You must erase your memories of me

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Jihoon observaba el techo de la casa, ya tenía rato de haber salido el sol y entrar una gran cantidad de luz en la habitación, pero él seguía disfrutando estar en la comodidad de su cama.

—¡Lee!–El escuchó la voz en alguna parte de la casa.–¡hora de levantarse!

Con toda la pesadez que alguien pudiera tener Jihoon se incorporó en la cama y mientras se estiraba un poco antes de bajar los pies para ponerse unas pantuflas y sentir un poco de frío por fin salió de la cama.

—Buenos días Lee.–Jihoon miro al chico ya con su uniforme del trabajo.–Llegaras tarde al trabajo.

—Ya te dije que dejes de llamarme Lee.–La voz de Jihoon estaba ronca.

—Lee.–Dijo el otro chico en forma de burla–¿Iras a trabajar?

—Sí.—respondió el bajito.

—Muy bien, come algo y no olvides cerrar cuando salgas.–Jihoon miro como el otro chico salía rápidamente de su habitación.

Jihoon se dio un momento para escuchar.

Nada, no había más ruido en aquella casa, estaba solo, por unos meses había temido mucho por estar solo, pero ahora ya lo toleraba e incluso lo disfrutaba.

A pesar de la gran pesadez, Jihoon desayuno una manzana que ya estaba lista para comer y se fue a duchar, tenía que ir al trabajo.

Su uniforme constaba de un pantalón negro, una camiseta blanca, algo básico a los ojos de Jihoon.

—Tiene que ser un buen día.—Jihoon se miro en el pequeño espejo.

Al salir de la casa pudo sentir el característico clima húmedo y suave del invierno de Marseille una ciudad que seguía enamorando a Jihoon, le encantaba poder salir en las tardes a ver qué más podía descubrir de esa costa.

El hizo todo el trayecto hacia su trabajo tarareando una canción que no recordaba donde la había escuchado, pero sabía que le gustaba. Por suerte de él su trabajo estaba cerca de casa, el restaurante Wood, un pequeño lugar donde a veces iban parejas a disfrutar de la comida mientras admiraban el paisaje.

—Lee, un minuto más y llegabas tarde.–Jihoon ignoro aquel comentario.–Hay personas esperando a que los atiendas.–ambos se vieron.–¿qué esperas?

Jihoon pasó su mañana de un lado a otro, atendiendo cada mesa que tuviera personas, era un trabajo cansado, pero le gustaba y lo mantenía distraído gran parte del día.

—¿Como terminaste aquí?—Cuestionó un señor que podría bien tener unos 60 años.–No creo que toda tu vida fueras mesero.

—Es una larga historia.–respondió Jihoon sirviéndole más café el señor.

—Tengo mucho tiempo.

Jihoon cada día se esforzaba mantener lo más oculta posible su vida pasada, no quería tener que volver a recordarlo todo y con ello tener que soportar el dolor que aún estaba guardado en su corazón.

—En otra ocasión le contaré.—respondió amablemente Jihoon.

Cada decisión o incluso cada pensamiento eran dirigidos a solo borrar lo que un día fue.

Fear • SoonHoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora