CAPÍTULO 11

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Salí del hospital con unas muletas que me ayudaban a mantenerme de pié.

-¡juno! ¡pero si es mi heroína!- bromeó ken, acercándose hasta donde estaba.

No pude evitar sonreír.

-déjame ayudarte- dijo, tomando mi bolso -¿cómo te ha tratado el hospital?- nos encaminamos hacía el auto.

-bien... aunque la comida es asquerosa- dije con asco.

Ken soltó una carcajada.

-ni me lo imagino- sonrió.

Dejo mi bolso en la parte trasera del auto, y luego corrió para abrirme la puerta.

-gracias- le dije.

Ken cerró la puerta, dejándome dentro del lujoso auto. Era otro deportivo,y por lo que veo, es de J.

-¿no trabajas?-le pregunté,cuando se subió y se empezó a poner el cinturón de seguridad.

- el jefe esta en la casa grande, así que Brian lo esta protegiendo. Al parecer hoy trabajará allí- informó.

Miro a sus costados sino había nadie, y salió del estacionamiento.

-¿y tú pierna?- pregunto, prendiendo la radio.

-mejorando. Por unos días debo usar las muletas, hasta que mi pierna no duela tanto- le repetí lo que el doctor me había dicho.

-ya veo.... el jefe aún tiene su brazo vendado, creo que los dos mejorarán al mismo tiempo- sonrió.

Cuando llegamos a la casa grande, ken me volvió a ayudar.

- tú habitación está abajo, así no tienes que subir por el ascensor- me informó ken al verme que iba hacia el ascensor.

-ohhh, te preocupas por mi- le guiñe un ojo.

Ken amplió su sonrisa.

- no te ilusiones- comenzó a caminar, a lo que yo lo seguí.

Abrió la puerta, dejándome pasar.

- el jefe ordenó que te instalaran aquí- dejó el bolso sobre la cama.

¿H?.

La habitación era más pequeña en comparación con mi antigua habitación,pero bueno... no me podía quejar.

-bueno, me tengo que ir- salió de la habitación. Dejándome a solas.

Abrí el cierre de mi bolso, y comencé a sacar la ropa para guardarla en mí pequeño nuevo armario.

Agradecí, que toda mi ropa estuviera allí. Era poca, ya que no pensaba quedarme tanto tiempo aquí.

Me encamine hacia el baño,para darme una buena y relajante ducha. De vez en cuando casi me caigo, debido a la inestabilidad de mi pié, pero al final,logre bañarme.

Me coloqué la toalla sobre mi cabeza, y una que envolviera mi cuerpo.

Salí del baño,abrí el armario y elegí unos short y una remera sencilla, debido a que había calor.

Demasiado calor.

Comencé a tararear una canción, mientras elegía mi ropa interior.

Cerré la puerta del armario y...

-¡Jesús!- me asalte al ver a una persona en frente de mí.

H.

Él,llevaba puesto unos pantalones deportivos, y una camisa negra.

No se porque, pero siento que a veces la vida es injusta dándole el privilegio a que unas pocas personas le quede bien cualquier ropa que desean ponerse. No como a mi. Tengo que pasar más de dos horas eligiendo una prenda que me sienta bien.

TENTACIONES MAFIOSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora