Los tres días pasaron rápidamente, era increíble el tiempo como se podía ir con tanta rapidez, si se tenía ilusión por unas cosas. Esa mañana, me levanté rápidamente al alba, me vestí y apenas si me comí una manzana.
Antes de poder partir una vez que todo lo tenia preparado, me despedí tanto de mi madre, como de Elrond. Estaba algo triste por apartarme e irme de allí, pero las ganas y la pasión que sentía, sobre esa aventura, podía superar ese sentimiento de tristeza.
— Adiós madre, cuídate en mi ausencia— Dije besándole sus manos, con suavidad mientras después la abrazaba con cariño, cerrando los ojos y sintiendo su calor antes de partir.
— Tranquila pequeña, voy a estar bien. Cuídate mucho y por favor, no seas insensata, si algo no sale bien, recuerda pelea con uñas y dientes, para poder proteger y luchar por los tuyos — susurró a mi oído mientras me dejaba un beso en la sien, sacándote una ligera sonrisa.
— Si madre, haré todo lo que mis fuerzas me permitan. — Dicho esto, me separé de su abrazo y me acerqué a Elrond, con una pequeña sonrisa en mis labios— Mi señor Elrond, le pido de todo corazón que proteja y ayude a mi madre en todo lo necesario, mientras yo esté fuera.
— Tranquila niña, estará bien. No te tienes que preocupar por nada. Ahora, cabalga veloz y evita los caminos oscuros. — Dijo poniendo una mano sobre mi hombro, dando un suave apretón.
Asentí rápidamente y subí a lomos de mi caballo, Nathal. Era un caballo, negro, con ojos iguales que su piel y en los que podías llegar a ver un brillo especial, si buscabas atentamente en ellos. El viaje no fue complicado, salvo en algunos momento, en los que tenía que pelear, debido a algún ser infame, pero llegué completa y a salvo.
~Días después.~
Era completamente de noche, cuando pude llegar allí, era todo muy tranquilo, apenas había ruido y hasta se podía escuchar a los búos ulular. No encontré la puerta correspondiente muy rápido, debido a que no conocía el terreno, me perdí algunas veces, hasta que la encontré a una puerta color verde, sobre una colina. Me bajé del caballo, atando las riendas dentro de la valla. Después subí los escalones y toqué la puerta, todo el ruido que provenía de la casa, se quedó callado. Entonces fue, cuando Gandalf, abrió la puerta.
— Señorita T/N, has llegado justo a tiempo — dijo con una enorme sonrisa en sus labios, dejándome entrar dentro de la propiedad.
— Si, he de decir que gracias a la marca de la puerta, mi querido amigo — comenté con una pequeña sonrisa mientras lo seguía.
Entramos a una habitación, en la que habían doce enanos sentados, en una mesa alargada y un pequeño hobbit se pie, observando tanto a Gandalf como a mi. Aún que había una mira que no era muy amigable a decir verdad.
— No necesitamos a una mujer y menos elfa. Nos podemos apañar sin ella. — dijo el líder de la compañía, a quien por supuesto, podía reconocer, debido a que era el que presidía la mesa.
— Respiré profundamente al escuchar sus palabras, no es que no tuviera paciencias, pero claro, el viaje había sido largo y cansado, por lo tanto no estaba muy amigable.—Escúchame Thorin escudo de roble. Han pasado días, semanas y he tenido un viaje muy largo para que ahora me diga que no me quiere, esta mujer puede hacer muchas cosas y además, yo no soy elfa, si no montaraz. — dije quitando mi capucha dejando al descubierto mi cara, mientras fruncía algo enrabietada el ceño.
— El enano soltó un suspiro algo resignado, mientras miraba al frente sin mirarme más después de haberme quitado la capucha — Balin, dale el contrato.
Un enano anciano te extendió un contrato el cual tu firmaste sin dudar dándoselo poco después, obviamente leíste todo el contenido, con rapidez, pero básicamente no te importó mucho. Segundos después el anfitrión y dueño de la casa, habló.
— Bueno, ahora necesitáis a un saqueador, muy bueno — dijo con tranquilidad mientras pasaba los dedos por sus tirantes mientras miraba a los enanos.
— ¿Y vos lo sois? — preguntó un enano, algo anciano, con un cornete para poder escuchar bien.
— ¿Qué si soy que? — preguntó de vuelta algo confundido mientras miraba detenidamente hacia el anciano.
— A dicho que lo es. — dijo, pensando que había dicho que si, ya que no escuchaba muy bien.
— ¿Qué? No, yo no soy saqueador, jamás he robado nada, en mi vida.— se defendió mientras negaba rápidamente con la cabeza.
— Concuerdo con el señor Bolsón, no tiene pinta de saqueador. — concluyó el enano anciano que te había dado el contrato.
— Las tierras salvajes no son para los de buena familia que no saben luchar ni defenderse. — se burló un enano medio calvo mientras miraba al hobbit.
Estaba escuchando apoyada en la pared, escuchando todo y en silencio, mientras que Bilbo le estaba dando la razón a los enanos. Entonces todos se pusieron a hablar fuerte casi a gritar hasta que Gandalf se levantó y grito.
—Basta, si digo que Bilbo Bolsón es un saqueador es un saqueador y se acabó. Los hobbits son sumamente ágiles, de echo se pasan desapercibidos si se lo proponen y si el dragón está acostumbrado al olor del enano el de un hobbit le es totalmente desconocido, lo cual nos da mucha ventaja, me pediste un decimocuarto y también un decimoquinto miembro para la compañía, pues he elegido al señor Bolsón y a la señorita T/N para que os ayuden. Las apariencias engañan y ninguno imagináis lo que pueden hacer, ni siquiera ellos. — concluyó el mago, mientras se terminaba por sentar, mientras observaba algo o bastante enfadado a los enanos.
( Aquí tenemos a Nathal)
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El hobbit ( un viaje inesperado) y tu.{ 𝚃𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊}
AdventureEsta es una historia donde tú serás la hermana da Aragorn, una Montaraz que ayudará a la compañía de Thorin escudo de roble.