No hace mucho comenzaste a salir con Minhee, lo conociste un día casual cuando ibas camino a comprar unas pocas cosas al supermercado; claramente ocurrió la típica historia cliché de qué unos chicos comienzan a amenazar con robar a dicha persona, pobre Minhee, si no llega a ser por ti sería carne muerta, cien por cien seguro.
Este amó tú valentía, y desde entonces os hicisteis amigos. Una cosa llevó a la otra y, voilá ahora sois una preciosa pareja que apenas cumple unos cuatro o cinco meses. Hoy, Minhee se encontraba en una sesión fotográfica junto con los chicos de X1, él antes nombrado te convenció de que vinieras. Tú, sin ser capaz de decir no, aceptaste a pesar de perder un tiempo valioso para estudiar tus exámenes.
Cuando llegaste era el turno de Minhee por lo que este no notó tu presencia bajo ningún concepto, sólo estaban el flash de la cámara y él.
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Estabas sorprendida nunca lo habías visto tan serio en el poco tiempo que lleváis siendo pareja. En el fondo te pareció muy atractivo, no sólo por su maravilloso pelo rubio, bueno, quizás sólo por eso. Al terminar la sesión con el primer conjunto fue liberado de sus cadenas y como un loco te abrazó demasiado fuerte, como una serpiente constrictor.
Aún alegre de encontrarte con él, te detuviste a mirarlo de arriba a abajo; demasiada perfección en un sólo hombre. Su atuendo lo hacía lucir bastante lindo.
─ Ay, Minhee te ves muy lindo con tal atuendo. ─ sonreíste esperando la reacción de tú novio random.
─ ¿Tú crees? No estoy muy seguro con esta ropa.
─ Qué dices cariño, estás precioso, ─ tomaste una breve pausa mientras buscabas en tu bolso el teléfono. ─ permíteme echarte una foto, necesito tener esto de recuerdo.
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─ Yah~ no digas eso, me sonrojas.
Notaste como te tiraba a la cara la bufanda que hace unía segundos atrás se encontraba enrollando el cuello de este. Minhee como el gran pillo que es te quitó el móvil esperando a que fueras a perseguirlo para recuperarlo. Una pequeña escena de pareja se vio reflejada con vuestra imponente aura de cariño y felicidad. Pero una voz femenina rompe el grandioso momento.
─ Minhee, debes de volver para cambiarte de atuendo y seguir con la sesión. ─ dictaminó la joven estilista.
Un pequeño beso es dado en tus labios por este antes de ser arrastrado de nuevo al trabajo. Tan pronto como estuvo vestido fue a verte.
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Os distéis un beso de despedida y le diste un gran ánimo para seguir adelante.
