Capítulo 4

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Newt observó a Thomas desde el marco de la puerta: ahí en el medio de la habitación, se hallaban Minho, Brenda y él. La mirada del singular grupo pasó de los estantes vacíos, hacia el rubio que les observaba en silencio.

—Tommy, ¿puedes venir un segundo? Necesito hablarte a solas —había una sonrisa bailando en los labios del rubio, misma que había sido percibida por los ahí presentes. Fue Minho el primero en cruzarse de brazos, observándole inquisidor.

—¿De qué vas esta vez, shank? —no podía culparlo, realmente no. Minho hacía todo lo posible para que Thomas mantuviese las manos en otro lugar que no fuera él. Probablemente, estaba siendo demasiado visceral en algunos aspectos, pero quizá era la mejor manera que tenía para ello.

—Solo necesito hablar con él unos minutos. ¿Quieren estarse, shanks? —Newt rodó los ojos ligeramente exasperado, terminando por cruzar los brazos a la altura del pecho escuchando los pasos de Thomas cuando este, caminó en su dirección.

Se observaron apenas por unos segundos poco antes de que finalmente, ambos abandonaran la habitación, no sin antes, ganarse un par de miradas por parte del par que quedó dentro de esta. Pero daba igual, a ninguno de los dos parecía afectarle aquel hecho por aquel instante.
Fueron un par de metros en silencio. Thomas se limitó a observar el semblante de Newt, quien, por aquel segundo, se hallaba un par de pasos adelante. Cuando el rubio se detuvo de manera abrupta, el castaño le secundó en consecuencia, terminando por soltar un largo suspiro poco antes de finalmente ser el primero en atreverse a hablar.

—¿Y bien?

Newt terminó por girarse, quedando frente a frente con el castaño. Los ojos de Thomas le examinaron se arriba abajo, el ex segundo al mando simplemente sonrió, sacando un pequeño sobre de entre sus prendas y extendiéndolo en la dirección del otro.

—Necesito que me hagas un favor —Newt se miraba inquieto, quizá hasta un tanto nervioso. Thomas observó el sobre aun confundido, como si esperara que el rubio continuase con la explicación.

—¿Es... una carta de amor? —el menor arrugó ambas cejas mientras sus labios se curvaban con ligereza, escondiendo una sonrisa entre los mismos.

—¿Sigues siendo igual de miertero, Tommy? Solo tómalo —movió la mano agitando el pequeño papel en consecuencia. Thomas pareció reaccionar ante ello, extendiendo una de sus manos para arrancar el pequeño papel de la diestra del más alto—. No lo abras aún.

—Espera ¿qué? —Newt rodó los ojos, volviéndose a cruzar de brazos mientras desviaba la mirada. Thomas notó enseguida, que, su bonito rubio, estaba evitando su mirada a toda costa—. ¿Quieres explicarte?

—Lo abrirás cuando sea el momento —soltó el rubio poco antes de tensarse, percibiendo el segundo exacto en que Thomas colocó una de sus manos en su hombro derecho.

—¿De qué...? —pero Thomas no concretó su pregunta, no cuando los pardos de Newt se habían mostrado finalmente ante él. El semblante del más alto lucía desanimado, sin vida. La mirada que recordaba en el Área, había desaparecido, dejando en su lugar a un chico que comenzaba a desconocer.

—Lo sabrás, Tommy. Lo sabrás.

Bastó aquello para que Thomas simplemente olvidará donde se hallaban: la tristeza le recorrió entero, la verdad latiendo entre ambos volvió a ser tan visible como siempre, obligándole a rodear el delgado cuerpo del más alto con sus brazos. Newt reaccionó casi al instante, colocando sus manos en el pecho de Thomas, buscando apartarlo con brusquedad, pero este, no se lo permitió. Fue un forcejeo escaso, casi nulo, era Tommy buscando romper las barreras de Newt, y este último, haciendo uso de la escasa fuerza de voluntad que le restaba por aquel instante.

Regresa a mí | Newtmas | Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora