Tiempo al tiempo

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"No hay nada como el hogar y la familia para estar realmente cómodo"

JANE AUSTEN

Nos hicimos mucho daño de ambas partes sin hacerlo consciente en ese momento, era tanto el daño que ya estábamos enfermos y desgastados, emocionalmente y físicamente, yo ya no podía dormir, necesitaba medicamento, me la pasaba estresada, y la mayoría del tiempo sola, nuestras peleas aumentaban y las reacciones que yo tenía no eran las adecuadas, terminaba aventándole literal la vajilla. No sabía cómo comunicarle que estaba frustrada y no sabía cómo arreglar nuestra situación, por esa razón terminé alejándome, bastante. Era un estira y afloja.

Él a su vez era cada vez más indiferente, estaba harto y cansado de nosotros, y trabajaba cada vez más, para llegar más tarde y para no encontrarnos. Nos habíamos convertido en esas parejas tóxicas de las que nunca piensas ser.

Decidimos ir a terapia de pareja o más bien le insistí para ir a terapia de pareja, fuimos a tres lugares diferentes.

La primera vez fuimos a una sola sesión, y dice que con esa tuvo para que yo lo lastimara con un ejercicio que hizo la terapeuta, nos puso de frente y nos preguntó si en ese momento estábamos listos para sanar las heridas (algo así) que diéramos un paso al frente, y yo con toda honestidad di un paso atrás , me sentía muy vulnerada en ese momento, y no que no lo amara o quisiera solucionar las cosas, por algo sugerí esa terapia, pero me sentía defraudada, perdida, confundida, había mil cosas en mi cabeza. No era mi intensión lastimarlo.

La segunda vez fuimos con un terapeuta que me habían recomendado, y sacamos todas nuestras frustraciones, lloraba todo lo que podía, no me sentía comprendida y le reclamaba los celos, y él que yo provocaba la falta de confianza, y que era una mentirosa. Teníamos muchas cosas acumuladas, un día nos dejaron un ejercicio para volver a conocernos y decidimos salir a un pequeño bar, que estaba solo para contestarlas, y me dolió ver que a la mitad del cuestionario se estaba durmiendo. Lo vi como falta de interés, y me molesté, decepcioné, lo tomé como una ofensa a nuestra relación. Un día en terapia individual me comentó el terapeuta que era muy difícil entablar una relación como yo la quería con él, porque Alejandro era bastante cuadrado en su forma de pensar. Se lo dije pero, no me creyó, o no creyó que el terapeuta hubiera realizado ese comentario.

Después de unos cuatro meses de sesión Alejandro dijo que esas cosas las podíamos resolver nosotros que se le hacía muy tonto tener que ir a terapia, salía muy caro y además no se veía como muy clara la situación que simplemente teníamos que negociar, nuestros puntos, me pedía a no regresar y accedí.

Yo cada día estaba más cansada y como en tres ocasiones quise de verdad irme de la casa, no era chantaje, ni broma estaba tan mal emocionalmente y físicamente, que necesitaba salir corriendo de allí, él me decía que para que iba a llevar problemas a casa de mis papás que nos arregláramos en nuestra casa. La cuestión es que la casa no la veía como un hogar como nuestro hogar, significado de hogar: Voz patrimonial del latín focaris 'de fuego', derivado de focus 'hogar'. Por metonimia pasa a designar 'domicilio habitual' y 'ambiente familiar' por asociarse antiguamente a la unidad familiar. De la familia etimológica de fuego (V.).

Y ¿qué creen? yo no sentía esa unión familiar para nada, él lo veía desde otra perspectiva, como el lugar donde se esforzó por obtener y hacer.

Así que un día no aguanté más y huí de allí, fueron unos cuantos días, y le propuse nuevamente ir a terapia, porque ya no aguantaba más, apenas si nos hablábamos, apenas si nos tocábamos, yo lo llegué a rechazarlo varias veces físicamente, ni siquiera un beso. Y ahora sé lo que duele, pero realmente estaba mal, mis reacciones y acciones, ya no ser las mismas, estaba perdiéndome. Y necesitaba ver si podíamos tener solución.

La última terapeuta era joven, nos dejaba ejercicios, y no los hacíamos, siempre teníamos pretextos, también eran los mismo reclamos de siempre, celos y falta de confianza las principales. Duramos unos seis meses en terapia, a veces salía bien, otras mal, la última me dijo Alejandro allí en terapia que ya estaba cansado y que necesitábamos separarnos, ese día salí muy mal de allí, tal vez porque siempre guardé la esperanza de nosotros. Después le pedí que lo volviéramos a intentar y negociar, él me pidió dejar lo que más me gustaba hacer, bailar. Y accedí, pero a la larga eso me hizo sentir muy mal conmigo me estaba traicionando a mí, estaba haciéndome un lado, cuando en realidad sabía que no estaba haciendo nada malo cuando salía a bailar, acepto que cuando lo hacía lo hacía a escondidas y fueron pocas veces, pero no sé mentir muy bien, y siempre me descubrieron, por eso pasé a ser una mentirosa y por eso quebranté su confianza, por hacer lo que me gusta hacer, y siempre le decía que así me conoció bailando, y sabía también que daba clases de baile, lo que no soportaba era la idea de que alguien más me tocara ,era impropio según él, y me pedía que me pusiera en su lugar, aunque le decía que íbamos con las amigas y un amigo que le caía muy mal, porque decía que yo a él le gustaba desde siempre, y no lo podía ver, para nada, un día nos lo topamos en una plaza por casualidad y al momento de verlo, agaché la mirada para no saludarlo porque sabía que iba a provocar un súper problema, y sí hubo problema y reclamo seguro, ésta vez fue porque no lo saludé, para Alejandro significaba que escondía algo, me estaba cansando, de que sospechara de mí, sobre todo con ese amigo, que lo digo con toda la seguridad del mundo, que si nada más quedara mi amigo, un chango y yo en éste planeta, prefiero volverme zoofílica y disipar la esperanza de una nueva raza humana. Pero Alejandro jamás me creyó y a mí me daba ya miedo tener que encontrármelo. Me daba miedo querer salir con mis amigas, me sentía como un adolescente con su papá que no la dejaba salir o pedir permiso. Alejandro siempre me dijo "no te prohíbo salir y no lo voy a hacer, al contrario te hace falta, pero ya sabes que es lo que no me gusta que haga". Así que sus declaraciones me dejaban peor, era confuso su mensaje. Me sentía reprimida.

Poco a poco sentía que estaba perdiendo mi identidad y dejaba de ser feliz, él a veces salía los viernes y sábados ya ni siquiera lo quería acompañar a ningún evento social, no me sentía bien. Pero llegó un punto donde toqué fondo estaba tan perdida en la relación, tan infeliz, miserable, deprimida y además tenía miedo de comunicarle cualquier cosa a Alejandro no sabía cómo reaccionaría, tanto así que un día me asaltaron y no le quise decir porque imaginé que iba a pensar que era una idiota y me diría te lo dije, (Pero reaccionó de una forma distinta y se lo agradezco infinito).

Era tanta mi presión con la relación que un día llegando de trabajar me insulté todo lo que pude y me comencé a golpear, terminé por todos lados con moretones y llorando en un cuarto viendo mis fotos de la infancia, cuando tenía una enorme sonrisa, de lo que quería ser, como mis sueños permití que se fueran. Él terapeuta me dijo que había tocado fondo y que tocar fondo, es muy válido a veces necesitamos eso, para poder salir del fango.

Alejandro me decía también que tenía miedo de mis reacciones, que a veces no sabía ni como decirme las cosas, no sabía cómo tratarme o si le podía hacer daño a su persona.

Yo simplemente ya no sabía cómo vivir allí, así que ese día de verdad y de todo corazón sin ganas que Alejandro me detuviera, agarré mi maleta empaqué varias cosas, puse otras en una sábana, y lo que me dijo es "estoy de acuerdo pero hay que hacerlo mañana, te llevo y le explicamos a tus papás cuál es nuestra situación". Así pasó me llevó con mis papás y les dijo que tenía miedo de mis reacciones, y que nos íbamos a separar, les dije a mis papás que necesitaba estar bien yo, que no me sentía ni me veía bien, necesitaba reconstruirme.

Cuando pasé a ser un segundo plano, me di cuenta, que tenía que irme de allí para sanar. Tenía que amarme a mí primero antes de amar a los de alrededor.

Así que con la decisión tomada, yo poco a poco en el transcurso de las distintas semanas recogía mis cosas de la que hasta ese momento había sido mi casa, pero no mi hogar.

Al principio lloraba mucho por todo, pero luego todo fue cambiando me fui transformando poco a poco en alguien que ni siquiera yo reconocía, pero para bien no me malinterpreten.

ADIÓS, FUE UN GUSTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora