【Vieja loca y drogada】
Su rostro era un total poema, indescriptible en su totalidad. Keanu simplemente no podía creer lo que estaba escuchando, lo que ella había dicho. Quería que todo fuera una mentira cruel como la que los padres inventan para sus hijos.
—No te creo, no es cierto, no puede ser cierto. Este hombre tuvo que haberte pagado o lo que sea para que digas todo esto. —Se arrodillo ante su madre, tomando sus manos, observando el rostro serio de su madre. —Por favor, te lo suplico por lo que más quieras en la vida, que me digas que todo lo que acaban de decir no es cierto.
—Si quieres convencerte de ello adelante. —La mujer le dio una calada a su cigarro antes de acomodarse mejor frente al chico y expulsar el humo en su rostro. —El Consejo nos entregó a un niño para que cuidemos hasta su adultez a cambio de una manutención para nosotros, ¡Imagínate! No tendríamos que volver a trabajar por un buen de años. Era todo un negocio. Sin embargo las cosas se salieron un poco de los planes. Mi Alfa se fue y me dejo contigo.
La forma tan despectiva en la que pronunció aquellas ultimas palabras fueron suficientes para causar dolor en el Alfa.
—¡Mientes! ¡Tienes que mentir como la vieja loca y drogada que eres, maldita bru...!
Fue interrumpido al recibir un bofetón por parte de la mujer, causando que el Alfa gruñera y tomara aquella mano para mirarla fijamente.
—Vuelve a tocarlo y mueres.
—¡Todo esto es tu culpa!
Se sorprendió al sentir los golpes en su espalda provenientes del Sigma, la forma en la que lo acusaba.
—¡Si tu no hubieras apareció en mi vida nada de esto habría sucedido y todo seguiría normal en mi vida! —Las lágrimas comenzaban a salir de su rostro mientras los golpes fallaban con mayor frecuencia, llegando al punto en el que simplemente termino apoyando su frente en la espalda del chico llorando con brusquedad. —Todo esto es tu culpa. -Repetía en susurros.
La Omega se soltó del hombre y lo miró por completo.
—Eres muy guapo como para estar aquí, ¿Cual es o era tu propósito?
Sintió como Keanu se alejó de él, y finalmente con un suspiró decidió acercarse a una pared para apoyarse sobre ésta y observar a ambos.
—Estoy aquí por Sam, un Omega al que le debo la vida. Es por ello que vine aquí. Keanu es hijo de Sam. —Hizo una pausa para proseguir con la historia al ver que no había pregunta o duda alguna. —Lo conocí en un hospital en el que estuve por un tiempo determinado mientras me recuperaba. De puertas para afuera el hospital era un lugar privilegiado al que todos tenían confianza para dejar a sus hijos solos, pero la realidad de ese infierno eran las atrocidades que se cometían dentro. Sam me sacó de allí y me salvo. Me mantuvo y me cuido hasta que Keanu nació, ese mismo día, el Consejo nos separó a los tres, desaparecieron al bebé, encerraron a Sam y me enviaron con mis padres y hermanos adoptivos. Desde ese día Sam a estado buscando a su hijo sin descanso y es por eso que estoy aquí. Él necesita a su hijo.
Tomó aire discretamente, nunca en su vida había hablado tanto y tan seguido pero necesitaba dejarles en claro la historia de los sucesos que claramente desconocían.
—Genial, ya tenemos la historia, Keanu, vete con este apuesto Alfa y con tu familia real.
—¿Cómo puedes ser tan...?
—Yo no te debo nada, tú me debes mi Alfa y toda tu vida hasta ahora.
—¡Yo te he cuidado más a ti de lo que tú me haz cuidado a mi!
—Si tan mala madre fui para ti ¿Por qué no te vas? No te necesito.
Keanu salió furioso y triste, dolido por la conversación que había finalizado y a la que sabía que había perdido desde que había iniciado.
—No me mires así. —La mujer se levanto encendiendo un nuevo cigarro, acercándose a la ventana. —Es lo mejor para él. Solo promete cuidarlo y llevarlo lejos de esta porquería de manada.
—¿Y tú?
—Ya estoy muerta en vida.
Sin decir ni una sola palabra más, salió tras el menor. En la explicación de su historia, la mujer había explicado como su esposo y ella habían criado a Keanu, hasta que la manada había sido tomada por un grupo de Alfas, que, inteligentemente habían descubierto que tenían una especie de trato con el Consejo y los utilizaron para mantener a éstos fuera de las reglas de la manda. El Consejo enviaría dinero y todo lo que pidiesen con tal de mantener vivo al cachorro. El Alfa se había alejado de ellos apenas comenzaron los problemas logrando escapar de la manada. Desde entonces, la Omega y el Sigma habían sido controlados y supervisados para no salir de la manada de ninguna forma.
Si Kyle sacaba a Keanu de la manada, la mujer moriría. Efectivamente la mujer lo quería, y prefería que el niño que crío la odiara antes de que sufriera.
Kyle sacaría al chico de esa manada, y aunque le doliese el final de aquella mujer, sabía que era el precio por la libertad en aquella manada.
—Keanu.
Llamó al menor, observando como finalmente paro y lo observo con sus ojos llenos de lágrimas, sus puños apretados y un aroma que desprendía a causa del dolor.
—¿Por qué me hacen esto? Apareciste y si mi vida ya era mierda, tú te encargaste de destrozarla y dejarme sin nada.
—Solo trato de salvarte.
—Tú quieres destruirme, no salvarme.
El sonido de muchos pasos acercándose los alertó y rápidamente Keanu tomó al Alfa del brazo escondiéndolos entre las paredes. Minimizaron sus aromas y observaron como muchos Alfas subieron las escaleras, seguramente, buscándolos.
—Tenemos que salir de aquí.
—Nos matarán si no salimos de la manada.
—Entonces nos iremos.
Con una pequeña sonrisa, Kyle supo que habían convencido al chico y cuidadosamente escaparon del edificio.