the only; ♡ (vrene)

CAP 10. "citas a ciegas"

Al día siguiente Irene desperto como todas las mañanas, preparó el desayuno de Taeha antes de despertarlo, y cuando termino de colocar todo sobre la mesa alguien llamo a la puerta, rápido fue Irene atender ya que sabía de quién trataba de su mejor amiga, Seulgi.

- ¿Qué haces aquí tan temprano?.

- Estoy feliz por tu cita a ciegas.

- ¿Y vienes acompañarme?.

- Jaja que graciosa.

- Ven, mejor entra, llegaste justo para desayunar.

- ¿Le has contado a Taeha de tus citas a ciegas?.

- ¿Tía?.

Derrepente una voz familiar se hace presente y allí en la sala aparece Taeha aun con sus ojos de dormido.

- iTaeha!.

- Buenos días, pequeño dormilón, la tía vino a desayunar con nosotros.

- Si, iré a lavarme los dientes y las alcanzo, mamá.

- Si, si.

Irene y Seulgi se adelantaron a la mesa mientras esperaban a Taeha para desayunar.

- Seulgi, ten cuidado con lo que dices.

- Tranquila amiga, seré una tumba.

Así Irene, Seulgi y Taeha pasaron un rico desayuno juntos y luego de acabar y alistar a Taeha, ambas amigas llevaron al niño al jardin. Cuando volvían del camino al dejar a Taeha y Irene estaba cerrada en sus pensamientos que solo  pensaba que ese día era su cita a ciegas, estaba muy nerviosa, ya que la última vez que estuvo con un chico a solas no termino muy bien, pero aun así sabía que necesitaba darse una nueva oportunidad.

- ¿En que piensas, Irene?.

- No sé, creo que estoy nerviosa.

- ¿ Por qué? Seguro la pasarás genial.

- Parece que tú estás más emocionada que yo.

- Y si, cuando te sucecen cosas buenas a ti siento como si me pasaran a mi. Asi...¿qué te pondrás?.

- No sé...tal vez algunos de mis vestidos.

- Jajajaja ¿es broma, no?.

- No bromeo.

- Tú no tienes vestido de salir ¿qué vestido hablas?.

- Cállate.

- Ven, vamos a mi casa mejor.

- ¿Qué? ¿Para qué?.

- Te prestaré ropa, vamos.

Seulgi no dio más vuelta al asunto y tomo a la fuerza Irene, así cambiando el destino y yendo a su casa. No tardaron mucho en llegar ya que Seulgi vivía a pocas cuadras de allí y era claro que Irene no pudo negarse. Al entrar a la casa lujosa de Seulgi, ambas rápidamente se dirigieron al cuarto, no querían perder el tiempo.

- Seulgi ¿tú papá no se enojara?.

- Mi papá no esta, ahora sientate y espera que buscaré algo lindo.

- Pero...

- Pero nada.

Irene observaba a Seulgi revolver todo su armario, aquel armario que incluso era muchísimo más grande que la sala de la casa de Irene, pero ella disfrutaba ver a su amiga tan feliz revolviendo todo su cuarto.

- Mira tengo todos estos vestidos.

Seulgi apoya una montaña de ropa sobre Irene a lo que ella apenas pudo sujetar todas esas ropas.