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Se encontraba sentado en el living, reposando la cabeza sobre su mano en el posa brazos del sofá.

Miraba hacia la cámara con ganas de no estar ahí, como deseando que cuando la foto se tomase, la luz del flash borrase su existencia de ese lugar.

-Me estas apretando.-Le dijo el ojigris de mala manera.

-Estoy al borde del sofá, imbécil.-Le respondió aún sin mirarlo.-No puedo moverme más.

-¿Podrían dejar de pelear al menos para la foto?.-Pidió Rosinante en un tono casi suplicante, terminando de programar la cámara y regresando para acomodarse de pie detrás del sofá junto con Sengoku.-Pongan su mejor cara, muchachos.-Alentó el rubio dando su mejor sonrisa.

Ambos chicos suspiraron pesadamente. Doflamingo rio por lo bajo.

-Ah, adoro las reuniones familiares.-Alcanzó a decir antes de que la foto se tomase.

Kid se dispuso a pararse, Law lo iba a imitar cuando su padre los detuvo.

-¿A donde van?.-Preguntó caminando nuevamente hacia la cámara.-¡Aún faltan las fotos con los gorros!.

-¿Que?.-Preguntó Kid esperando a que fuera una broma.

Law simplemente se llevo una mano la cara, lamentando el haberse unido a esa familia.

-¡Los gorros de santa!.-Aclaró tendiéndoles a cada uno un gorro rojo de Santa Claus.

-¿Que es esto?.-Preguntó su hermano mirando con el ceño fruncido la tiara con astas de reno que le había dado el rubio.

-Es que no me alcanzaba los gorros.-Respondió poniéndose el suyo.

-Pues fue tu error, tu úsalo.-Se la intento devolver.

-No, no.-Se colocó una barba blanca falsa.-Yo soy santa.

-Eres un idiota.-respondió a regañadientes, colocándose la maldita tiara y luego dándole un sorbo a su copa de vino.

-Oh vamos, niños.-Hablo Sengoku.-Ya están grandes para pelearse por esas tonterías.

-Yo solía ser santa.-Murmuró Doflamingo.

-Este año me toca a mi.

-Disfrútalo porque es el primero y el último.

El pitido de la cámara indicaba que la segunda foto se iba a tomar, todos intentaron poner su mejor cara.

-¿Ya esta?.-Pregunto Kid.

-Ya son libres.-Confirmo el mayor.

-Gracias.-Dijeron Kid, Law y Doflamingo en un suspiro liberador.

-¿No estabas haciendo galletas?.-Comentó Sengoku olfateando un ligero olor a quemado.

-Si.-Respondió revisando las fotografías tomadas con amor, orgulloso de la familia que había formado.-¡Oh, rayos!.-Exclamó una vez que cayó en cuenta de que se las había olvidado en el horno.-Sostén esto.-Le dio, mas bien, le aventó la cámara de fotos a Kid. Acto seguido salió corriendo a la cocina.

-Rosinante, ten cuidado.-Le advirtió Sengoku tomando un puñado de golosinas de la mesa de café y siguiéndolo tranquilamente hacia la cocina.

El sonido metálico de la fuente de galletas cayendo al piso seguido de un "¡Maldita sea!" hizo que Doflamingo riese aun con la copa de vino en los labios. Negó con la cabeza intentando contener la risa.

-Necesito ver esto.-Dijo poniéndose de pie y caminando a la cocina soltando una risita.

Kid simplemente sonrió imaginándose la situación que estaba teniendo lugar en esa parte de la casa. Negó con la cabeza y pasó la mirada al artefacto en sus manos.

Co-workers (Kid y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora