Unas leves caricias por mi espalda me hicieron abrir los ojos lentamente. Mimi estaba observándome con varios mechones rubios ocultando parte de su rostro y de la almohada, sonreí al ver la paz que producía aquella imagen y no pude resistirme a besar sus labios sorprendiéndola de aquella manera.
- Buenos días, dormilona – susurró sin dejar de pasar sus manos por mi espalda – es ya casi la hora de comer – gruñí como respuesta y escondiéndome en su cuello comencé a dejarle pequeños besos en aquella zona que la hacían estremecerse – Ana – me llamó sin poder controlar un gemido que se escapaba ya de sus labios al ver mis intenciones – Ana para, porfa – cogió mi cara entre sus manos y me dio un beso más calmado – Sabes que me encantaría, pero si no comemos ya voy a llegar tarde a coger el tren
- ¿Y por qué no pasamos de la comida? – pregunté poniendo mi mejor cara de niña buena y dejando besos cortos en sus labios
- Por mí no hay problema, pero si no llego a Barcelona a la hora que me han pedido será culpa tuya – me reí por su comentario y me separé de su cuerpo con intenciones de liberarla y poder levantarnos de allí
- ¿Me da tiempo a darme una ducha? – pregunté buscando la camiseta del pijama que me había dejado la noche anterior y notando como era ahora ella la que se abrazaba a mi espalda y dejaba besos en mi cuello
- Lo he pensado mejor – comentó sin soltarme – y creo que para adelantar tiempo puedo llamar para que nos traigan algo para comer y mientras me dejas acompañarte en esa ducha – volví a reírme y me giré entre sus brazos para besar sus labios
Finalmente accedí a su propuesta y si no hubiese sido por el repartidor que decidió interrumpirnos, Mimi habría perdido aquel tren
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- Hola – saludé cerrando la puerta de entrada del piso que estaba compartiendo con Aitana aquellos días
- Vaya, si es mi amiga la desaparecida – comentó en tono jocoso al verme aparecer – fue bien el café, ¿no? – preguntó con una sonrisilla
- Sí, muy bien – contesté mientras iba a la habitación con intenciones de cambiarme de ropa y evadir cualquier pregunta que pudiera hacerme, pero Aitana me siguió
- ¿No vas a contarme nada? – yo negué y comencé a sacarme el jersey que había llevado el día anterior - ¿y ese chupetón? – preguntó mientras yo me llevaba la mano directamente al cuello y reaccionaba al ver que empezaba a reírse – te he pillado. Te espero en el salón, más te vale que me lo cuentes todo – se dio media vuelta tras delatarme de aquella manera y yo terminé de cambiarme haciendo tiempo para pensar qué le iba a contar
Salí de la habitación y me la encontré sentada en el sofá con dos cervezas encima de la mesa mientras de fondo se escuchaba algo de música. Me senté a su lado y cogí la cerveza para ver si con un poco de alcohol conseguía salir indemne del interrogatorio
- Cuando quieras – instó Aitana – soy toda oídos
- Fuimos a una cafetería, después me llevó al concierto de Miriam, cenamos en su casa y como era tarde me quedé a dormir, ya está no hay más – respondí intentando disimular, pero una sonrisa terminó delatándome
- Uy, ¿y esa sonrisa?
- Nada
- ¿Os habéis acostado? – preguntó haciendo que se enterara todo el edificio – aunque no sé de qué me extraño – dijo - ¿cómo es Lola Indigo en la cama?
- ¿Puedes dejar de llamarla así? – le reproché
- Vale... ¿pero me cuentas? - contestó poniendo un pequeño puchero – oye, ¿y qué es eso de que has estado en el concierto de Miriam? ¿y no me has avisado? – preguntó indignada
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Un cuento sobre el agua
FanfictionDicen que cuando encuentras al amor verdadero lo sabes, que hay algo en tu interior que hace que no puedas dejar de pensar en esa persona. Sin embargo, nadie te avisa de cuándo es el momento ideal para descubrirlo, de cómo será tu vida en ese instan...