14.- Oídos En Todos Los Rincones.

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La noche pasó increíblemente tranquila, me divertí muchísimo con los enanos, además de que me subieron los ánimos que los tenía por los suelo. Me despedí de ellos y me dirigí hacia mi habitación, dejándoles descansar. Al llegar allí, me puse mi ropa de dormi y me dispuse a hacer. Colocando mi cabeza sobre la larga y suave almohada de plum,as al igual que mi cuerpo descansaba en el colchón, fabricado del mismo material. Mientras que lo último que vi antes de dormir, fue como la luz de la luna bañaba completamente el interior de mi pequeño retiro. 

A la mañana siguiente, me desperté temprano,  me di un baño rápido y me puse mi ropa de todos los días, solo que limpia. Bajé a desayunar y extrañamente no me encontré a absolutamente nadie, ni a Elrond, ni a Gandalf, ni a los demás. No le di importancia ya que sabía que aun no se habían ido, pues sus cosas aun estaban allí. Por lo tanto, desayuné completamente sola. Al terminar, fui a la biblioteca y agarré un libro, para relajarme, luego caminé hacia fuera, sentándome en una de las tantas escalinatas que había. Acomodándome en el escalón de piedra, con la espalda apoyada en el muro que tenía al al lado. No pasaron más de cinco minutos cuando escuché: 

 Bueno días, T/n. saludó Lindir, mientras bajaba los escalones hasta pararse en el que estaba.

— Vaya...buenos días Lindir, ¿qué te trae por aquí?- pregunté tranquilamente, mientras alzaba la cabeza para mirar a mi buen amigo. 

— Bueno, simplemente pasear, además he estado haciendo lo mismo por los alrededores, e incluso, me he encontrado a tus amigos enanos, dándose una agradable baño en la gran fuente. — informó mientras se ponía a mi lado, con una pequeña sonrisa en sus labios.

Solté una ligera carcajada al escucharlo, mientras cerraba ligeramente el libro, no sin antes colocarle una pequeña flor de color azul celeste en la página en la que me había quedado por leer.— ¿Es enserio?, increíble. Me puedo imaginar la imagen. 

— Sería mejor que no, no ha sido muy agradable que digamos. — comentó mientras su sonrisa se hacia más grande. — Bueno...¿cómo te siente?, ¿estás mejor?, ayer me enteré de la muerte de...tu madre...lo siento mucho, de verdad... — dijo ya quitando esa sonrisa alegre de sus brazos, para cambiarla por una triste. 

— Oh...bueno, aún sigo asimilándolo, pero...voy bien, no tanto como me gustaría. Aun que, no puedo quejarme. ¿Sabes?, ayer pasé casi toda la noche con los enanos. Se comportaron muy bien y me ayudaron a distraerme, además pude aprender de ellos. 

— Entiendo...bueno, si necesitas algo, me tienes aquí contigo. Ahora, sintiéndolo mucho he de dejarte, tengo asuntos que resolver y algunas tareas que Elrond me ha mandado. — dicho esto, se despidió con una pequeña sonrisa en su labios, marchándose a seguir con sus deberes. 

Un pequeño suspiro salió de mis labios volviendo a mi querida lectura. El rato pasó y una ligera brilla se levantó en el aire, acariciándome la cara suavemente, con un pequeño frescor. Me relajé en ese momento bastante, hasta que noté una penetrante mirada, de entre los huecos del muro de la baranda. 

— Si vas a seguir mirándome y no vas a hablar, sería un poco de acoso, ¿no? — dije en voz alta, lo suficiente como para que quien fuera esa persona, se diera cuenta de que le estaba hablando. 

Un suspiró logré escuchar y después unos pasos, hasta que se colocaron al final de la escalinata. Alcé la mirada de las letras del libro y me sorprendí al ver a Thorin, allí parado. 

El hobbit ( un viaje inesperado) y tu.{ 𝚃𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora