La felicidad es una mariposa

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Campus de Harvard 2007

-Escuche que vas a salir con Nicolás.

Henry se para a mi lado y comienza a caminar conmigo por el campus.

-No sabía que cancelaste tu cita con él para salir conmigo.

Me detengo y lo miro.

-¿Él te contó?

Henry pone las manos en sus bolsillos y mueve su cabeza.

-No, no sabía que eras tú de quién él hablaba. Pero hoy en una clase dijo tu nombre y lo supe. Realmente estaba triste cuando cancelaste su cita.

No le digo nada y sigo caminando.

-Amelia lo siento, siento no haber llamado, siento haber sido un idiota después, en serio lo siento. Siento haberte lastimado, sé que mereces algo mejor que yo.

-A veces un lo siento no soluciona nada, tampoco ayuda a curar las heridas.

Me vuelvo a detener y lo miro a los ojos.

-Quiero perdonarte, en serio, pero necesito tiempo, creo que lo mejor seria olvidar lo que paso y empezar de nuevo. Pizarra limpia, desde cero. Pero no hoy y tampoco mañana.

-¿Cuándo?

Me encojo de hombros y sigo caminando. Esta vez él no me sigue.

¿Porqué no lo puedo sacar de mi cabeza? ¿Porqué sigo pensando en él? Empiezo a creer que este extraño cosquilleo que siento en mi estómago cuando pienso en él son mariposas ¿Cómo llegaron ahí? Antes las mariposas me parecían algo lindo, me gustaba verlas y admirar sus colores, la forma que se posaban sobre las flores pero en este momento les tengo miedo. Me aterra la sola idea de saber que lo que siento son mariposas, no quiero sentir mariposas en mi estómago. Tal vez es solo hambre y yo me estoy preocupando de más.

-¿Porqué no te puedo sacar de mi cabeza Nicolás Mayer?

Es culpa de él y su sonrisa traviesa, es culpa de esos ojos azules. De la manera que tiene de hacerme olvidar de todo lo demás. ¿Mira lo que me haces Nicolás? Me tienes divagando como una adolescente insegura. Como si no hubiera tenido suficiente huyendo de él toda esta semana. Ha sido una semana larga en donde me e cuestionado si debo o no ir a esa cita, es solo una cita. Él va a llegar, él no me va a dejar plantada.

-Ilumíname Jesús ¿Qué debo hacer?

-No creo que a Jesús le interese con quién te acuestas.- Me dice Stella con una sonrisa.

Stella es mi compañera de habitación, ella es de Chicago y tiene todo un aire espiritual aunque su forma de hablar no es nada pacífico. Es agresiva cuando debe serlo. La veo encender esas extrañas velas con aroma a lavanda antes de sentarse en el piso sobre un enorme cojín café.

-¿Sobre qué quieres ayuda?

Quiero dejar de sentir mariposas en mi estómago. Quiero dejar de pensar en él. No quiero que él me decepcione. No quiero sufrir. Son muchas cosas para pedir y creo que tal vez los Santos están demasiados ocupados en cosas mas importantes que mi vida amorosa.

-Sobre nada, olvídalo.-le digo a Stella.

-¿Porqué te preocupa tanto esta cita? ¿Has tenido citas antes verdad?

Por favor, no dejes de amarme ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora