|25| Sorpresas

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Me dirigí hacia la mesa en la que anteriormente estaba sentada con Clara.
Me senté en la silla con la mirada preocupada.

-T/n... ¿Pasa algo? -dijo ella dirigiendo su mano hacia la mía dándome un pequeño apretón.

-Nada nada... ¡Ah si!-dije pensando en lo estúpida que soy.-Va a venir una limusina en veinte minutos, tenemos que prepararnos.

-¿Y eso? -dijo sorprendida, luego hizo un gesto de perversión y dijo. -¿No me digas que tu novio es rico?

-Primero, no es mi novio. Lo segundo... Digamos que sí, es rico, pero no es mi novio. -dije restándole importancia y levantándome por segunda vez de la mesa.

-Claro, claro. Haré como que me creo tus palabras. -dijo levantándose y dirigiéndose para pagar.

-Bueno, me voy a la habitación mientras.-dije un poco molesta.

No me gusta Zabdiel.

¿No me gusta Zabdiel?

No, no. Es imposible, es decir, el es un egocéntrico rico e insoportable y yo simplemente soy una chica perseguida por narcotraficantes.
No me puede gustar... Con esos ojos, esos labios tan carnosos, esa sonrisa seductora...

-¿¡Hola!?-dijo Clara sacándome de mi trance, no me di cuenta que llevaba llamándome veinte veces.

-Ehm...¿Si?-dije enfocando mi perdida mirada en su cara pervertida.

-Juraría que estabas teniendo un orgasmo. -dijo dándome dos palmaditas en el hombro.

Puse mis ojos en blanco y fui hacia la habitación.
En diez minutos vendría la limusina y podría irme ya a casa. Estaba totalmente cansada y estresada, hechaba de menos mi cama con su preciado edredón azul verdoso y su colcha blanda como una nube. Mi champú de cerezas y sobre todo a mi familia. También cabía resaltar que hechaba de menos a Zabdiel, por más que fuera frío conmigo y a veces me tratara como la mierda, le quería.

Y como no, a mi preciosa Amy.

Al cabo de estar un rato sentada en la cama. Decidí salir ya a fuera a esperar a la limusina.

Divisé a lo lejos a Clara, se encontraba pagando la noche que nos quedamos.
Esperé a su lado y cuando terminó nos dirigimos hacia la puerta.

Justo cuando salimos, encontramos una limusina negra y un chófer saliendo de esta. Me miró fijamente y se acerco hacia nosotras.

-Señorita Camacho, soy su chófer, el señor Jorge Hamilton. -dijo extendiendome la mano de forma elegante.

-Encantada Jorge.-dije sonriendo.

-¿Usted es...? -dijo Jorge dirigiendo su mirada hacia Clara.

-Soy la señorita Clara Bertrand. Encantada, Jorge. -dijo llevando su mano hacia él en forma de saludo.

-Bueno, seguirme. Zabdiel me ha dado varias obligaciones que debo completar. Me pidió daros comida y que os sintáis cómodas en la limusina. -dijo abriendo las puertas de esta.

-Muchas gracias. -dije entrando, por dentro era muy grande y espaciosa.

Ahora nos esperaba un viaje largo, aunque eso no era lo que realmente me preocupaba. Lo que si me tenía nerviosa era el hecho de volver a ver a Zabdiel.

                                          ~❁~

–Hey, hey... ¡Despierta coño!–dijo Clara sacudiendome levemente.

–Ehmm... ¿Qué pasa?. Déjame dormír, ¿sí?.–Dije girando mi cuerpo hacia el otro lado.

–Bueno, si quieres quedarte en el coche. Me voy a comer una pizza deliciosa, ¡oh!, o mejor una ensalada...–dijo y abrí los ojos como platos.

–¿Vamos a comer?–dije girándome hacía donde se encontraba.

–Si, aunque es más una cena. Se nos hace tarde y me ha dicho Jorge que nos queda como mucho una hora.–dijo abriendo la puerta de la limusina.

–Ah... Perfecto. Muero de hambre.–dije bostezando y estirandome en mi lugar para luego abrir la puerta de la limusina.

–Chicas, no hace falta que paguen. Ya tienen todo pagado. Solo ir a comer y volver. –dijo sonriendo–¡Ah! Y cuando entréis, di tu nombre, t/n.

–Perfecto. ¿Tu no vas a comer? –dije a Jorge.

–No puedo, estoy en horario de trabajo.–dijo mientras se paraba formalmente cerca de limusina.

–Jorge, tu te vienes con nosotras. Te invitamos a comer. Venga.–dije haciéndole gestos con la mano para que se acercase.

–No puedo, de veras.–respondió nervioso.

–Es una obligación. No una pregunta.–dije insistiendo.

Entramos al restaurante. Era de comida rápida asique fue sencillo pedir.
No había muchas mesas disponibles asique decidimos comer en la limusina.
Pedí una ensalada de atún y pasta acompañada de una botella de agua.

—Dioss... —Clara hacia ruidos extraños con la boca— Esta hamburguesa está buenísima.

Lo que más odio, en la vida, es que alguien haga ruidos al comer y que hable con la boca llena.

—Por dios Clara. Me estas estresando. ¡Mucho!—dije apunto de lanzarle la botella a la cabeza.

—¿Powvque?—dijo mirándome mientras masticaba.

Ughhh, miré a Jorge. Este también se moría del asco.

—Voy a salir afuera un rato. No vengas. —dije saliendo de la limusina.

Respiré el aire fresco de la noche y suspiré.
¿Cómo me había metido en esto?
Mi padre siempre ha estado metido en estas cosas pero siempre hizo lo imposible para evitar que alguien nos hiciese daño.

Pero aquí estoy.

Intentando llegar a casa, después de haber matado, de haber sido secuestrada, de darme cuenta de que mi padre es más poderoso de lo que pensaba...

Terminé de comer y me dirigí de nuevo a la limusina. Comienza el viaje de nuevo...

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¡Holaaa!

¿Que os parece?
Es corto pero se vienen cositas que os van a gustar.
T/n va a dar un cambio imprevisto y seguro que os va a encantar.
¿Que creéis que pasará cuando vea de nuevo a Zabdieeel?

•La Mafia Y El Destino•(Zabdiel de Jesús y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora