59

1.6K 222 27
                                    

Nayeon

Pasé, exactamente, dos noches llorando por horas, mis ojos ardieron y dolieron por aquellos días, de hecho, aún seguían doliéndome y sintiendo los párpados muy pesados, pero tenía que estar lista hoy.

Jeongyeon me había enviado un corto mensaje diciéndome que llegaría en el atardecer.

Me sentía ansiosa y la profunda opresión en mi pecho no ayudaba en nada en mantener mi postura, porque las ganas de llorar no desaparecían con nada.

Al parecer a mi cuerpo se le antojaba deshidratarse aún más.

Mis uñas hacían ruido al chocar con el granizo de la isla, apoyaba mi otra mano bajo mi mentón y mi mirada no se despegaba de la puerta.

Maldita sea Jeongyeon si me vuelves a dejar plantada juro que te castro.

Mis maldiciones no habían terminó cuando aquel sonido de llaves perturbo todo el silencio del lugar.

Y mis nervios estallaron, me bajé del banco donde estaba sentada y me di la vuelta para quedar enfrente de la isla esperando que aquel ser entrará de una vez por la puerta.

Y así pasó.

Jeongyeon ingreso a nuestra casa portando su uniforme camuflajeado, su gorra y sus medallas.

Estaba jodidamente buena.

–Nay- –no dejé que terminara–

–¡Jeong!

Literalmente, corrí a sus brazos, me estrelle tan fuerte a ella que casi hago que perdamos el equilibrio, cuando impacte al mismo tiempo salté haciendo que mis piernas rodearan su cintura y mis brazos su cuello, mi cara estaba apoyada a su hombro y cuando por fin pudo reaccionar sus brazos me rodearon con la misma intensidad.

Me quedé un buen rato aspirando su dulce y oscuro aroma natural, fácilmente quedaba idiotizada ante tal fragancia, mis dedos jugaban con sus cabellos cortos que sobresalían de su nuca, su respiración se sentía en mi oído, lo que aumentaba más mi estado de relajación, no quería separarme, quería quedarme pegada a su cálido cuerpo.

¿Cómo se supone que resista el hecho de no verla?

–Nayeon...

–por favor, déjame disfrutar esto –dije casi en tono de súplica mientras lo susurraba en su cuello–

–Muy bien

Ella bajo sus manos a por debajo de mis muslos para sostenerme mejor.

Un koala se quedaba idiota viéndome.

Jeongyeon caminó lentamente hasta el sofá individual donde se sentó con cuidado y tranquilidad, casi pude escuchar un suspiro saliendo de ella cuando nos dimos cuenta que esta posición era perfecta.

Porque estoy segura que las dos pensamos eso.

–¿Nay...?

–Mhm –Dije desde su cuello–

–¿Puedes levantar la cara? –negué infantilmente haciendo que Jeongyeon riera suave–Nayeon puedo sentir tu puchero en mi cuello –le di un golpe en la nuca y ella se quejó–¡Ay! ¡Nayeon! ... anda linda déjame verte –acercó su cara a mi cuello pegando completamente su nariz a mi piel y sintiendo sus labios formar una sonrisa sobre esta–Necesito verte

Levanté mi rostro, no podía hacer nada en contra, ella me tiene de una manera muy hermosa, nuestras caras quedaron muy cerca y nuestros ojos se conectaron de inmediato, nuestras respiraciones eran calmadas y nuestras manos acariciaban distintas partes de nosotras.

–No sabes cuanto te extrañé –dijo con una voz baja y ronca provocandome que tragara fuerte–

–Y yo a ti –mis manos subieron hasta sus mejillas y dejaba leves caricias, nuestros ojos seguían unidos–

No fue mucho para que la tensión nos terminara por vencer y acabáramos uniendo nuestros labios en un beso tranquilo y dulce, lleno de sentimientos tanto hermosos como caóticos.

Mi cuerpo se pegó lo máximo posible al de ella y suspiros pesados escapaban de nosotras sin control, sus fuertes manos apretaban y acariciaban mi cintura y las mías se mantenían jugando por la piel de su cuello y su rostro.

Nos separamos para tomar aire pues el oxígeno nos escaseo después de un rato pero nuestra cercanía no desapareció, hubo un silencio, cómodo, donde las dos sonreíamos por lo perfecto del momento y sin esperar un aviso.

Volvimos a besarnos.

//Ramé// - [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora