falta de interés en el ahorro. A regañadientes nos acomodamos, el pagaba hipoteca y otros gastos y yo la comida, mantenimiento, agua, luz, gastos generales dentro de la casa.

Siguiente inconveniente no le gustaba como hacía los quehaceres de la casa, eso incluía los trastes, así que siempre terminábamos reclamándonos cosas, le dije que entonces él los lavara y fin de la discusión. Obviamente todo eso pasó en el transcurso del primer año, y yo me fui dando cuenta que tan meticuloso era, llegando a ser obsesivo, y yo no le daba tanta importancia (éramos como el agua y el aceite) a las cosas, para mí simplemente son cosas, lo importante éramos nosotros, mejor optamos por contratar a una Señora para que nos ayudara en las labores domésticas y eso ayudó bastante, aunque siempre había también señalamientos que no le gustaba como, trapeaba o como lavaba, en parte digo que era el bendito perfeccionismo que lo perseguía. Yo estaba feliz de quitarme esa carga porque llegaba muy cansada de trabajar, los dos trabajábamos de lunes a sábado y antes de que la señora nos ayudara el único día que nos quedaba libre lo dedicábamos a limpiar.

Yo nunca fui una mujer sumisa, y ni siquiera de esas personas que llegan para atender al marido o novio, acuérdense que creo en la equidad, así que creía que nos debíamos apoyar mutuamente, y él me decía que estaba de acuerdo, pero llegaba del trabajo y no me ayudaba con la cena, y a veces él llegaba primero y yo cansada, también trabajaba muy duro para nuestro futuro. Sí me ayudaba con labores del hogar no me mal interpreten, pero créanme que llegó a ser una cosa verdaderamente imposible hasta de hablar, la verdad es que estábamos en igualdad de condiciones sobre todo por el cansancio laboral, y decía que era muy exigente y decía las cosas de mala gana.

ADIÓS, FUE UN GUSTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora