DÍA TRES: LOCAMENTE DESUBICADA

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Ya comenzaba el nuevo día, esta vez todo estaba normal a excepción que Alastor parecía por alguna extraña razón empeñado en ignorar y evitar a Charlie a toda costa lo que no sabía era que lo hacía porque se sentía extraño desde que conoció a Charlie, al inicio solo le agradaba, pero después del beso algo había cambiado, así que eso incómodo y molesto es algo que se evitaría esquivándola.

Charlie por su parte se sentía muy confundida, lo había besado ¿que no significaba que dejaría de pensar en él?, no ahora era mucho peor, quería volverlo a besar, abrazarlo y tal vez ¿tener sexo con él?

Ese algo que la estaba impacientando en cada cuando él la esquivaba o ignoraba quería escucharlo llamarla dulzura, de aquella manera tan encantadora o cariño el cual le erizaba la piel, o incluso que violentara su espacio personal como cuando se presentó, amaba a Vaggie, pero un beso técnicamente no es ser infiel ¿cierto?

Pero en ¿Qué estaba pensando?, era obvio que eso era un tipo de engaño, se sentía mal, ella sabía lo mucho que Vaggie la amaba y ella ¿Qué estaba haciendo a cambio?, pensando en el "daddy de fresa" y justo como si lo estuviese llamando con la mente ahí estaban frente a una habitación desocupada, Charlie tomo el paso de llevarlo dentro de aquella habitación

-Papi digo Al ¿Por qué me esquivas no se supone que somos algo así como socios? en algún momento tendrías que hablarme ¿no? –

Al no sabía que responder, se quedaba viendo al rededor con su acostumbrada sonrisa.

- ¿Qué puedo decir?, hay cosas que no deben suceder-

Dice observando a Charlie con detenimiento.

- ¿Cómo qué? –

Se queda esperando una respuesta cruzando sus brazos y con una postura severa.

-Como el beso querida, yo quiero más de esos, pero no puedo y no puedes cariño-

El mitad ciervo se dirige, pero antes de tocar la perilla la joven lo detiene impidiendo el paso del mitad ciervo.

-No saldremos de aquí hasta que esto se resuelva Alastor-

El joven cervatillo ríe de manera irónica ya que él sabía que podía retirarse sin necesidad de la puerta.

-Si sabes que puedo solo desaparecer ¿cierto linda? –

Lo sabía sería muy difícil hacer que se quedara, sintió sus afilados dedos sobre la piel de su rostro, haciéndole mirarle a aquellos brillantes ojos rojos.

-Pídeme que me quede y lo haré, solo por ti cariño-

Era claramente casi una declaración, podía sentir su corazón queriendo salir de su cavidad torácica.

-Quédate hoy conmigo papi-

Esta vez fue Alastor quién acortó la distancia entre sus rostros plantando un beso, dulce e inexperto sobre los labios de la princesa del infierno, la misma solo cerró sus ojos dejándose llevar por la inexperiencia de Alastor, quien ahora la envolvía con sus brazos, hasta que escuchó la voz de su novia.

-Charlie-

La del moño fucsia tocaba la puerta ya que la había visto hacía un rato ir en aquella dirección, y luego le pareció verla entrar en aquella habitación, mientras Charlie a duras penas se separó de los labios de Alastor quién solo se dirigió a la cama, para sentarse en el borde.

- ¿Charlie, que tanto haces allí? –

Charlie volteo a ver a Alastor quién simplemente se acercó a ella.

-Comprendo linda, no es tu culpa-

Responde en voz baja haciendo un escalofrío recorrer la espalda de Charlie.

-Vaggie es que se me rompieron tres botones de la camisa y me dio miedo que alguien me viese-

Mintió a lo que Alastor tiró con cuidado de la blusa de Charlie, pero con la suficiente fuerza para hacer sus botones desprenderse de la misma acercándose suavemente al oído de la misma para decir.

-De nada linda-

Y luego desaparecer dejando atónita a Charlie, mientras Vaggie entraba para ayudarle con la blusa, mientras cada vez más se daba cuenta de que lo que pasaba entre ella y Alastor era más que pura atracción física.

STRAWBERRY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora