El novio de tía May (Starker) [+18]

12. EXPO STARK

Nuevo año, nuevo capítulo!!

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La expo abarcaba unas dimensiones similares a dos estadios de rugby.
Como todo lo que tenía relación con Stark, era una convención ostentosa y multitudinaria.

Habían habilitado varios stands para venta de aparatos tecnológicos diseñados por el genio, más sencillos y asequibles para la clase media, así como otros repletos de merchandising relacionados con el evento o con su alter ego, Iron-Man.

Peter se perdió entre las filas de stands y multitud que comenzaba a llegar al lugar, echando un vistazo a todo.

Una niña, que portaba una máscara del superhéroe, suplicaba a su madre porque le regalase uno de los muñecos de acción que tenían expuestos en pequeñas vidrieras en uno de los puestos.

Sonrió. Él había sido igual. Si bien no caprichoso, sí que era un gran fan de la mente brillante que había liderado a Los Vengadores hasta su separación.
A pesar de todo, Peter Parker seguía considerando a Tony Stark, Iron-Man (¿acaso había diferencia?) su ídolo.

Y, aunque le doliera el corazón, también lo seguía amando.

Caprichoso y despiadado el destino, que había hecho realidad sus más profundos deseos, en mitad de un ambiente hostil que luchaba contra su propia moral, para luego arrebatárselo todo de un plumazo.

Muchos de los asistentes comenzaban a llenar la zona del escenario, donde esperaban ver aparecer al aclamado genio, probablemente dentro de su traje de hierro y tras una presentación apoteósica plagada de réplicas de sus creaciones y bailarines que darían una demostración de dotes al son de la música, la cual Peter sabía de sobras que consistiría en canciones de AC/DC.

Una vez se hartó de recorrer los caminos asequibles para todo invitado, decidió meterse en la zona VIP, donde mostró su acreditación para que le permitieran la entrada.

Tal y como le había informado May, reconoció a varios hombres y mujeres con renombre en cada uno de sus campos, desde científicos hasta ingenieros, pasando por líderes de empresas conocidas a nivel nacional e internacional. Incluso distinguió a figuras públicas no relacionadas con aquel mundo, pero igualmente interesadas en asistir.

En otra ocasión, Peter hubiera hecho gala de su hiperactividad y entusiasmo asombrándose de tener ante él a figuras como la mítica Madonna. Pero, en aquellos momentos, tener a la cantante a sólo unos metros de él no le produjo ninguna sensación más que el hecho de echar un segundo vistazo para asegurarse de que sus ojos no le engañaban.

Hubiera aprovechado aquella oportunidad de darse a conocer y hacer contactos de no ser porque:

1. No tenía apetencia alguna por llevar a cabo el baile de máscaras.
2. A diferencia de Tony, él no tenía carisma. No sabía cómo dirigirse a nadie sin sentir que se moría de vergüenza.

Así que, cargado de introversión y con la cabeza dándole vueltas, orbitando alrededor de su mentor y el atuendo tan elegante que llevaba aquel día, Peter caminó casi en estado de trance entre aquellas personas cuya presencia muchos hubieran deseado.

El sonido de su teléfono, minutos después, lo sacó de su mundo.

—Tía May.
—Cielo, Tony ya se ha ido a prepararse para su primera aparición. Me ha dicho que en el escenario, en primera fila, hay una zona reservada para los VIPS. ¿Nos vemos allí? ¿Dónde estás?
—Estoy...—Se calló unos instantes mientras sucedía algo ante sus ojos—. Miley Cyrus acaba de guiñarme un ojo—respondió con suma tranquilidad.
—¡Oh! ¡Miley Cyrus! ¡Peter, tienes que salir con ella!—bromeó.
—Sabes que me van los chicos, May—le recordó.