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Habían ido todo el camino escuchando música en el estéreo, él la había dejado conectar su celular. Charlaban un poco en cada semáforo y luego cada uno se enfrascaba en su manera diferente de evitar mirarse, ella veía por la ventana y él fijaba sus ojos en la calle. Luego de ese momento en la cocina se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, no podía pasar.

No podían permitirse hablar con tanta dulzura del pasado, de otra manera querrían volver a eso y no debía ser así, no estaba bien para ninguno de los dos.

No todo fue peleas, lágrimas y gritos, también fue risas, abrazos y besos.

No siempre había sido odio, también había sido amor.

Se estacionó en la puerta de su casa. La fachada de su casa era algo deteriorada, la pintura de las paredes color verde musgo oscuro del pórtico estaba descascarada. Uno de los escalones de la entrada estaba roto, al igual que el vidrio de la ventana junto a la puerta. A su tejado le faltaban un par de tejas y en cuanto su jardín, el neumático de camión que había sobre el césped marchito hablaba por si solo.

-Ese triciclo tiene años.-Dijo haciendo referencia al que estaba tirado junto al neumático, uno que solía ser de color rojo pero que con el paso del tiempo ahora solo había quedado del color del metal moteado con restos de él.-¿Algún día me lo pensabas devolver?.

-Hasta que no termines de leerte el cuento, el triciclo permanece conmigo.

Le sonrió genuinamente, su corazón palpitaba rápido. Estaba siendo tan feliz en ese momento, se hablaban como si nada hubiera pasado, cómo si nunca se hubieran llorado o maldecido en el pasado.

Había sido una mañana agradable, feliz. No podía recordar cuando fue la ultima vez que se había levantado con ganas de la cama, se sentía con ganas de estar vivo. Con ganas de hacer cosas, de salir del pozo en el que se había metido y progresar en la vida.

Se sentía realmente bien consigo mismo, cosa que le costaba mucho conseguir con frecuencia.

Se había estado odiando por un largo tiempo, a tal punto que evitaba pasar tiempo a solas con su mente.

Su cabeza era su peor enemigo, nunca lo iba a dejar en paz.

(Tn) tenia una maravillosa habilidad para hacerlo reír o enojar en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.

Y al parecer hoy, había optado por la primera opción.

-Bien.-Tomo sus zapatos.-Fue bonito mientras duro, ¿No?.

La sonrisa de Kid fue desapareciendo a la vez que asentía con la cabeza.

-Pudo haber sido mejor.

-O peor.

-Como sea, ¿Hasta nunca?.

-Usted lo ha dicho.-Se miró rápidamente en el espejo de la guantera, tenía una marca morada en el cuello.-¿Se creerán que me ha mordido un murciélago?.

-¿Un murciélago?, son niños, no idiotas.

-Creen que el one piece es real, ¿Por que no creerán en que me atacó un murciélago?.

-El one piece es real.

-Si, si, lo es.-Le tendió la mano.-Hasta nunca, capitán.

-Hasta nunca.-La estrechó.-La próxima vez que te me vuelvas a cruzar te matare, primer y único aviso.

-No si yo te mato primero.

Ella se acercó para besarle la mejilla, Kid le quitó el seguro a las puertas, negándose indirectamente.

Co-workers (Kid y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora