8. PECADO

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Despertó notando que le besaban la nuca delicadamente.

Abrió los ojos con lentitud.

¿Estaba soñando?

Eso creyó en primera instancia pero, a medida que se desvelaba, creció la intensidad con la que esos labios atacaban su piel, terminando por mordérsela y hacerle sisear.

Giró en la cama, rompiendo la postura de costado que había adoptado para dormir.

Y fue cuando vio a Tony Stark prácticamente encima de él.
El hombre se había metido bajo las mantas y estaba desnudo, o quizás con la ropa interior puesta. Peter no podía adivinarlo a primera vista ya que la habitación estaba en semi penumbra, salvada por la luz de las farolas que se colaba por la ventana.

—¿Has pensado en mí?—le susurró el hombre.

El vibrato de su voz le hizo temblar, y no precisamente de miedo. Podía ver con claridad aquellos ojos cafés cargados de deseo, proyectando su mirada contra la propia.

Se acercó más a él, y fue cuando Peter se percató de que, al menos, llevaba puestos los calzoncillos.

«No es un gran alivio, pero menos da una piedra»

—¿Qué hace usted aquí?—susurró—. ¡Vuelva con mi tía!

Tony no menguó su sonrisa traviesa en ningún momento, cosa que no ayudaba al muchacho en sus intentos por salvaguardar la situación.

—May duerme desde hace rato—le explicó el mayor, acariciándole el cabello—, y tiene un sueño muy profundo.

Descansó la mano sobre la nuca de Peter y acercó sus labios, pero el chico puso una mano entre ambos rostros, sujetando el ajeno y empujando levemente hacia atrás.

—Se acuesta con May y ahora viene a por mí—replicó con amargura—. Debería tener un poco de vergüenza.
—Te confundes, muchacho. No me he acostado con tu tía esta noche.
—Ya, claro...
—Créeme—insistió—. La habrías escuchado de haber sido así.

Su altanería no era precisamente bienvenida por Peter en aquellos momentos. Lo peor que podía hacer el genio era dárselas de semental, teniendo en cuenta que el muchacho empezaba a odiar esa faceta de su mentor.

Antes de que pudiera decir nada, Tony se aferró a él, abrazándole. Las puntas de sus narices se rozaron como si se tratara de un hecho casual, pero el resto de sus cuerpos se encontraban tan pegados que Peter pudo notar la erección del mayor, a pesar de tener las telas de la ropa interior y de su propio pijama como intermediarias.

—Esto no está bien—susurró, cerrando los ojos pero sin oponer resistencia.
—Dime que no te pone saber que estás siendo un chico malo.
—¿Podría dejar de tentarme?

Tony sonrió. Despegó su nariz de la opuesta y bajó hasta la zona cercana a la clavícula, estirando del cuello del pijama hacia abajo y dándole un mordisco que le hizo gemir de placer.

—No es tan fácil librarse del diablo, Peter.

Era como si todo desapareciera y sólo quedara el eco de sus palabras. Peter creyó caer al vacío sumido en una oscuridad total, pero no le asustaba el golpe final.

Lo único que quería era disfrutar de la caída, atesorar el placer que la misma le iba a proporcionar antes del fuerte dolor que experimentaría cuando esta llegase a su fin.

Y cayó. Cayó estrepitosamente y a gran velocidad, teniendo los besos de su mentor como acompañantes en ese pecaminoso letargo del que estaba siendo víctima de nuevo.

El novio de tía May (Starker) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora