C11: Humano evolucionado.

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—¿Quién demonios es?—se quejó Christopher saliendo de su habitación.

El sonido del timbre de la puerta se hizo presente una vez más y el enojo del muchacho aumentó.—¡No blasfemes!—se quejó.—Al fin das una señal de vida.—inquirió Richard cuando abrió la puerta. Christopher le lanzó una mirada furiosa antes de dar media vuelta y caminar hasta el sofá de la sala.—Te he llamado millones de veces y jamás respondiste...

—Eso es porque no quiero hablar con nadie ¿Qué no es obvio?—replicó de mala gana.

—¿Cómo estás?

—¿En serio vas a preguntarme eso, Richard?—cuestionó en voz baja.

—No seas tan duro, Christopher.—se quejó.—Entiendo que después de todo lo que ha pasado te debes sentir como la mierda pero...no puedes dejarte vencer por esto...—le aconsejó.—A Danna no le gustaría...

Christopher relajó sus hombros, lo miró un largo momento y negó un poco.—Es que no sé cómo seguir...—confesó.—Tener a Danna en mi vida era desesperante pero también era en parte la razón por la que todos los días despertaba con el ánimo renovado y me preparaba psicológicamente para lidiar con sus preguntas...—agregó. Richard frunció sus cejas y dejó escapar un largo suspiro.—Y ahora que se ha ido todo es tan horrible...

—Bueno, eso sí lo entiendo.—admitió el chico.—Sé que te debió haber dolido mucho que Danna se fuera pero ella dijo que volvería...esa supongo que es una buena señal ¿no?—Christopher inspiró.—Bien, sólo estaba tratando de animarte...

—No entiendo por qué la vida me odia tanto...—susurró.

—La vida no te odia, Chris.—le dijo Richard.

—Claro que lo hace, primero se llevó a mis padres y ahora también me quitó a Danna...—hizo una pausa.—Algo está mal conmigo...es como si de repente Dios hubiese decidido que yo no tenía derecho a ser feliz...—Richard negó.

—¿Por qué no vamos a comer algo?—cuestionó el muchacho.—Te haría bien salir un poco, Christopher...despejarte, tomar aire y dejar de pensar en cosas deprimentes...—anunció con un deje de decisión en su tono de voz.—Vamos, amigo...tienes que levantar el trasero de ahí y seguir con tu vida porque cuando Danna vuelva te juro que no va a gustarle para nada el modo en el que estás...—inquirió sin dejar de mirarlo.

—Con una condición...—murmuró Christopher.

—¡La que quieras!

—Vayamos a un bar...

(...)

—Danna...—la chica parpadeó un par de veces tratando de su visión fuese clara pero la cantidad de luz blanca que penetraba en el lugar en el que se encontraba –hasta ese momento desconocido- se lo impedía por completo. Inspiró profundamente sintiendo un cansancio que no sabía cómo explicar y unas increíbles ganas de llorar se apoderaron de ella. Sentía una pesadez exagerada y no entendía por qué así como tampoco sabía cómo es que había llegado hasta ahí, lo último que recordaba era la calidez de los brazos de Christopher y lo dulce de sus labios: y después todo era confusión pura.—Despertaste...—Danna inspiró profundamente y comenzó a llevar su atención centímetro a centímetro del lugar en el que se encontraba reconociendo la voz que le estaba hablando.

¡Hasta que la vio! La antesala.

¡Finalmente estaba en su casa!

Siguió paseando sus ojos por el lugar hasta que se encontró con Cora. El serafín, podía sentir su aura. Cerró sus ojos un momento y un segundo después los abrió percatándose de un pequeño detalle. ¡Estaba viendo a Cora! Era la primera vez que la veía en todo el tiempo de su existencia y lo más raro de todo es que ella lucía exactamente igual que un humano.

EL BESO DE UN ÁNGEL (EBDUA #1)|Christopher Vélez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora