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Nayeon

Después de un, no muy largo, trayecto en mi carro, el cual era uno de medio uso pero aun servía, llegué por fin a la universidad, una opresión en mi pecho empezaba a crecer y paso por mi mente el regresar al departamento, comer helado y llorar mientras veo la colección de películas de Crepúsculo de Seungyeon.

Tentador.

Definitivamente era un plan que me gustaba más que estar aquí, ¿por qué simplemente no me di de baja y me fui a otra universidad?, tenía muchas razones y entre ellas estaba mi beca, el hecho de que es una de las mejores universidades aquí en Seúl y que por más que sea doloroso tengo recuerdos muy hermosos aquí con Seungyeon, unos que jamás olvidaría, me impedía dejarla.

Entre a paso lento, todo el patio estaba vacío pues ya había pasado el primer descanso y estaba a punto de acabar esta hora, yo entraría a la siguiente, pero primero debía ir a Control para avisar mi llegada y etc. No había llevado tantos libros por lo que mi mochila iba ligera pero de todas maneras pasaría a dejar más cosas en mi casillero.

Cruce la puerta de entrada y comencé a caminar por los pasillos hasta control, lamentablemente en mi transcurso pase por el pasillo principal de licenciatura, exactamente dónde estaba el altar de Seungyeon, me quedé paralizada y no sabía el porqué, tal vez era por la exuberante cantidad de flores, los reconocimientos que Seungyeon le había traído a la universidad expuestos, su camiseta del equipo o su enorme foto en medio de todo.

Me acerqué lentamente y cuando estuve lo más cerca, solté mi mochila y me arrodille, otra vez mis ojos se aguaron pero hice hasta lo imposible para no soltar ninguna lagrima, afortunadamente lo logré.

–Seung... –dije en un suspiro casi inaudible–

No sé si aguantare un año más.

–Nayeon... –dijeron a mis espaldas, esa voz–

– ¿Jihyo...? –hable volteándome y con la voz levemente quebrada–

Ella se encontraba enfrente de mi con un ramo de rosas blancas, miro el altar y luego me miró, yo jamás desvié mi mirada de ella, de un momento a otro sus ojos y los míos empezaron a llenarse de lágrimas y nosotras a titubear, no tardó mucho para que segundos después dejara las rosas en el suelo y se tirará a abrazarme mientras lloraba, yo igual llore y la abrace muy fuerte.

Podría decir que Jihyo era la que más me comprendía ahora.

Park Jihyo es mi mejor amiga y también lo era de Seungyeon pero unas semanas antes de que saliéramos Seungyeon y yo ella tuvo que tomar unas capacitaciones en otro distrito que eran necesarias para su carrera, Administrador de empresas.

Éramos inseparables desde hace ya tres años y fui la primera persona a la que le contamos de nuestra relación, se podía ver, qué incluso ella, estaba más emocionada que nosotras pues al parecer era la única que sabía de nuestros mutuos sentimientos antes que todos.

–Nayeon... Perdón... Y-Yo acabo d-de volver.... Me con-contaron... y-yo... Seung... –decía mientras se aferraba a mi cuello, ahora me tocaba ser fuerte y no ponerme peor que ella–

–Jihyo... T-tranquila... Ella... –limpie un poco mis lágrimas– No... Tienes q-que...d-disculparte –Jihyo se separó de mí y me miró aún con los ojos y con la cara hechas un desastre–

–Ella no merecía morir

El tono y la seguridad con la que lo dijo me dejó helado, me di cuenta que aquello era en lo que menos había pensado, me sentí egoísta por solo pensar en mi dolor y no en el de otras personas e incluso en Seungyeon.

Jeongyeon tenía razón.

Me solté de su agarre cuando me cayó toda la realidad y llore, llore de nuevo y más fuerte, me quede sin respuestas y sin palabras, Jihyo me envolvió en sus brazos y ahora yo era la que se aferraba de un momento a otro ella se acercó a mi oído.

–Ella te amaba...

//Ramé// - [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora