Verdad y profecías

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Fuera del templo un viento solano soplaba moviendo los enormes robles y álamos que aún se mantenían intactos en el sector. En varias ocasiones empresas madereras habían hecho ofertas no menores con el propósito de conseguir el dominio del sector en donde se erguía la sencilla e incipiente construcción de madera. Quien hubiera visto el templo jamás habría pensado que un terreno de más de cuatro mil metros cuadrados era propiedad de una pequeña y humilde comunidad evangélica. La forma en que la habían obtenido era ya casi una leyenda para algunos, un milagro para otros. Lo cierto era que el Pastor jamás cedió a las tentadoras ofertas económicas. Su respuesta siempre era la misma. "Dios no quiere que vendamos estas tierras." Para muchos que formaban parte de la congregación, en especial para los más jóvenes esas palabras no eran otra cosa ideas de una mente anticuada que no se adaptaba al cambio de los nuevos tiempos. Para otros, los más sabios, era una confirmación de que su pastor era un hombre que escuchaba a Dios, pese incluso a las presiones que los hombres pudieran hacer.

El anciano llevaba un buen rato hablando, dando detalles, explicando hechos, exponiendo situaciones acontecidas años atrás, incluso décadas. Cada palabra que decía sonaba más misteriosa y parecía dar paso a más dudas que a respuestas. Los gestos en su rostro evidenciaban que hablaba con la verdad o al menos que se encontraba convencido que cada detalle era cierto. Para Gonzalo el relato, los hechos, no eran más que producto de una mente ya desgastada por los años. De pronto no pudo más e intervino.

- ¿Usted quiere que crea que hay una conspiración mundial que busca obtener control de todo el sur de Chile para así crear una especie de refugio para gente millonaria cuando sea el fin del mundo? - no sabía que era más loco, decir, preguntarlo, escucharlo o creerlo.

-No es exactamente eso, pero en parte es así... - respondió el Pastor a la vez que se dibujaba una sonrisa en su rostro.

-Tienen que estar locos- empuño sus manos.

-Muchos dicen que así es, por eso es que ya no viene tanta gente a nuestra congregación... - indico Marcelo.

-Es obvio, si enseñan esas cosas la gente se irá de inmediato.

-No se confunda, no enseñamos eso en el púlpito, ese es un lugar sagrado, desde hay solo predicamos palabra de Dios, esto lo decimos a unos pocos a los que Dios nos indica que les demos a conocer esta verdad- agrego Marcelo.

-Usted es uno de esos pocos Gonzalo... - la voz del anciano se había vuelto seria, formal, solemne -. Hace un par de días tuve un sueño, vi a un hombre emerger desde la tierra en llamas, su cuerpo cubierto de barro y con una herida de bala en su hombro, en su mano llevaba un celular y en su interior una información importante... - tomo aire y agregó-. Una voz de mujer repetía "Gonzalo" "Gonzalo" ...

-El Pastor me relato su sueño, imagínese cuán grande fue mi sorpresa al saber que usted, era sacado desde la tierra luego de que las llamas consumieran el lugar donde usted se encontraba, pero mayor fue mi sorpresa al saber que usted era Gonzalo, un periodista que había tenido la oportunidad de entrevistar a la "Hermana Juanita", una anciana parte de nuestra congregación y luego verlo con un celular en su mano... idéntico al que el Pastor me describió.

-Están locos, mi celular lo perdí cuando caía al pozo... - respondió tratando de negar la posibilidad de que todo lo dicho fuera cierto.

-La verdad es que no lo perdió... - Marcelo metió su mano en el bolsillo -. Yo lo tomé, sabía que lo buscarían y de seguro buscarían su celular... - le entrego el aparato a Gonzalo.

-Pensé que había desaparecido... en él están mis entrevistas... - guardo silencio, no era lo único.

-Sus entrevistas no son lo único que contiene, hay otra cosa, una información que confirma todas nuestras sospechas... pero ya no tiene batería y tiene bloqueo digital, necesitamos su huella digital para abrirlo y obtener la información.

Chile en llamasWhere stories live. Discover now