Capítulo 1

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—¿Me estás escuchando?

La voz del asiático le hizo apartar la mirada de la pequeña mesa color blanco que se encontraba frente a ellos. Ladeó el rostro con ligereza terminando por parpadear confundido, como si con aquel gesto estuviese admitiendo que en efecto, Minho le había pescado pensando en cualquier cosa ajena a la conversación.

—No tengo que mirarte para prestarte atención, shank descerebrado —una pausa, media sonrisa y regresó sus pardos al extraño adorno que yacía al otro lado de la habitación, como si aquello fuese lo más interesante que se encontraba en el lugar.

—¿En serio? ¿De qué estaba hablando? —el asiático se limitó a deslizar uno de sus brazos por sobre los hombros del más delgado, atrayéndolo contra su cuerpo. Aquello finalmente pareció despertar al menor de su pequeña ensoñación, logrando que sus pardos volvieran a viajar del otro lado de la habitación, hasta el miertero que se hallaba a su lado.

—De mamadas, seguramente —rodó los ojos con fastidio, tratando de ignorar los dedos que el más alto hundía con suavidad en uno de sus hombros.

—Newt, no sé qué clase de miertera prueba te pusieron, pero estoy seguro que la de cada uno fue distinta, esa maldita Rata lo mencionó. ¿Podrías al menos tratar de ayudarme a averiguar que mamada están tramando en esta ocasión?

El rubio le observó al tiempo que arrugaba ambas cejas, terminando por apretar los labios. No quería recordar. El aroma metálico de la sangre le inundó los sentidos, el ligero mareo se hizo presente. Revivió de nuevo aquel momento, el forcejeo, y claramente recordó cada minúsculo detalle del cuerpo de Thomas sin vida. Mató a Tommy, a su Tommy. La escena continuaba dándole vueltas en la cabeza, haciéndole querer devolver lo malditos panqueques que habían desayunado por aquella mañana. Había sido una ilusión, aquello no había sucedido, estaba bien, él no había metido una bala en el cerebro de su ex novio. Thomas estaba bien, seguía en su prueba, una que por lo visto, no había superado hasta ese momento.

—Olvídate por un segundo de esos mierteros. Tarde o temprano sabremos que pendejada quieren de nosotros —hizo una pausa poco antes de apartar de manera abrupta el brazo que se había deslizado encima de su cuerpo, poniéndose de pie en menos de un instante.

Newt no miró hacia atrás, no cuando sus pasos ya se apresuraban para atravesar la habitación hacia la única ventana del lugar, o al menos, la ilusión que aquella enorme pantalla les hacía creer. Se apoyó contra la pared cercana y trató de ignorar las voces a su alrededor. Todo había sido monótono desde que había salido de aquella habitación. Llevaban días enfrascados en la misma rutina, comer, dormir, hablar. Ese lugar le parecía una nueva celda, un castigo más. Estaba ansioso, desesperado, furioso, todo por partes iguales. ¿Dónde estaba Thomas?
Las palabras de la Rata continuaban dándole vueltas en la cabeza, haciéndole partirse las últimas neuronas funcionales. ¿Por qué habían llegado hasta tal extremo? ¿Por qué manipular las acciones de Thomas? El vago recuerdo del desierto y de las declaraciones del shank le lograron sacar una pequeña sonrisa, o era muy estúpido o simplemente le encantaba ignorar la realidad.

Teresa, esa chica estaba involucrada en más de un sentido. Todo lo que había sucedido días atrás la involucraba, a ella, a Thomas, incluso a Brenda. ¿Por qué plopus se iban a esforzar tanto en joderle la miertera cosa que tenía con el imbécil shank?
Cerró los ojos, negó con suavidad. Ya no quería pensar, se estaba volviendo loco dentro de aquellas paredes tratando de comprender algo que realmente, estaba fuera de su alcance. Pruebas, zona letal, cura.

—Hey —la dulce voz interrumpió sus cavilaciones, logrando que su mirada se enfocara en la chica de ojos azules que de momento, se había posicionado a unos cuantos pasos de donde se hallaba—. Newt —Teresa sonrió, logrando que el más alto bufara sonoramente mientras desviaba la mirada, evitando a la chica—. Sé que soy la persona que menos quieres ver ahora, pero de verdad creo que deberíamos hablar.

Regresa a mí | Newtmas | Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora