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Hizo a un lado el rostro mientras fruncía el ceño con molestia.

-Ah.-Gruñó rascándose la nariz.

Le costó separar los párpados pero al cabo de unos segundos pudo abrir los ojos.

Estaba oscuro pero podía ver bien, las persianas estaban bajas y ni un rayo de luz se filtraba por ellas, aunque eran los suficientemente finas como para iluminar un poco. Hacía un frio horrendo, tenía la nariz y los dedos helados. En cuanto su cerebro se termino de despertar pudo sentir un peso extra sobre todo el lateral izquierdo de su cuerpo. No hizo falta que lo viera ya que la mano contaría a la que había utilizando para aliviar la picazón de su ñata sostenía su cintura.

Era (Tn) durmiendo plácidamente sobre su pecho, con una pierna sobre la pelvis del chico, abrazando su torso con un brazo y con su otra mano, enredando sus dedos en los cabellos rojizos de él.

Se quedó unos segundos admirando el rostro tan pacífico de Gunn.

Le fascinaba el toque inocente y angelical que le daba el rojo ubicado sobre sus mejillas.

Una oleada de sentimientos lo invadían con solo observar esa escena.

Entre el aroma de la chica y el calor que recibía de su cuerpo, no había forma de mantener la calma, la quería estrujar contra él, quería despertarla a punta de besos por todo su cuerpo. Quería recorrer toda esa suave y cálida piel de su cuerpo con caricias, quería poder decirle “te amo” en cuanto despertara. Quería hacerle y decirle tantas cosas y no se animó a mover ni un solo músculo.

Un sentimiento muy extraño se apoderó de él, una mezcla entre miedo y ensueño.

Sin dudas estaba disfrutando del momento. Estaba experimentando sensaciones tan hermosas que no quería que se acabase.

Ese era su miedo, que el momento acabase.

¿Hace cuanto había deseado, soñado incluso, con encontrarse de esa manera con ella?. Entrelazados ambos debajo de las sabanas, compartiendo el tiempo juntos de esa manera tan intima, tan especial.

Si, la confianza entre ellos se había restaurado pero les costó un año desde aquella navidad para poder volver a tratarse plenamente como en los viejos tiempos.

Si, habían temas que no solían tocar. Como por ejemplo la relación de Kid con Nojiko, o el beso que se habían dado en esa misma habitación. El limite de hasta donde se podía bromear o charlar satíricamente estaba en lo mujeriego que era Kid. Él y las chicas ya era algo común para todos. Tanto para los chicos como para (Tn) ya no era nada nuevo que el celular del chico vibrara a cada rato con el mensaje de alguna chica con la mala suerte de haberse enredado con él o encontrarse alguna chica en la puerta del institutito esperando para hablar con él.
O que alguna loca amenazara a (Tn) en el estacionamiento de su trabajo creyendo que era una especie de amante de él por la cercanía que llevaban.

Se arrepentía de esa fama que se había ganado, o mas bien, formado. Todos esos problemas con chicas que no le importaban en lo absoluto era lo que lo alejaba de estar con la única mujer que realmente anhelaba tener a su lado.

Kid era el chico que andaba con todo el mundo, que se había volteado a cada carita bonita que se cruzaba.

Y con tan solo diecisiete años había tenido más sexo que Killer, todo gracias a los retorcidos consejos de su tío Doffy, los cuales había seguido al pie de la letra y le habían dado la victoria en cada sucia jugada en contra de una pobre chica desafortunada.

Entre su maravillosa capacidad para hacer sonar cualquier cosa que salga de sus labios como el diálogo de alguna película romántica, el físico digno de un dios y esa forma tan despiadada e incitadora de moverse hacia su presa hacia que todas quedaran atrapadas en su juego como moscas en la miel.

Co-workers (Kid y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora