11.- Triste Llegada.

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La voz de Gandalf se hizo presente en el lugar gritando: ''¡Por aquí, insensatos!'', típico de él aparecer justo en el último instante, una sonrisa ligera se asomó por mis labios, mirando a Dwalin con ojos de: ''te lo dije'', a lo que recibí un resoplido del enano. Poco a poco, todos fueron entrando dentro de lo que parecía ser una cueva. Ya solo quedábamos Kili, Thorin y yo. 

— ¡Kili! — gritó Thorin a su sobrino para que entrara en la cueva, lo cual hizo sin dudar, entrando de golpe, después,  su mirada se posó en mi —T/n, vamos — dijo rápidamente mientras guardaba su espada.

— Entra primero, en seguida voy. — dije firmemente, mirándolo de reojo y viendo como entraba dentro. Así que, por lo tanto luego de matar un huargo más, me metí con rapidez en la cueva. 

Momentos después, un cuerno sonó en la lejanía, un cuerno que ya tenía más que reconocido, por lo tanto, una ligera sonrisa se formó en mis labios. De pronto, un orco calló dentro de la cueva, completamente por una flecha, la cual Thorin sacó de su cuello y la observo.

— Elfos. — dijo con voz de asco, mientras miraba seria mente a Gandalf. 

 No veo a donde conduce el camino, ¿lo seguimos o no? — preguntó Dwalin, metiéndose por un estrecho pasadizo. 

— Creo que es lo más sensato. - habló el mago, caminando detrás de los enanos. - 

— Lo sabías, ¿cierto? —le pregunté algo más alejada de los demás, a lo que este asintió, haciendo que una sonrisa se forma más grande aún en mis labios. — Jamás vas a cambiar, amigo mío. 

Seguimos caminando hasta que el hobbit le preguntó al mago —¿Qué es esto, Gandalf?

— ¿No lo notas? —preguntó, mientras arqueaba ligeramente una ceja. 

Sí, noto como...si hubiera magia. —dice mirando hacia los lados, con una pequeña sonrisa en sus labios.

— Es exactamente lo que es, una magia muy poderosa. — dije mirando sonriendo al hobbit, mientras me adelantaba un poco, hasta llegar a la salida. En donde todos los enanos se quedaron parados, contemplando el lugar en el que estábamos. 

— El valle de Imladris, conocido en la lengua común con otro nombre

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— El valle de Imladris, conocido en la lengua común con otro nombre. — anuncia el anciano, con orgullo en su voz. — Aquí está la última morada al este del mar. 

— ¿Este era tu plan verdad? Buscar refugio junto al enemigo. — escupió venenosamente el líder mientras lo miraba. 

— Aquí no hay enemigo alguno Thorin, lo único malvado que verás en este valle, es lo que lleves contigo. — Le dije seriamente quitándome de allí y empezando a caminar hacia Rivendel. 

—  Ahora si le doy la razón a ella, porque la merece, Thorin. — dicho esto comenzando a caminar junto a los demás detrás de mi. 

Al llegar al porche de entrada, una sonrisa se formó enormemente en mis labios, al ver a un elfo de cabellos castaños, bajar por las escaleras, era Lindir, uno de mis mejores amigo. Así que, por educación y por guardar la forma, me mantuve quita, mirándolo con tranquilidad. 

— Mizrandil, T/n. —saludó Lindir con una ligera sonrisa, en sus labios.

— Aiya Lindir (Hola Lindir) — dije con la más pura expresión de felicidad, mientras me empezaba a acercar a él, abrazándolo suavemente, con educación. 

—Aiya T/n (Hola T/n)   — saludó, mientras correspondía con tranquilidad, mientras me miraba. 

—  Haira luumello (cuanto tiempo) — dije, ya que hacía algunos meses largos que no le veía, debido a su trabajo y a mi ida. 

— Ciertamente, tienes cosas que contarme y darme algunos detalles. anunció el elfo, mientras me acariciaba suavemente la espalda, hasta que después de unos segundos, nos separamos, dejando hablar a Gandalf. 

— Debo hablar con Elrond.  pidió el Istari, mirándolo. 

— Mi señor Elrond no está. 

— ¿ Ah, no?, ¿Y donde está? preguntó mientras fruncía ligeramente el ceño, hasta que de repente, se escuchó el cuerno que justamente había sonado, en el ataque de los orcos. 

Aparecieron unos cuantos elfos, con Elrond en la cabeza, empezando a rodear a los enanos, a lo que ellos, se pusiera en posición de combate, mientras que observaban desconfiados y con fieras miradas. Hasta que poco a poco, los elfos, paran de dar vueltas al rededor de ellos, y Elrond, se baja de su caballo. 

— ¡Gandalf! — saludó el anterior nombrado, mientras se bajaba de su caballo. 

— ¡Elrond!, Mellon len(mi amigo),  ¿dónde estabas? preguntó, mientras inclinaba su cabeza, en señal de respeto.

—  Espantando a unos orcos que estaban en nuestras fronteras. — comentó, mientras que abrazaba a Gandalf, con una ligera sonrisa en sus labios, y al separarse volvió a añadir.  Es raro que los orcos se acerquen mucho a nuestras fronteras, algo o alguien los abra traído hasta aquí.

— Probablemente hemos sido nosotros. dije mirándolo con una sonrisa, este al verme, no tardó ni un segundo en abrazarme, por lo tanto correspondí casi al momento, con tranquilidad. 

— No esperaba verte tan bien, pensaba que vendrías antes comentó, mientras se separaba ligeramente, poniendo una mano en mi hombro. 

— Claro que no, no te imaginas las ganas que tenía de tener una verdadera aventura, y de echo, lo está riendo.  confesé soltando una ligera risa mirándolo. — Por cierto, mi señor Elrond, ¿dónde se encuentra mi madre?, tengo ganas de poder hablar con ella.  Nada más decir eso y ver la expresión que el medio-elfo tuvo. Me preparé para lo peor, sintiendo una ligera punzada en mi corazón.

— T/n...  — suspiró ligeramente, agarrándome con delicadeza del brazo y apartándome un poco de los demás, cosa que hizo que mi preocupación aumentara, a niveles insospechados— Una enfermedad... ha caído sobre tu madre, desde el momento en que la descubrimos, intentamos no hacer todo lo posible pero...la enfermedad están fuerte, que no hemos podido hacer nada dijo lo más suave posible, pero eso no paró el golpe que mi corazón se llevó. 

Escuchaba atentamente, pero ya no podía oír nada más que mi respiración, mi mirada se perdió completamente y pude notar la vista nublada, debido a las lágrimas que empezaban a aparecer. Sin hablar nada más, caminé fuera de allí, sin paso rápido, ya que no quería parecer desesperada ni mucho menos. No escuché nada más, solo me dirigí directamente hacia mi ansiado destino. Sin saber que tenía al grupo de enanos, acompañados por el hobbit, detrás de mi. Antes de abrir, nada más llevar, me apoyé sobre la puerta, respiré profundamente y la abrí. 









El hobbit ( un viaje inesperado) y tu.{ 𝚃𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora