DÍA DIEZ. UNO: ¿RELACIÓN?

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Ahí se encontraban los dos uno frente al otro, la tarde ya comenzaba a caer, no podía dejarla ir sola, menos con esos caníbales, tenían mucho en contra del padre de Charlie y que mejor manera para ellos de cobrarlo que cenándose a su hija, aunque el ahora no difería deseaba cenarla de otra manera.

-Bien, no puedo dejarle ir sola, y no voy a salir a esta hora, te devolveré mañana a primera hora, dormirás en mi cama, yo dormiré en el sofá, comenzare a preparar la cena-

Dice el pelirrojo poniéndose de pie y dirigiéndose a la cocina.

-Yo te quiero ayudar a preparar la cena, ¿puedo? -

Dijo tomándole suavemente de la muñeca, solo ese toque generó un leve toque eléctrico que se dispersó a lo largo de su columna vertebral, ambos se quedaron mirando fijamente a los ojos.

-Claro, puedes-

Dijo llevándola con él a la cocina, ella se dedicaría a lavar los platos y a pelar las verduras mientras de la comida y el postre se encargaba él, después de unos minutos cortando Charlie se provocó una pequeña excoriación en el dedo índice de la mano izquierda.

-Auch-

La queja alertó al demonio mitad ciervo, quien se acercó a ella, observando la pequeña herida sangrante, el mismo inconscientemente llevó el dedo herido a su boca, lamiendo la sangre, la piel de la princesa se erizó cuando sintió la tibieza de la lengua del mitad ciervo y su saliva, el mismo fue consciente de su acción cuando observó las mejillas de Charlie encendidas al rojo vivo, ahí fue donde se apartó de ella.

-Ya vuelvo, iré por una curita-

Dice dejando sola con su corazón latiendo fuertemente y sus hormonas alborotadas a mil, no había pensado bien en la situación, estaban solos en el apartamento del pelirrojo, que se diría al día siguiente de que sucedió allí, menos al pensar que tal vez eso no iba a suceder, aunque ella francamente deseaba arrancarle la ropa al pelirrojo y consumar el pecado, pero sabía que Al estaba demasiado lejano ahorita como para ceder a sus deseos, el mismo volvió sacándola de sus pensamientos, tomo el dedo herido y le colocó la curita.

-Ten más cuidado, si ¿linda? –

Luego de unos minutos al estar lista la cena ambos se sentaron a disfrutar de la cena, Charlie por su parte comía como una desgraciada, tenía mucha hambre, ni siquiera había almorzado solo por ir a buscarlo, algo que conmovió al pelirrojo, así que para sacar las ideas impuras sobre qué hacer o no con Charlie, decidió hacer tema de conversación, donde le contaba sobre las "proezas de Angel" y que ahora su pareja declarada es Husk, cosa que ya sospechaba el pelirrojo, mientras conversaban, Charlie elimino aquel espacio entre los dos, al terminar la cena ambos retiraron los platos, Alastor los lavó, se secó las manos, ese día Alastor poseía un sweter rojo y pantalón caqui y zapatos negros, mientras Charlie vestía un vestido casual que se apegaba ligeramente a sus curvas color vino y unos zapatos bajos color negro, su cabello estaba suelto, en ese momento Alastor decidió dar por terminada la conversación con un:

-Supongo que es un buenas noches, descansa; iré por una cobija y la almohada para que duermas tranquila y yo también-

Se disponía a irse al segundo piso, sintiendo nuevamente el agarre sobre su muñeca.

-No, debo darte el beso de buenas noches-

Dijo sin soltarle por fin plantando un dulce beso sobre los labios del mitad ciervo, dejado al mismo en shock, su corazón palpitaba a mil solo el roce de los negros labios de la princesa lo habían hecho descartar la idea de solo ir a dormir, fue tarde para reaccionar al sentir cuando la joven se separó de él.

-Disculpa, solo deseaba un beso-

Sabiendo que no era del todo cierto, pero se conformaría con ello ya que podía no volver a verle, sintió la mirada carmesí sobre ella, crispándole del todo sus nervios, se acercó suavemente hasta el oído de ella, Charlie podía sentir el aire caliente cerca del lóbulo de su oreja.

STRAWBERRY DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora