Su familia

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*snif*

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« ...Mamá... »
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«... Mamá por qué..... te fuiste de mí....»
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Perú lloraba desconsoladamente en medio de una enorme celda. El lugar estaba polvoriento y la pequeña nación de colores del arco iris lloraba apoyando su mejilla al sucio piso, además de que se encontraba encadenada, en uno de sus pies llevaba una pesada cadena encadenada a una enorme bola negra, probablemente hecha de algún pesado material.

En eso, se oían los quejidos de algunos soldados españoles quienes parecían estar llevando a la fuerza a alguien hasta donde estaba ella.

« ¡Muévete! indio inútil... »

Cuando Perú los oyó de frente se levantó y con sus manos intentó limpiarse su cara de tanto llorar.
Y entonces vio que dos de los soldados llevaban a rastras a un pequeño niño indígena, uno de color blanco con enormes colmillos que sobresalían de su boca, tenía también puesto un taparrabos hecho de pelaje de algún animal y un tocado de plumas en su cabeza sólo que era casi como la mascaipacha de su madre pero más pequeña.

« ¡Ahora tú, entráis aquí! »

Gritaron empujando y dejando caer al chico como si fuera realmente una mierda, Perú asustada se alejó al ver que el indio cayó muy cerca de ella y los soldados mientras tanto, cerraron la celda de golpe y de alguna forma, el estruendoso sonido de la puerta metálica cerrándose asustó a ambos niños prisioneros.

«¡Ahora escúchanos pequeño, ésta será tu nueva celda y si vos volvéis a hacer algo, te llevarás un pase gratis a la guillotina! ¡¿Quedó claro?!»

La de colores vio que uno de los soldados volteó luego a verla y entonces se dirigió a ella.

« Y tú, encárgate de que no rompa la puerta de nuevo...»

Y luego se fueron dejándola al lado del chico de dientes de sable.

Pronto Perú vio como el chico, en cuatro patas corre hasta la puerta viendo cómo volver a escapar, por lo que estuvo corriendo desesperado por buscar algo pesado o grande o filoso que lo ayude a huir. Pero al no encontrar nada procedió a morder las barras de metal intentando deformarlas debido a su maleabilidad.

Lo hacía con una fuerza sorprendente, pero Perú sólo se asustaba más por el ruido que hacía.

« ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Llamarás a los guardias! »

«¡ESO NO IMPORTARME!» Gritó el chico azteca y volvió a morder las barras para intentar escapar ya de una vez.

Perú no sabía que hacer así que sólo trató de jalarlo alejándolo de las barras.

«¿QUÉ? ¡¡¡SUÉLTAME!!!» Volvió a gritar el joven mientras la niña lo arrastraba.

Suerte de conocerte (RusPer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora