“Junto a ti”
Estaba usando la laptop de papá luego de que Dusty se las arreglara para descomponer la mía. La había tirado del escritorio. Eso termina sacando de quicio a mi mamá, lo suficiente como para hacerlo dormir afuera durante una semana. No me dejaba meterlo, por nada del mundo.
Le respondí el mensaje a Augustus y bostece. Byron se despidió de mí y Maureen estaba mandándome un montón de mensajes. Hace dos años que había descubierto porque las niñas se portaban tan extraño. A lo que había escuchado, me consideraban “lindo” y ____ me había contado que cuando las encontraba en los baños de la escuela, escuchaba a algunas chicas decían cosas sobre mí, Augustus y otros de mis compañeros. Y a los doce años había tenido mis primeras citas. Las niñas me parecían más lindas y ya no tan raras.
Cuando a la escuela llegó Lorena, una linda niña de cabellos negros y ojos azules. Desde el momento en que la vi, me gusto su manera de sonreír. Varias veces la invite a salir al parque y a comer un helado, pero por el momento no estaba buscando novia. Aun me sentía un mocoso.
Escuche que un auto se estacionaba enfrente de mi casa. Deje la laptop y me asome por la ventana, cuando aparte las cortinas fue tarde, el auto ya estaba yéndose.
Baje a preguntar a mamá quién había venido. Mis ojos se encontraron con los de _____ y pude sentir como algo en mi interior estaba mal. Llevaba una pequeña maleta, de nuevo.
— Hola. – sonrió. – mamá dijo que sería genial que volviera a quedarme a dormir.
— _____, tus papás…
— ¡Luke! –me reprendió mamá. –ayuda a ____ con sus cosas y diviértanse.
Asentí con la cabeza y me acerque a ella. ____ dio brinquitos cuando subimos las escaleras mientras cargaba su oso de peluche. Desde hace semanas que ____ se quedaba a dormir en mi casa, por lo menos una vez a la semana. No había necesitado que mamá me lo dijera, sabía exactamente qué estaba pasando.
Los padres de ____ solían discutir, lo sabía porque una vez los había oído. Estaba en la habitación de _____. Los gritos se escuchaban hasta allá. Ella simplemente se tapo los oídos y cerró los ojos, asegurándome, que era normal.
Desde ese día no me gusta ir a su casa, pero siempre la traía a la mía. Mamá estaba al tanto de la mala situación por la que estaban pasando Delia y Michael, nunca se oponía cuando le menciona algo acerca de invitar a comer a ____ o cuando Delia la traía.
Deja su maleta a un costado de la puerta, ella fue por un poncho. Esto se estaba volviendo costumbre, al grado que ella sabía exactamente donde estaban las frazadas y donde acomodarlas para improvisar una cama.
Suspire, no le respondí a Maureen y me despedí de Augustus. Cerré la laptop y me gire a mirar a _____. Ella estaba sobre mi cama jugando con su oso de peluche. Notó que la veía y sonrió.
— ¿Por qué estás triste, Luke? –pregunto. – ¿es porque Dusty rompió tu laptop?
Sacudí mi cabeza. Ella se bajo de la cama y se acero hasta a mí.
— ¿Por qué estás triste?...
— Por nada. –mamá me mataría si le contara. Y probablemente ella no entendería.
— ¿Es porque no te abrace aquella vez? -inquirió asustada. –lo siento, lo siento. Si quieres… puedes darme un abrazo ahora.
Sonreí. Ella era muy inocente, probablemente ni le pasaba por la cabeza que sus padres estaban a poco de divorciarse. Extendí los brazos y la envolví, a ella le gustaba cuando la levantaba por los aires. Se rió al momento de sentir sus pies en el aire y oculto su rostro en mi hombro. Luego de que la baje, ____ me miro con una sonrisa.
— ¿Mejor? –pregunto.
Sonreí y entrecerré los ojos.
— Sí, mejor. –dije.
— ¿Seguro?, porque si quieres puedo darte otro abrazo. –dijo y yo reí.
— Estoy bien, lo juro.
— ¡Bien! –su sonrisa se marco más.
Terminamos viendo un montón de películas. La mayoría eran de comedia y dibujos animados. Y cuando se hicieron las doce, ____ no aguanto más y se quedo dormida en mi hombro. Sonreí, ella me había jurado que podía quedarse despierta toda la noche.
Estábamos sobre su “cama”, así que solo tuve que recostarla con cuidado. Apague el televisor y subí a mi cama, tapándome con las enormes sabanas, me quede cerca del borde de la cama, las ventanas estaba abiertas y la luz de las farolas de la calle alcanzaba a colarse, podía ver la silueta de ella. Estaba profundamente dormida.
— Buenas noches. –susurre antes de cerrar los ojos.