Los Secretos Nos Destruyen

Capítulo 21

Especial de Halloween
Parte 3/3

El terror era más que evidente, siempre fui yo su primer objetivo.

No quería morir, y mucho menos en sus manos.

-A, empezó a recorrer la habitación sabía que yo no había podido salir de allí.

Intentaba hacer silencio aunque las ruedas del tren y el viento golpeando las superficies metálicas, almenos me ayudaban.

-A empezó a recorrer los rincones de la esquina del vago diagonal a mi, después la que estaba a mi lado y ya venía a levantar la bolsa y me Hiba a encontrar.

No sabía que hacer pero mi subconciente me gritaba "¡Corre!".

Llevante la bolsa y a paso de rayo corrí en dirección a la puerta para devolverme todos los vagones hasta la fiesta.

No voltee a mirarlo la adrenalina me invadía, de mis ojos se salieron lágrimas que se deslizaron por mis sucias mejillas por el polvo del vagón.

Y a pasos agigantados llegue a la puerta, pero para mí sorpresa y desgracia, -A la había bloqueado.

Me quedé paralizado, con la mano en la fría y sucia manija, ya era evidente, no podía escapar de -A.

Allí fue cuando vi a Daniela y a Alexandro dos vagones atras.

No entendía si yo había pasado corriendo por allá, ¿porque no me habían visto?.

Sin pensarlo dos veces les grite, – Auxilio –, – ¡Ayúdenme!–.

Pero era inútil no me escuchaban.

Escuché una barra alparcer de metal golpeando el piso del vagón hecho también del mismo material.

El sonido esnsordecedor inundó mis oidos, voltee con lágrimas en mis ojos, y la garganta ardiendome, para ver la muerte a los ojos.

Cuendo voltee completamente, Vi a -A, aún encapuchado, con una barra de metal en su mano derecha, el la levanto con las dos manos, la mando hacia atrás de su cabeza como tomando un bate, y con fuerza la envío a mi cabeza, mi estímulo fue gritar tan fuerte como pude, pero cuando sentí el frío de la barra de metal en la cabeza justo arriba de mi oreja izquierda, todo se volvió oscuro e inerte.

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Daniela:

Daniela: ¿Escuchaste eso?

Alexandro: ¿Que cosa?

Daniela: Como un grito, estába segura que había escuchado un grito de auxilio.

Alexandro: A duras penas te oigo a ti, el ruido de los rieles y el viento no me dejan oírte.

Daniela: Entremos a un vagón.

Nos dirigimos a el vagón seis, donde estaban las reservas de bebidas y comida de la fiesta, habían muchos bocadillos y dulces como gaseosas, nos sentamos en el piso y tomamos un tarro de bolitas de queso y una gaseosa de manzana, nos sentamos mirandonos de frente al lado de la puerta que daba a la intersección. Con el vagón siete, estábamos muy alejados de la fiesta.