—¡Underoos!
La voz de Tony Stark sonó levemente nerviosa. El multimillonario no era alguien a quien le temblara la voz con facilidad, ni siquiera cuando había tenido delante a enemigos con potencial suficiente como para acabar con su vida.
Sin embargo, en esos momentos, Tony vacilaba. May, cuyo nerviosismo era mucho más notorio, bajó la mirada y se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja al tiempo que todo su rostro enrojecía violentamente.
—¡Qué sorpresa!—continuó Stark, intentando suavizar el momento—. Esperaba verte aparecer por la puerta, como la gente normal.
Sus intentos de desviar la atención caían en saco roto. Peter lo había visto. Había visto, perfectamente, cómo la boca del genio y la de su tía se habían estado devorando hacía tan sólo unos instantes.
—Ya sabe que no soy precisamente normal, señor Stark—respondió, intentando mostrar indiferencia ante lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, su corazón latía desbocado, golpeándole las costillas.
—Desde luego que no—dijo el genio, sonriendo mientras lo miraba de arriba abajo—. Una persona normal no se pondría un kirugumi de perrito.
Si hubiera podido hacer un agujero en el suelo y precipitarse, planta por planta, hasta el asfalto bajo el edificio, sin duda Peter lo habría hecho.
¿Por qué tenía que haber elegido el pijama de perrito justo aquel día?
Ahí estaba, con la capucha puesta, sus orejitas marrones cayendo a ambos lados de esta y la colita detrás.«¿Puedo morirme ya?»
—Estás adorable—lo elogió Tony, cosa que sólo sirvió para que Peter tragara saliva con dificultad y se sintiera más avergonzado—. En fin, yo... ya me iba. Me he quedado sin tiempo. Te...—Adoptó la forma de un teléfono con la mano y se la colocó en la oreja—...llamo en otro momento.
El ensordecedor silencio que siguió en cuanto se largó del apartamento fue demoledor.
May balbuceó, intentando decir algo, pero las palabras se enredaban en su boca mientras se recolocaba el cabello nerviosamente una y otra vez.—Peter... Ve...verás... Tony vino a verte hace un rato. Quería saber cómo te iban las cosas. Le dije que no estabas y le invité a tomar algo mientras te esperábamos.
El chico echó un vistazo a la mesa auxiliar situada entre el sofá y la televisión.
Una botella de vino, casi vacía, se encontraba en el centro de la misma, y dos copas a ambos lados, una de ellas con unos pocos centilitros de la dulce bebida por acabar.—¡Tía May!—exclamó—. ¿Estás borracha?
Aquello explicaba la rojez en las mejillas de la mujer y sus torpes ademanes.
—No... no mucho—reconoció—. Sólo un poquitín mareada.
Se rió, tímidamente, como una adolescente a la que sus padres acababan de pillar haciendo cosas poco acordes con su edad.
—Ya veo...
Y Peter puso los brazos en jarras, adoptando de repente el papel de un adulto a punto de soltar su reprimenda.
Pero fue incapaz. La imagen de Tony y May besándose volvió a su mente, cegándole por unos instantes.
Si ya dolía saber que tu ídolo jamás te miraría de la forma en que deseabas, ver que había besado a tu tía se antojaba demasiado insoportable.
Tony Stark podía tener a quien quisiera. ¿Por qué tenía que ser justamente ella?
El destino era irónico y cruel, y se estaba cebando a base de bien con Peter Parker.
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El novio de tía May (Starker) [+18]
FanfictionTony Stark siempre ha sido el ídolo de Peter Parker desde que era niño, y acabó convirtiéndose en su amor platónico a medida que iba creciendo. A Peter le gusta Tony, y su amigo Wade Wilson piensa que debería confesárselo. Pero existe un impedimento...