—¿Danna?—cuestionó Christopher caminando descalzo por el pasillo que conducía a las habitaciones siendo capaz de escuchar en la lejanía el tenue sonido del televisor y lo que parecían ser un montón de protestas por parte de Danna, lo cierto era que no podía asegurar exactamente en qué idioma estaba hablando la chica pero si algo estaba seguro era de que español no era. Escuchó un gemido de lo que él creía que era dolor y se echó a correr con la preocupación haciéndose presente.—¿Danna?—la llamó de nueva cuenta cuando llegó hasta la cocina.—¿Qué haces...?
—Encendí el televisor...había humanos cocinando y ella dijo; háganlo en casa...—le explicó. Christopher llevó su mirada hasta la pantalla del televisor encendida donde una mujer con un gorro de chef hacía la presentación final de su platillo con un panqueque caliente y arándanos azules encima. Luego llevó sus ojos hasta Danna con la cara manchada de mezcla para panecillos y el desastre que había ocasionado en la cocina; y sin poder evitarlo soltó una carcajada.—¡Oye! ¿De qué te ríes?—se quejó la castaña cruzando sus delgados brazos por encima de su pecho.
—¿Y puedo saber por qué te dio por cocinar?—cuestionó acercándose a ella. La castaña dejó escapar un largo suspiro.
—Porque quería hacerte el desayuno pero no puedo.—se quejó entornando sus ojos. Christopher suspiró.
—Danna...
—Sí, ya lo sé. No sé cocinar y tampoco no puedo seguir ordenes...no las comprendo, no tienes que recordármelo. Sólo...sólo voy a limpiar esto y me sentaré en el sillón...—murmuró afligida.
Chris rio.—De hecho te iba a decir que me hacía un gesto muy lindo y tierno que te hayas tomado el tiempo para...para hacer este desorden en la cocina, es lo mejor que alguien ha hecho por mí, créeme...—Danna negó.
—Es que quiero cocinar pero no puedo...ella habla muy rápido y no puedo creer que en un segundo sus panecillos estaban listos. Debe ser...agilidad celestial o algo parecido—replicó indignada. Christopher rio de nueva cuenta y negó.
—¿Agilidad...que?—murmuró el muchacho. Sacudió su cabeza tratando de ahuyentar las palabras de Danna. Le parecía demasiado temprano para comenzar con su juego mental; para eso ya tendría más tiempo en el día.—¿Qué te parece si te limpias la cara y después los dos cocinamos?—cuestionó tendiéndole una servilleta de papel.
Danna lo miró con los ojos iluminados.—¿Cocinaremos juntos...?—cuestionó llena de emoción. Christopher suspiró.
Era tan sencillo hacer feliz a Danna que lo abrumaba demasiado.
—Si.—susurró.—Tú ve y límpiate la cara y yo ordenaré un poco...¿de acuerdo...?—Danna asintió antes de marcharse.
Christopher cerró sus ojos un momento y dejó escapar el aire de sus pulmones de manera lenta mientras pasaba por encima de la superficie de la barra de mármol un trozo de tela húmedo.—¿No tienes frío...?—le preguntó Danna un par de minutos después observando la blanca y desnuda espalda del muchacho.
—No realmente.—respondió.
—¿Por qué siempre estás desnudo...?—inquirió la chica acercándose a él. Christopher le sonrió.
—Porque así me siento cómodo.—anunció encogiéndose de hombros.—¿Te pones nerviosa?—Danna negó encogiéndose de hombros.—Ven, vamos a cocinar antes de que el desayuno nos sirva de cena...—bromeó.
—Esto era lo que hacías con tu madre ¿cierto...?—cuestionó la muchacha y automáticamente Christopher se congeló. Ancló sus ojos en los de la castaña y se quedó mirándola fijamente por largos minutos mientras su cerebro trataba de comprender todo a su alrededor.
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EL BESO DE UN ÁNGEL (EBDUA #1)|Christopher Vélez.
FanfictionLibro uno: EL BESO DE UN ÁNGEL. Libro dos: LA SONRISA DE MI ÁNGEL. Libro tres: EL RASTRO DE UN ÁNGEL.