Capítulo 9

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~Verónica~

¡LUCÍAN, LUCÍAN, LUCÍAN!

Siento como todo dentro de mi se destroza, todo éste tiempo soñe con éste momento y ahora, no me siento igual. Lo veo como se acerca abrazarme y cierro mis ojos, a pesar de todo soy capaz de permitirle ese abrazo que tanto he esperado y soñado.

Pero no llega.

Al abrir los ojos veo la espalda de Rafael frente a mi, él lo ha detenido.

—¿Luego de todo éste tiempo vienes a dar la cara con ella?—ríe irónico y sólo siento las lágrimas llegar a mi—Si era para protegerla, debías haberla dejado a tu lado, no desaparecer.

Escuchar esto sólo hace que me rompa aún más. Doy la vuelta y corro hacia la mansión, al abrir la puerta me topo con Carolina quién me mira triste y confundida al verme. Al escuchar a Lucían gritar mi nombre sale hacía él y puedo ver como le pega en la cara.

Sus ojos me buscan con necesidad y no sé que siento. Lo necesito pero él me ha dejado a un lado durante dos malditos años, en vez de estar a mi lado. No ha pensado en todo el daño que me ha hecho. Al estar en la habitación me recuesto en la cama y no soy capaz de pensar en nada.

La puerta comienza a sonar y mi corazón quiere salirse del pecho. Me pongo de pie y camino a paso lento hacia la puerta, al abrirla un poco veo como sus ojos me escanean de arriba abajo y me abraza.

—Él no tendrá éste mujeron Verónica...—me abraza Caro y no puedo negarle eso. A pesar de todo es mi amiga, me mintió, sí, pero algún día tendré que perdonarla.

—Lo amo tanto—sollozo en sus brazos.

—Lose...—acaricia mi cabello—Todo estará bien.

Luego de varios minutos en donde sólo me dispuse a llorar, la puerta es abierta brutalmente y Rafael entra con un ojo morado y sangre en su labio inferior. Lucían le hizo eso, de eso no tengo duda. De inmediato busco un botiquín y agarro alcohol y unas curitas para atenderlo. No es capaz de decir ninguna palabra sobre él, y lo aprecio mucho.

Lo único que sé es que se ha ido, de nuevo. ¿Lo volveré a ver? No lose.

◇•◇•◇

Bajo por las escaleras de la iglesia y siento un gran alivio en mi. Ya tengo la fecha para la boda, la cual decidirá mi destino para siempre. No será con el hombre que amo, tampoco será la boda de mis sueños, pero se debe hacer.

—Nathan y yo nos vimos en la mañana—habla Carolina mientras me monto en el auto—Mientras estuviste haciendo los trámites, él me dijo que fuera a un lugar y yo fui...

La escucho atentamente mientras escucho como su respiración comienza a fallar.

—Tendremos un hijo...—apreta el volante—Él lo sabía y aún así me dejo.

—Quería protegerte, lo andaban buscando por Lucían—comento y veo como niega de inmediato.

—Así como yo te oculte cosas, tu también hiciste lo mismo—comenta molesta, genial.


~Rafael~

Al hablar con Nathan, el amigo de Lucían, sólo provocó que mi irá aumentará más. Al recibir la llamada de Verónica para decirme la fecha de la boda pude contenerme y por lo menos relajarme un poco. A decir verdad debo casarme cuanto antes para poder tener ese dinero a mi disposición, así esos idiotas no podrán hacerme nada.

—¿Irá a cenar hoy jefe?

Mi nueva secretaria sólo me provoca ganas de vomitar, es hermosa pero se me ofrece a cada instante. No tengo cabeza para eso ahora, sólo en casarme.

—No, invita a alguien más.

Ayer golpeé a Lucían en su rostro y sólo provoque que me diera una paliza. Ese idiota algún día pagará por eso, si no fuera por mis guardias, juraría que me iba a matar allí mismo. Aún recuerdo sus palabras.

"No es tuya, y nunca lo será"

Si supiera que en dos días va a casarse conmigo. Que ya no podrá hacer nada, ya que llevará mi apellido para siempre.

No pienso en trabajar, y mucho menos con todo lo que esta sucediendo. Bajo directo al estacionamiento y al montarme en el auto comienzo a escuchar un pitido. ¡Mierda! Bajo del auto de inmediato y la bomba explota tirandome lejos, provocando que me golpeé en la cabeza. Lo único que logró escuchar en la voz de un hombre diciendo mi nombre.

◇•◇•◇

Despierto al sentir un pullaso en mi piel, miro a todos lados y me encuentro en mi habitación. Una enfermera me está inyectando algo. En una esquina de la habitación se encuentra Verónica durmiendo en el sofá.

—Ha despertado—habla la enfermera para luego salir de la habitación.

Abre sus ojos lentamente y me sonríe. Se ve tan preocupada y hermosa, no creo que sea tan mala idea después de todo quedarme con ella una vida entera.

—Estaba tan preocupada—comenta de inmediato—Me llamó uno de tus hombres y de inmediato no supe que hacer.

—Al parecer alguien quería hacerme una bromita...—toso un poco al sentir una presión en mi pecho—Pero tranquila, me di cuenta antes de que eso ocurriera.

—Aún así el daño que provoco parece ser preocupante—susurra observando mis brazos donde la enfermera me ha sacado sangre—¿No tienes idea de quien pudo ser?

"Si, si la tengo"

Antes de darle alguna respuesta la puerta es abierta por uno de mis hombres.

—Debemos hablar en privado con usted—comenta de inmediato.

—¿Acaso no puedo estar presente?—comenta molesta.

—Jefe...—murmura algo molesto.

—Dame unos minutos Verónica, ha de ser importante—le digo y se levanta molesta para salir de inmediato.

Junior me explica lo que vio en las cámaras de seguridad, al parecer un hombre encapuchado se acerco al auto y colocó la bomba abajo del pilotó. Lo que se me hace bastante sospechoso es que no era una bomba con tiempo definido, para activar la bomba debían estar cerca del lugar, así al verme entrar al auto lo harían explotar. Lo que me hace pensar que si no era él, alguien más me estaba vigilando.

—Tenemos una mala noticia—le prestó atención de inmediato—Será expulsado de la empresa por Dante Smith—comenta—No podrá volver a trabajar y si se acerca podrá ser ejecutado.

¡Maldito seas Smith! Pero estoy tranquilo al saber que tengo a la mujer que amas, que pronto llevará mi apellido.

¿Qué piensan de Rafael?

¿Qué creen que haga Lucían ahora? ¿Habrá sido él, el de la bomba?

Verónica Carter 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora