8.- Primera Batalla.

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Después de lo ocurrido, empezaron a preparar a los enanos para poder comérselo, a algunos los dejaron apartado, en los sacos, los demás estaban atados a un poster, que hacía de asador, mientras que dos trols, estaban dándoles vueltas para cocinarlos. 

 — No te molestes en cocinarlos, nos sentamos en cima y los hacemos papilla — dijo el trol más joven, mientras empezaba babear, pensando en lo rica que estaría la carne de los enanos. 

Entre el pequeño pleito que tenían los tres trols, aparecí de entre las sombras, bajando sin hacer ningún ruido, pero a Bofur se le escapó mi nombre, cuando estaba por llegar al suelo.

—¡T/N! — exclamó el enano, mientras estaba completamente atado-

—(¡Maldición!) — pensé en ese momento, cuando escuché la voz del enano, terminando por bajarme completamente y notar la mirada de los tres monstruos sobre mi al igual que la de los enanos. 

— ¿Quién es? , ¿Se puede comer? — dijo uno de los seres mientras me observaba. 

—Buenas noches/días, como puedo apreciar, se nota que estáis cuidando muy bien, de mis queridos compañeros. Ahora bien...podríais hacer, el gran honor y placer, para esta dama...¿y soltarlos? Sería un increíble detalle de vuestra parte — dije con tranquilidad, mientras que por la espalda empezaba a sacar mis dagas. 

— ¿Soltarlos? —preguntó el trol, que tenía un ojo blanco —Estas completamente demente, bueno... chicos, a por ella —dijo mientras empezaba a acercarse hacia mi.

Ni siquiera me eché hacia atrás, esperé y justo cuando acercó su gigantesca mano, moví mi muñeca con rapidez, cortándole a la vez que me agachaba, por lo tanto , el trol, soltó un grito de dolor. Decidí no perder más tiempo, subí sobre su cabeza y empecé a apuñalarle por los hombros e incluso la cara.

Este ser, se movía de  lado a lado, intentando atraparme, pero al ser mucho más ágil que él, me podía librar de todos sus ataques. Cuando este quedó que ya no podía moverse. Bajé por su espalda, moviéndome por debajo de las piernas del  otro trol más grande. Haciéndole cortes por los tobillos, rápidamente.

— Wow, es impresionante —escuché decir al hobbit, mientras me movía rápidamente. 

Intenté alejarlos de los enanos, para que no tropezaran con ellos. Cuando el trol más joven se colocó frente a mi, avancé rápidamente hacia un árbol, haciendo eses, para que no me agarrara. Trepé con agilidad, y una vez ahí arriba, me lancé sobre la cabeza de este, clavándole en lo más profundo de su cráneo la daga. 

Este cayó frenéticamente al suelo, pero al ponerme de píe, el trol, al que le había dejado la cara echa un cristo, me agarro de las piernas, haciendo que quedara boca abajo, mientras este, me levantaba del suelo.

— Mal nacida, ¿enserio pensabas que ibas a escapar? — dijo con furia, mientras me miraba a la cara, dispuesto a comerme ya.

— Si...Si te digo la verdad...Si — sonreí, nada más ver de reojo como Gandalf se movía por la espesura de los arbustos. Antes de que este abriera la boca para poder introducirme en ella, agarré una navaja que tenía en uno de los bolsillos de mi pantalón, clavándosela en la mano, haciendo que me soltara, por consecuencia, cayendo al suelo. Segundos después, la voz de Gandalf, resonó por el lugar. 

— ¡Que el alba caiga sobre todos! — exclamó el mago, para luego, con ayuda de su bastón dejar paso a la luz del día, convirtiendo a todos los trols en piedra. 

~Un rato después.~

Cuando todo acabó, empezamos ayudando a todos los enanos, desatándolos y asegurándonos de que estaban en perfecto estado y que no habían sufrido ningún daño. Mientras eso ocurría, Thorin, se acercó a hablar con Gandalf.

— ¿A dónde habías ido, si se puede saber? —preguntó el enano, mientras caminaba hacia el mago. 

— A mirar hacia delante. — respondió con simpleza el mago. 

—¿Qué te ha echo volver? — insistió, mientras lo observaba atentamente. 

— Mirar hacia atrás. Menudo trance — cambió de conversación,  observando a los trols convertidos en piedra. — Aunque no ha pasado nada.

 No gracias a tu saqueadora.

 A tenido el tino de luchar lo justo y lo preciso. De vieron viajar desde los paramos de Eteket.

— ¿Cuánto llevaban los trols sin aproximarse al sur? 

En ese momento me acerqué a ellos tranquilamente, adelantándome y respondiendo a Thorin — Hacía una edad, desde que un poder más oscuro gobernara aquí. — esa contestación, hizo que ambos me miraran, a lo que yo solo sonreí amablemente

— Exacto, pero no han podido desplazarse de día. — dijo el mago, observando el alrededor, intentando buscar algo. 

— Debe haber una cueva. — contesté al mismo tiempo que Throin, cosa que hizo que ambos nos quedáramos mirando, durante unos momentos.


-Editada.

El hobbit ( un viaje inesperado) y tu.{ 𝚃𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora