~Verónica~
Despierto sintiendo un terrible dolor de cabeza. Anoche sólo recuerdo haberme quedado dormida mientras lloraba, es un sentimiento tan horrible, llorar a solas, en silencio. No se lo deseo a nadie.
Miro la carta que descanza sobre la mesa y me pregunto como habrá llegado ahí, espero que haya sido Caro. Bajo directo al comedor encontrándome con ellos desayunando, al verme me sonríen y me preguntan si estoy bien. Siento una tensión tan extraña y de inmediato Caro rompe el silencio.
—Deberias avisarle a Dante.
Lo último que me esperaba es que me dijera eso, y enfrente de Rafael. Me pongo de pie y ella me sigue directo a la habitación.
—Es tu mejor opción Verónica, él debe saber sobre esto—cierra la puerta.
—Él debe saber que por sus mentiras ahora vienen por mi Carolina—siento un gran nudo en mi garganta—Él esta vivo y ya se están dando cuenta.
—¡Él está muerto!—repite por milésima vez—¡Superalo!
—Tu no tienes ni idea del dolor que he pasado...—lágrimas comienzan a descender—Nadie sabe lo que sufro más que yo, no es la primera vez que sucede, yo sé que está vivo y que vendrá.
¿Y si no es así? Tal vez estoy mal de la cabeza. Mi mejor amiga sólo quiere lo mejor para mi, ella no mentiría, ella me apoyaría para que estuviese mejor. Tal vez soy yo la que no quiere aceptar la realidad, cómo millones de veces.
◇•◇•◇
Camino por el pasillo de la empresa cuando siento unos tacones acercarse hacia mi. Me doy la media vuelta y me encuentro con una rubia, me mira de arriba abajo hasta que me pregunta por Verónica, de inmediato le contesto que soy yo, al saberlo me pide que la siga. Al llegar a su despacho cierra la puerta y nos quedamos a solas.
—Verónica Carter...—ojea unos papeles—Buscada por los mayores narcotraficantes—continua leyendo—¡¿Estabas con Lucían Smith?!—comenta eufórica.
—Sí...
—Debe ser muy duro esto para ti—susurra—Rafael no tiene idea de que estás aquí.
Coloca los papeles en la mesa y camina hacia mi de manera amenazante y maldigo mil veces haber dejado el arma en la habitación. Me escanea de arriba abajo con sus enormes ojos y saca una navaja de su brasier.
—¡Dime dónde está Smith o juro que voy a matarte!—comenta mientras coloca la navaja en mi cuello—No te lo repetire dos veces cariño.
He pasado cosas peores, sé que saldré de está. Su celular que descanza en su escritorio comienza a sonar y ella gira la mirada por un segundo pero lo aprovecho de inmediato para agarrar su brazo, alejar mi cuello de la navaja para pegarle en su estómago y tumbarla al suelo. Está idiota no va hacerme daño, no ahora. Le arrebató su navaja y ahora soy yo la que tiene el control.
—¡¿Quién te mando perra?!
—No voy a decirte, mejor matame, ¡estúpida!—gruñe y le corto el cuello sin piedad. La sangre cae por mi camisa de botones blanca y maldigo mil veces. ¿Por qué la mate? ¡Joder!
Me pongo de pie y miro hacia al rededor para cerciorarme de que no haya ninguna cámara. Guardo la navaja y respiro profundo, era lo que debía hacer. Paso por encima de ella y abro la puerta, no hay nadie en el pasillo por lo que aprovecho para dirigirme al ascensor. Al subir al último piso agarro mi bolso y busco algo para poder limpiarme pero es imposible. La puerta de Rafael se abre y trato de bajarme para que no me note pero ya me ha visto.
—¿Eso es...?—asiento y me adentró a su oficina junto a él.
—No puedo estar aquí, necesito a Dante de inmediato porque la próxima no será una triste chica manipulada por dinero la que vendrá a buscarme—camino de lado a lado—Será una entrenada, o uno de los Narcos.
Rafael me extiende su chaleco y lo agarro de inmediato. Si llegan verme se formará tremendo problema. Pasan dos minutos cuando las alarmas comienzan a sonar y un guardia entra a toda velocidad sin pedir permiso. Al vernos se tranquiliza pero comienza hablar.
—Hayaron una chica muerta, su sangre se esparció por todo el pasillo y los empleados están asustados Jefe.
—Ordena a todos salir e irse a sus casas, no habrá trabajo hasta nuevo aviso—acepta y sale.
Rafael y yo bajamos por el ascensor de seguridad y llegamos al estacionamiento. Nos vamos directo a la mansión pero un auto nos sigue a toda prisa. Odio estar en momentos como éste. Rafael conduce a toda velocidad hasta que una camioneta negra se interpone en nuestro camino y pega freno de inmediato esquivando la camioneta pero teniendo un accidente en un edificio.
Siento un pitido en mi oído fuertemente y mi cabeza a punto de estallar. Rafael está pegado al volante, se mueve un poco y al menos sé que está vivo. Toso al recibir el humo por todos lados, trato de que despierte pero no lo hace. Me quitó el cinturón y salgo como puedo del auto. Veo un hombre acercarse a mi, es Dante. Al verme su rostro cambia de inmediato y maldice. Me agarra en sus brazos y trato de safarme para ayudar a Rafael pero no me lo permite. Me encierran en la camioneta y van directo hacia él, al sacarlo no veo las intenciones de ayudarlo. Lo dejan a un lado y caminan de vuelta. Trato de salir pero es imposible.
—Es importante que vengas con nosotros—Debes saber muchas cosas, muchas cosas...
—No pueden dejarlo ahí—comento furiosa pero no me hace caso y arranca el auto—¡Dante porfavor!
—Estará bien, pronto alguien irá a buscarlo—me mira por el espejo y me pregunto quién será ese alguien, o si me estará mintiendo.
Me recuesto y en el suelo hay una chaqueta de cuero. La agarro y puedo sentir su olor, cierro los ojos y trato de calmarme. Todo esto pronto pasará, tal vez sea mejor que me valla de éste país, o casarme antes de que me encuentren. La pregunta es: ¿Con quién? O, si con él.
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Verónica Carter 2
RomanceLuego de una historia donde ambos luchaban por su amor, terribles sucesos ocurrieron. El amor siempre ha prevalecido, pero que ocurrirá cuando se vuelvan a encontrar y ambos tengan nuevas vidas, caminos diferentes. ¿Seguirá existiendo el amor entre...