Hay algo diferente en la casa cuando llego. No he dado ni dos pasos dentro y lo siento, un aire diferente. Se siente vacío y hay un silencio bullicioso. Falta algo pero no puedo saber que es. Tal vez Amelia movió algo, tal vez cambio las cosas de lugar, ella suele hacer eso. Le gusta mover las cosas cada cierto tiempo, también pinta las paredes de tonos diferentes cada año.
-Amelia, estoy en casa.-digo cuando cierro la puerta.
Pero no hay ninguna respuesta, su auto estaba en el garaje así que ella no ha ido a ningún lado. Tal vez solo sigue molesta conmigo y me da el trato silencioso, mi esposa tiene una casa en el país Pasivo-agresivo y lo visita más veces de las que ella quiere reconocer. Dejo mi maletín sobre la mesa del comedor y camino con el ramo de peonias rosadas, las flores favoritas de mi esposa. Subo las escaleras y me sorprende que todo siga en silencio. Son las siete de la mañana, ella debería estar preparándose para el trabajo, pero no escucho sus pisadas o la suave música que pone mientras se arregla. Ella pone música todo el tiempo y no hay algo que haga sin música.
-Amor, estoy en casa-digo mientras abro la puerta de nuestra habitación.
Pero ella no esta aquí. Ella no esta en ningún lugar. Me detengo en el marco de la puerta y observo la habitación, todo esta en su lugar, todo esta ordenado pero yo veo la diferencia aún sin entrar en la habitación. Todo esta en calma pero yo siento como la tormenta se avecina, siento que camino sobre ruinas de lo que una vez fue un matrimonio feliz. ¿Así se siente ella cuando está sola aquí? Nada se esta quemando, nada esta roto, nada esta fuera de lugar pero todo es un gran caos. Es la tranquilidad lo que me asusta, es el silencio lo que me mantiene inmóvil en la puerta.
-Amelia.-digo en un susurro con la esperanza que ella responda.
La conozco, la he conocido por doce años y debí intuir que ella haría algo así. La empuje demasiado y ella se fue, es lo que su familia le enseñó hacer, es como ella enfrenta los problemas que involucran sentimientos, ella se va. No puedo recordar como empezó todo a ir en picada, no puedo recordar en que momento empecé a trabajar más y a pasar menos tiempo con ella pero si puedo recordar la primera vez que ella me lo dijo, sus palabras, sus gestos, todo esta grabado en mi mente.
Ella está sentada en el tocador cuando llego. No lleva nada de maquillaje y esta cepillando su cabello. Tiene una bata azul larga y me mira por encima del hombro cuando entro. Me siento en la cama, me quito los zapatos y la camisa. Ella se levanta y viene hacia mí. Se para en medio de mis piernas y pone sus manos alrededor de mi cuello.
- Como abogada de divorcios puedo decirte lo que dicen las estadísticas sobre el matrimonio, sobre cuanto duran las parejas que se casan jóvenes. Puedo decirte las estadísticas de lo que dura un matrimonio si te casas con tu mejor amigo. Hay tantas estadísticas pero me niego a que nosotros seamos algo tan frío como una estadística. Me niego a renunciar al amor de mi vida, te amo, somos Amelia y Nicolás, no nos conformamos hasta conseguir la perfección, nosotros no nos rendimos.
Amelia acerca sus labios a los míos y me besa.
-Lamento llegar tarde, Amelia.
-Sé que lo lamentas.
-No volverá a suceder.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo, yo nunca llego tarde si se trata de una cita contigo ¿Recuerdas?
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Por favor, no dejes de amarme ✔
RomanceCuando el cura dijo: Hasta que la muerte los separe. Nadie me advirtió que la muerte vendría en forma de una secretaria piernas largas y cabello castaño. Y que en menos de tres meses el hombre que juró amarme para siempre se "enamoraría" de ella tir...