10.- Una Desagradable Noticia Y Una Persecución.

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Cuando estuvimos todos juntos, nos quedamos en silencio, con todas nuestras armas sacadas, hasta que de pronto apareció un hombre a quién no distinguí bien la primera vez, hasta que salió junto con su trineo tirado por conejos. Todos íbamos a atacar, pero cuando Gandalf lo reconoció, bajamos todos las armas, yo antes que todos, ya que al poder ver los conejos sabía de quien se trataba. 

— ¡Radagast!, ¡Radagast el Pardo!, ¿Qué diantres haces aquí? — preguntó el mago gris, mientras observaba al nuevo intruso. 

—Te estaba buscando Gandalf... y a ti también T/n. — dijo Radagast, mientras se acercaba a vosotros. 

Gandalf y yo nos miramos y después junto a Radagast nos alejamos del resto. El recién llegado, comenzó hablando por el nigromante de Gundabad, la antigua fortaleza, a lo que pregunté sorprendida. 

— ¿La antigua fortaleza?, es imposible, mi señor. Ese lugar está completamente abandonado. —dije mientras lo observaba atentamente. Fue ahí, donde el individuo negó con la cabeza y empezó a contar todo su viaje, hacia aquel lugar, e incluso le entregó a Gandalf una espada, de una edad pasada. — Y...¿qué tiene que ver todo esto conmigo? — a lo que noté una mirada de lástima y miedo, en los ojos de Radagast. 

— El nigromante te quiere muerta. Hay algo dentro de ti, que puede llegar a superar los poderes incluso de la Dama Galadriel. Ha contratado al profanador para poder asesinarte. No tardarán en empezar a darte caza. — Informó el mago, mientras se acercaba a mi, poniendo una mano en mi hombro. — Posees una poderosa magia dentro de ti, que esa cosa teme y quiere para si mismo. 

— Mi señor...no creo qu-... — no pude terminar de hablar, debido a que unos huargos, empezaron a atacarnos, dos de ellos fueron asesinados por Kili y Dwalin

— Son huargos, esta claro que hay una manada cerca. —dijo Thorin, mientras guarda su nueva espada, en su funda.

— ¿¡Una manada?! — Exclamó el hobbit asustado, notando el brillo de su espada. 

— ¿¡ A quién le has hablado de tu misión, aparte de ha nosotros?! —alzó la voz Gandalf hacia el enano. 

 A nadie.

— ¿¡A quién?! — volvió a preguntar pero esta vez, más alto aún.

— Te juro que a nadie, ¿por el amor de Durin, que está pasando? —dijo mientras miraba a Gandalf, hasta que luego de unos segundos, su mirada se dirigió a mi, dando un paso en mi dirección— ¿A quién demonios se lo has dicho tú, mujer? — preguntó con rabia tanto en sus palabras, como en sus ojos.

— No seas estúpido, enano. No se lo he dicho a nadie, ¿quién crees que soy? — pregunté ofendida, con ganas de lanzarme sobre él y clavarle la daga en el cuello. Pero, la voz de Gandalf, nos paro, antes de que la pelea continuara. 

— Ya basta los dos, os persiguen y punto. 

— ¡Tenemos que salir de aquí! — exclamó el enano de nombre Dwalin, mientras miraba a Thorin. 

— No podemos, no tenemos ponis...Se han desbocado — dijo Ori, el más joven de los presentes. 

— Yo los puedo distraer. — propuso Radagast, mirándonos. 

— Son huargos de Gundabad, te alcanzarán. — exclamó el mago gris, observando a su amigo.

— Y estos conejos son de Rosgoben... Que lo intenten si quieren... — dijo desafiante. 

Dicho esto, el mago se subió en su trineo, agarrando las riendas y marchándose de allí, con toda una manda de huargos detrás de él. Nosotros, en cuanto pudimos, empezamos a correr, hasta llegar a un campo, en el que había prácticamente poco espacio para poder esconderse. Justo, en uno de esos tramos, los huargos y Radagast, pasaron junto por nuestro lado, así que, nos escondimos. 

— ¿No se supone que iba a distraerlos? — susurré algo molesta, no porque pensara que Radagast no estuviera haciéndolo bien, si no que los nervios y la presión del momento, pudieron conmigo.

— T/n. - Dice en todo de regaño Gandalf. -

— Es cierto, Gandald — dije algo más alto de lo normal, dandome cuenta y callandome de golpe, pero entonces, el menos indicado habló. 

— Oye mujer, más te vale no alzar la voz, la próxima vez harás que nos descubran.— Gruñó Thorin, mientras me miraba. 

— Cierra la boca Escudo De Roble, no eres quién para-... — ni siquiera me dio tiempo a terminar de hablar, puesto que la mano del enano, me tapo la boca rápidamente, todos nos quedamos callados, ya que un huargo, apareció sobre la roca en la que estábamos escondidos. 

Thorin le hizo una señal a su sobrino Kili para que le disparara con una de sus flechas, Kili lo hizo al instante, pero el fallo fue, que cuando mataron al orco hicieron mucho ruido, lo que alertó a los otros orcos.

 — ¡Vamos deprisa! - Exclamó Gandalf y empezó a correr con todos nosotros detrás. -

Corrimos y corrimos, lo más rápido que pudimos, pero nos empezaron a cerrar en circulo, debido a que se dispersaron y empezaron a cerrarnos poco a poco, hasta estar algo cerca de nosotros. 

— ¡Vienen más! — gritó Kili, mientras empezaba a disparar con su arco. 

 ¡Nos rodean! exclamó rápidamente su hermano, mientras que sacaba una de sus armas. 

Uno de los orcos, montado a lomos de un huargo, se lanzó hacia mi, cosa que hizo que callera al suelo, pero logré matar al animal. Lo malo fue, que cuando intenté sacar la daga de la cabeza de este, el orco que había arriba de este, me atacó, por lo que tuve que esquivar rápidamente, pero aun así mi pierna quedó atrapada debajo del cuerpo de la criatura que maté hacía unos segundos. Cosa que le dio ventaja al orco. 

 ¡T/n! — escuché exclamar a Thorin, a lo lejos.

En el último momento, saqué la otra daga, gemela de la que había clavado en la cabeza del huargo, de su funda. Clavándola en el pecho del orco, antes de que me asestara el golpe final. Lo que hizo que soltara yo misma un suspiro de alivio, que se vio arruinado, cuando volví a escuchar al enano. 

— ¡Déjate de juegos, idiota! — exclamó mientras mataba a más orcos con su espada.

— ¡Agh!, ¡déjame en paz, maldito enano! — me levanté rápidamente, quitando las dagas de los cuerpo de las horribles criaturas. Guardándolas y sacando el arco, mientras disparaba a los demás huargos y orcos. 

— Gandalf. nos ha abandonado. — dijo Dwalin, ante la desaparición del mago.

— Yo que tú, no me haría muchas ilusiones, Dwalin. — comenté, antes de atravesarle la cabeza a un orco, con una de mis flechas.

Ya estábamos rodeados cuando de repente...

— Editada.

El hobbit ( un viaje inesperado) y tu.{ 𝚃𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora