3. AMOR IMPOSIBLE

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Durante los días siguientes, Peter estuvo ojo avizor con May.
El chico sabía que, entre semana, su tía apenas tenía tiempo libre ya que se dedicaba a trabajar, volver a casa y cenar.

Por eso, que se encontraran a viernes, acercándose la hora de cenar, y que ella aún no estuviera en casa, hizo que a su sobrino se le encendieran todas las alarmas.

«Habrá quedado a tomar café con alguna amiga» se dijo para tranquilizarse «Aunque sale del hospital demasiado tarde como para que sea hora de tomar café»

Él, que justamente ese día había tenido más tiempo y se había esperado en preparar (o intentar preparar) una ensalada de pasta con salsa de queso, vio cómo todo se desmoronaba al recibir una llamada de May contándole lo que ya se temía:

Lo siento, cielo. Tony me ha raptado a la salida del trabajo, y ahora pretende llevarme a cenar.

La cuchara de madera, mojada en salsa amarilla, se le escabulló de las manos mientras sujetaba el teléfono con la otra y mantenía su mirada perdida.

¿Peter? ¿Me oyes?
—Sí, sí. Perdona. Creo que es la cobertura—mintió, recogiendo la cuchara—. Vale, pues... Pásatelo bien, May. ¿Vendrás a dormir?

Cerró los ojos con fuerza mientras esperaba la respuesta.

Claro, cariño—respondió ella, permitiendo así que Peter exhalase el aire contenido en sus pulmones—. No se me ha olvidado que mañana toca tarde de cine juntos, así que me quedo contigo en casa.

Sonrió. Amaba hacer planes familiares con ella, y el hecho de que no se le hubiera olvidado lo acordado le hizo tranquilizarse en gran medida.

—Te había preparado la cena.
¿En serio?—Chasqueó la lengua—. Vaya, Peter, lo siento mucho.
No pasa nada. Te lo dejo preparado para que te lo comas mañana.
Sabes que eres un amor, ¿verdad?—le dijo ella

Entonces, oyó la voz de Tony. No entendió bien lo que decía, pero sin duda alguna era él. La hubiera reconocido entre un millón.

Peter—lo llamó May, después de haber respondido al multimillonario—, tenemos que entrar ya en el restaurante. Si estás dormido cuando llegue, que tengas buena noche. Mañana hablamos. ¡Mua!

El chico colgó. Mientras terminaba de remover la ensalada para servirse un poco, pensó en lo mucho que envidiaba a tía May por tener el lujo de poder cenar con Tony Stark.

Él hubiera deseado poder pasar tiempo a solas con él, y que el motivo no fuera nada que tuviera que ver con su faceta de Spider-Man. Tampoco ninguna reprimenda, que ya le habían caído unas pocas por su impulsividad, la cual había corregido con el tiempo.





Se acababa de meter en la cama, horas más tarde, cuando oyó abrirse la puerta. El particular sonido de los tacones de May le trajo a Peter recuerdos de su adolescencia.
Ella sólo los usaba para ocasiones especiales, como el Día de Acción de Gracias, durante los festejos del 4 de Julio, cumpleaños o Navidades.

Sin embargo, alcanzó a sentir otro par de pasos junto a su taconeo, de sonidos sordos y lentos, antes de escuchar cómo la puerta se cerraba de nuevo.

Se encogió bajo las sábanas, de costado, fijando la mirada al frente mientras intentaba distinguir más sonidos.

La risita de tía May llegó hasta sus tímpanos. ¿Estaba borracha otra vez?
Tendría que tener unas palabras con el señor Stark si no paraba de incitarla a la ingesta de alcohol.

—¡Sssh!—Un siseo, y más risitas femeninas—. Tony, para...

Se le disparó el bombeo de su corazón, latiendo frenéticamente.

El novio de tía May (Starker) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora