6. DOMINACIÓN

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La velada con May estaba siendo de lo más divertida.
Tony le contaba, bebida en mano, una anécdota graciosa que tuvo la desgracia de vivir con el alto mando de una reconocida empresa.
Ella lo escuchaba mientras sonreía, sentada sobre el taburete de aquel pub del centro neoyorquino al que habían decidido ir tras la cena.

Al acabar, el multimillonario consultó la hora.

—Deberíamos ir yendo a casa, ¿no te parece?

Ella reconoció esa mirada cargada de deseo, y apuró su San Francisco antes de dejarlo en la mesa y levantarse, recolocándose bien el vestido rojo palabra de honor que se había puesto para la ocasión.

Él sacó la billetera, pagando la ronda al barman, y le ofreció el brazo caballerosamente a la mujer para salir juntos de allí.

—¿Me dejarás conducir a tu casa?—le preguntó ella—. Y no me mires así, Anthony Edward Stark. Has bebido demasiado y no pienso permitir que lleves tú el coche. Por algo no he querido tomar nada con alcohol.
—Eres precavida. No está mal—le dijo él, sonriendo.

Una vez dentro, May dedicó unos minutos a examinarlo todo y hacerse al vehículo. Entonces arrancó, y se llevó al momento una mano a la frente.

—Tengo que pasar por casa.
—¿Por qué?—le preguntó Stark mientras se abrochaba el cinturón.
—Me puse este vestido para la cita, pero no quiero volver mañana con él puesto. Tengo que ir a buscar ropa cómoda.

El hombre intentó instarla a abandonar esa idea, buscando posibles alternativas. Pero May estaba decidida.
También quería pasarse para ver cómo estaba Peter. Aunque su sobrino fuera mayor de edad, esa necesidad de protegerlo y saber que estaba bien continuaba muy presente en ella.

 Aunque su sobrino fuera mayor de edad, esa necesidad de protegerlo y saber que estaba bien continuaba muy presente en ella

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La mujer soltó un pequeño grito. Tony, entrando en el apartamento detrás de ella, se congeló en el sitio.

En el sofá, Peter les devolvía una mirada de terror mientras su respiración desacompasada le hacía subir y bajar su pecho desnudo, con la camiseta a medio quitar por uno de los brazos.
Debajo de él, Wade Wilson, también con el terror grabado en su rostro.

Por suerte para todos, los dos estaban vestidos salvo la camiseta a medio quitar de Peter, cuyas mejillas se habían teñido de un color rojizo saturado en contraposición con el resto de su piel, excesivamente pálida en esos momentos.

—¡Sorpresa!—exclamó Wade, encogiéndose de hombros, en un vano intento por romper la tensión.

May no sabía qué decir. Podría decirse que estaba casi tan avergonzada como su sobrino.

Tony creyó escuchar cómo la mujer se disculpaba por la intromisión y explicaba el porqué de la misma, pero su voz sonaba muy lejana ya que había algo que llamaba poderosamente su atención:

Peter había crecido.

Sí, era un hecho. Aplaudir esa conclusión era un gesto de tontos, pero era la primera vez que Tony Stark miraba al muchacho con otros ojos debido a que, también, era la primera vez que le veía en una situación adulta, por calificarla de alguna manera.

El novio de tía May (Starker) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora