El principio del fin

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Boston, 27 de octubre del 2012

Una promesa de un para siempre.

Dos corazones enamorados.

Tres de octubre.

Cuatro veces que se han dicho hoy te amo.

Cinco años de conocerse.

Crecí en un hogar con padres que no se amaban y donde no me dijeron que me amaban ni una sola vez. Crecí sin amor y jamás soñé con el día de mi boda. Pero aquí estoy a una hora de casarme, de pasar el resto de mi vida con el hombre que amo. Nicolás no se parece a nadie de mi pasado y mi relación con él es totalmente lo opuesto a la de mis padres. Somos Amelia y Nicolás, como dice él, esta en nuestro destino encontrarnos y pasar nuestra vida amándonos.

-¿Estás lista?-me dice Ana mientras entra en la habitación.

Ella me mira y suelta un silbido antes de ponerse a saltar de emoción haciendo que sus risos negros se muevan en todas las direcciones. Fue idea de Gianna peinar a las damas de honor con rizos al costado y debo decir que fue una gran idea porque se ve elegante pero nada demasiado pomposo. El color verde olivo de los vestidos los escogí yo y al ver a Ana veo que fue una buena elección.

-Te ves hermosa, me siento tan feliz que en pocos minutos vamos hacer cuñadas y hermanas oficialmente porque en mi corazón tú ya eres mi hermana.

Ana es así, habla mucho y se emociona por todo.

-Yo también estoy emocionada Ana, muy feliz y emocionada.

Gianna entra junto a Stella ambas se estaban riendo pero cuando me ven dejan de reír y llevan sus manos a su boca por la sorpresa.

-Te ves hermosa.-me dice Stella.

-Adoro tu vestido.-dice Gianna.

Stella esta con su vestido de dama y Gianna con un hermoso vestido azul claro. Miranda entra con mi ramo de peonias.

-Debo decirte que mi hermano esta ansioso.-me dice ella mientras me entrega el ramo.- Seguro pensando en lo que harán en su luna de miel.

-¿Hay algo del Kama Sutra que no hayan hecho ya?-me pregunta Stella en tono juguetón.

Gianna empieza acomodar mi velo para salir de la habitación.

-¿Mi mamá llegó?-le pregunto a Miranda.

Ella hace una mueca y sé la respuesta a mi pregunta antes que ella la diga.

-No, lo siento.

-Yo no, esta bien, sabía que no iba a venir.

Mi madre no ha estado presente en ningún gran momento de mi vida. No me sorprende que no esté aquí, seguro mando un gran regalo  y una tarjeta con una disculpa estándar que utiliza con todos. Igual que lo hizo en mi graduación de la Universidad.

-Pero tu hermana esta aquí.

-Si, me dijo que vendría.

Rebeca me llamo hace dos semanas para decirme el esfuerzo que iba hacer para acomodar su agenda y asistir a mi boda. Me sorprendió su llamada y más aún que decidiera venir.

Por favor, no dejes de amarme ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora