Capítulo 11

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La vida algunas veces te hace tomar desiciones sin pensar en las terribles consecuencias. Lucían estaba cegado, sólo pensaba en el dolor que ha pasado durante estos últimos años, así que sólo tenía en la mente: "Salvar a Verónica". Cabe acordar que la muerte de Atenea le afectaría por toda la vida, será una pérdida inolvidable, además que cargará con la culpa para siempre.

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~Verónica~

Despierto con un terrible dolor de cabeza. Maldigo sea el día en que supe que mi padre era mafioso. Todo esto ha sido tan complicado.

Miro a ambos lados y estoy en una habitación, ya me he acostumbrado a despertar en lugares diferentes. Me pongo de pie y me doy cuenta que no llevo el largo vestido negro, sino una simple camisa de hombre. Respiro su gran aroma que llega a mis fosas nasales y múltiples sensaciones llegan a mi.

Es de él.

—Has despertado—comenta alguien y al girar mi mirada me encuentro con Scarleth—Lucían me mando a vigilarte, estamos en mi departamento.

Así que... ¡Mierda! La boda.

—¿Qué ocurrió?—pregunto.

—Según me enteré, irrumpieron en tu boda y hubo muerte—susurra y yo sólo pienso en lo peor—Tú madre se fue a su hogar, estuvo aquí hace un rato.

Mi madre. La responsable de que esto pasará, ella fue la que me dio la bebida que ocasionó el alboroto. Asiento y camino de lado a lado. ¡Maldito seas Lucían! 

¡¿Hubo muerte?! ¿Quién murió?

La puerta de la habitación es abierta y entra una persona que no pense ver.

—Carlos...

—Verónica—se acerca a mi y me abraza pero me suelta de inmediato algo incómodo—Me alegro que estés bien.

Me pregunto, ¿Qué hace aquí? Al parecer Carlos está saliendo con Scarleth de nuevo. Según me contaron piensan casarse, ya que la banda desea un heredero, niño. Su hija se encuentra muy bien, me contó que está ansiosa por tener un hermanito. Me alegro mucho por él, por ella no lose, aún no la conozco muy bien.

Pero ese no es el punto. Necesito salir de aquí ahora. Camino hacia la puerta pero Scarleth me detiene antes de que agarre el pomo.

—No puedes salir, no ahora.

—Disculpame pero tú no eres nadie para obligarme a quedarme—respondo—Yo decido que hacer, no tú.

Abro la puerta y todo esta vacío, no hay nadie. Así que aprovecho a dirigirme a la entrada. Al abrir la puerta salgo al pasillo, aún recuerdo cuando vivía aquí. Respiro profundo y me dirijo al ascensor, al abrirse lo veo.

—¿A dónde vas?—habla con su semblante serio, cansado.

—¿Cómo te atreviste Lucían?—respondo—¿Acaso estás mal de la cabeza? Eso debía hacerse, no siempre debes estar ahí para salvarme el pellejo, no estamos juntos y no lo estaremos. Las desiciones que tomo son para bien, por un propósito.

No responde y sólo me observa. No entiendo porque no dice ninguna palabra y eso está agotando mi paciencia. Se acerca más a mi y doy pasos hacia atrás hasta chocar con la pared. Sonríe un poco forzado y siento mi corazón latir más rápido. Sólo soy capaz de mirarlo a sus hermosos ojos que ahora están cristalizados. ¿Acaso él...?

Su cuerpo se pega al mio y el calor me inunda. Tanto que esperé este momento. Cierro mis ojos y me dejo llevar, sé que no debo hacerlo pero lo necesito tanto. Sus manos bajan a mi cintura, me apreta a su cuerpo y siento mi hombro mojado. ¿Está llorando?

Trato de separarme pero me lo impide, se aferra a mi piel. Siento como la preocupación llega a mi y no puedo resistirme.

—Todo va estar bien—lo abrazo fuertemente—Estoy aquí.

~Lucían~

Esas palabras bastaron para separarme de ella y poder observarla a sus ojos. No todo va a estar bien, ella está aquí pero no como yo quisiera. La amo, la amo tanto, ¡Joder!.

—¿Me sigues amando igual?—pregunto mientras me limpió las lágrimas—¿Aún sientes algo por mi?

Puedo ver como su rostro cambia radicalmente, sé que lo hice mal, sé que me fui sin siquiera decirle pero es que yo...

—No tienes idea de todo lo que he sufrido por ti Lucían, ni te imaginas cuantas noches me acoste llorando por ti y esperando alguna llamada de tu parte. Las veces que me decían que estaba loca, que ya habías muerto—comienzan a salir las lágrimas—Aveces se aprovechan las oportunidades, pero tu no supiste aprovecharla.

—Quería protegerte Verónica, conmigo no estabas a salvo—comento desesperado.

—Contigo o sin ti, no estoy a salvo Lucían—responde—Lamento decirte que lo que hiciste fue una completa estupidez.

Trata de pasar por mi lado pero no se lo permito. No puede irse, no ahora. Intento besarla pero lo único que logró recibir es una cachetada de su parte.

—¡Vete al demonio!—grita mientras la abrazo fuertemente para que se tranquilice, y así es—No puedes hacerme esto, algún día te irás de nuevo.

Así que ese es su miedo, que la valla a volver abandonar. Busco su mirada y me mira fijamente mientras se limpia las lágrimas. Sé que lo que haré es un poco riesgoso pero es lo mejor que se me ha ocurrido. La agarro por su mano y camino hacia la puerta donde era su departamento. Al sacar unas llaves que guardaba en mi bolsillo, abro la puerta para que vea todo, super hermoso y diferente.

—Esto es...—trata de hablar pero no puede creer lo que está viendo.

—Supe lo que te paso y no dude en arreglarlo para ti de nuevo—comento y puedo ver una sonrisa en su rostro a pesar de las lágrimas que bajan por sus mejillas—Más que nadie me odio a mi mismo por todo lo que he causado Verónica—siento un nudo en mi garganta—Por mi culpa murió...

Se da la vuelta confundida para que le diga la verdad.

—¿Quién murió Lucían?—pregunta algo nerviosa mientras se acerca a mi.

—Yo sólo quería salvarte, sólo quería que estuvieras conmigo—lágrimas comienzan a salir.

—Lucían...

—Atenea está muerta.

No dice ninguna palabra y corre a mis brazos para abrazarme. Sé que ella estará ahí para mi, para ayudarme a salir de ésta perdición. Lo siento Verónica, pero ya no soy el mismo. Haré lo que sea necesario para poder ser el hombre de tu vida y dejar todo esto atrás.

Esto me tiene sacada un poco de onda. ¿Lucían está extraño o son ideas mías? Si alguien opina lo mismo díganme, realmente estoy preocupada porque nose si esto resulte bien.

GRACIAS POR ESE APOYO A LA HISTORIA, REALMENTE ME LLENA DE ALEGRIA SABER QUE EL PRIMER LIBRO VA CASI POR LOS 8K. Y ESTE VA EN PROCESO A LOS 1K.

¡Lucían les manda besos!

Verónica Carter 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora