Capitulo 22

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1 Semana después de la fiesta del tren

Era bueno sentir el ambiente escolar después de el infierno que hemos vivido mis amigos y yo estos últimos días, almenos estar al aire libre me ayuda, aún siento la falta de aire que sentía cuando estaba encerrado en ese ataúd, pero no me gustaba pensar en eso, aunque mis amigos cada vez que estábamos en privado no dejaban de hablar de eso.

Nos encontrábamos en la caseta del colegio a punto de almorzar, recién habíamos traidos nuestras bolsas con nuestros almuerzos, el sonido de los niños jugando y gritando era ensordecedor, pero terapéutico, no nos venia mal algo de normalidad, y que mejor que el ambiente escolar.

Peña: A alguien le vino ese almuerzo podrido, porque huele horrible.

Era verdad, por andar pensando en otras cosas no había notado el olor nauceabundo que provenía de alguna de nuestras bolsas.

Daniela: Abran Eso rapido, y cuando sepamos cuál es lo botamos, dijo Daniela tapándose la nariz con el brazo.

Todos procedimos a abrir nuestros  almuerzos, y ninguno de nosotros pudo evitar lanzar un grito ahogado.

Era una escena horrible, en vez de almuerzos teníamos ratas muertas con un papel en su boca.

Volvimos a cerrar las bolsas y nos dimos tiempo para recuperar el aliento.

Alejandro: ¿Que putas fue eso?

Me parecía estúpido esa pregunta era más que obvio lo que estaba pasando.

Franco: Alejandro, a lo bien te atrevez a preguntar.

Peña: Pues quien más va a ser Alejandro, obviamente -A.

Daniela: Ya estoy mamada de ese mounstro que se consiga una vida ese hijueputa.

Franco: ¿Ahora que pasara con nuestros almuerzos?, Agregue a la conversasion mientras me preguntaba, ¿Cómo -A puso esas ratas allí antes de que los recibieramos?, ¿Los puso antes de que nos lo trajeran, o dentro del colegio?, ¿-A, Estudiara con nosotros?

Alejandro: ¿Que vamos a hacer con los papeles que hay en la boca?

Peña: Yo no voy a tocar eso.

Daniela: Yo tampoco.

Cómo siempre me tocaba a mí hacer el trabajo sucio.

Franco: Yo lo hago, manada de inservibles.

Acerque de nuevo la bolsa y conteniendo aire la abri, no más el aspecto de esa rata me daban nauceas.

Tome con cuidado el papel que había en sus dientes y se lo arranqué.

Solté el aire, y de nuevo volví a tomar, aún esas asquerosas partículas inundaban el ambiente.

Abrí la nota, la cual llevaba un mensaje, de nada más ni nada menos que la perra de -A.

Tome la nota, la acerque a mis ojos y la leí en voz alta.

Recuerden que aún sigo aquí perras

-A

¿Acaso no se podía ahorrar ese mensaje y dejarnos comer?.

Daniela: Como lo odio.

Peña: Y lo peor es que no tenemos nada sobre ella.

Creo que ya es el momento de contarles lo que se sobre -A, bueno almenos lo que pasó en el taxi de camino a la casa de peña.

Franco: Emma, chicos, yo tengo algo que decir, dije pausadamente.

– Habla –, respondieron ellos en coro.

Los Secretos Nos DestruyenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora