Empecé a introducirme en la habitación, dejando la puerta ligeramente abierta. El ambiente se notaba triste y enfermo. La habitación estaba casi oscura, de no ser por la luz que entraba desde la puerta y una pequeña línea de sol, que entraba por la ventana. En el medio de la habitación, estaba la cama de mi madre, en ella se encontraba recostada, con las manos sobre más arriba de su estómago y ella estaba observando hacia mi dirección, por lo tanto, vi un ligera sonrisa en sus labios, que me rompió el corazón.
— T/n, pequeña... -dijo débilmente estirando su mano hacia mí, observándome, con unp pequeño brillo en sus ojos. -
— Hola...madre —agarré suavemente su mano, mientras me arrodillaba en el suelo, al lado de su cama, a su lado. Sin dejar de agarrarle la mano y dejar pequeño besos en ella.
— Mi deseo se ha cumplido...volver a verte una última vez...
—Madre...por favor...no digas eso...debes de quedarte aquí...no quiero que me abandones...no lo podría soportar... — susurré suavemente, comenzando a sentir las lágrimas amargas de una despedida, caer por mis ojos.
— Querida..., debes de dejarme ir...sabes que no voy a poder estar en cuerpo físico a tu lado...pero cuando deje este mundo...me quedaré eternamente junto a ti...aquí... — terminó diciendo mientras ponía una mano sobre mi pecho, en el lugar donde estaba mi corazón.
— Aun no me siento completamente preparada...siempre que volvía de una de mis aventuras te tenía aquí...para que me abrazaras y curaras mis heridas...si mueres, ¿con quién podré hablar y contar mis problemas?...
—Mi pequeña Indis, tienes que aprender que a las personas que amas las debes dejar ir...así como otras vienen... - dijo acariciando mi mejilla con la otra mano. -
—Mamá, antes de que te vallas, quiero agradecerte por enseñarme el bien y el mal, me alegro de haberte tenido conmigo, y perdón por todas esas veces en las que me he estado insoportable, perdón por todo lo que hice que te hizo sentir mal...
— No tengo nada que perdonarte...mi niña...solo te dejo un encargo...cuida a los que amas...y sobre todo...nunca dejes de amar a las personas...entiende que es mejor ser querida que temida...
Esas fueron las últimas palabras de ella, antes de sentir ante el tacto de su mano, como se volvía completamente fría y rígida, fue en ese instante, en el que sentí todo mi mundo caerse sobre mi. Ese gran peso, que ahora pesaba sobre mis hombros, pesaría eternamente.
— Nai Eru varyuva le... (que Eru te aguarde) — susurré antes de levantarme ligeramente y besarle la frente con cariño, para después, tapar completamente su cuerpo con la sábana.
Sentía todo nublado, mi mente, mis ojos, todo. Ni siquiera pude escuchar como alguien entraba en la habitación y me abrazaba suavemente, sin siquiera abrir mis ojos correspondí, notando el pequeño cuerpo del mediano, contra el mío, en un suave abrazo. Fue en ese momento, en el que no soporté más y empecé a llorar sin remedio, colocando mi cabeza sobre su hombro.
— Lo siento mucho...Se el dolor por el que estas pasando...— susurró suavemente sobre mi oído, sin siquiera separarse ni un solo milímetro de mí.
Exactamente no supe cuanto tiempo estuve abrazada a él, solo se, que cuando mi llanto cedió, pude alejarme de sus brazos, respirando algo agitada, notando el ardor de mis ojos y el color rojizo de mi nariz.
— Muchas gracias, Bilbo...muchas gracias... — dije en un hilo de voz, mientras me levantaba gracias a su ayuda y miraba por última vez el cuerpo completamente tapado de mi madre.
Salí de la habitación de mi madre, al hacerlo me encontré con los enanos, a lo que solo, agaché la cabeza y me dirigí hacia el lugar en el que Lord Elrond se encontraba, con tan solo una mirada, pude notar la tristeza en sus ojos, no dije nada. Volví a agachar la cabeza u me fui hacia mi propia habitación. Al entrar, me derrumbé completamente, comenzando a llorar con fuerza, con un llanto de dolor increíblemente fuerte.
~Rato después.~
Estaba todo en completo silencio, estaba profundamente dormida, por lo que no pude escuchar como llamaban a la puerta de mi habitación. Ni siquiera cuando la abrieron y alguien se acercó a mi. No fue hasta que sentí el colchón hundirse , cuando abrí los ojos, encontrándome con el rostro preocupado de Bilbo.
—T/n, el señor Elrond dice que bajes y comas junto a nosotros...—dijo suavemente, observando atentamente mi rostro, encontrando el rastro de las lágrimas, que no hace tanto habían caído por mis mejillas.
— Claro...en unos momentos bajo... — susurré suavemente, mientras comenzaba a ponerme poco a poco derecha.
Vi como asentía con la cabeza y antes de marcharse, acercó su cara a la mía y besó suavemente mi frente, dejándome bastante sorprendida, mientras miraba como el mediano se marchaba y antes de hacerlo, cerraba la puerta. No le di, demasiad importancia al acto, pero si que lo guardé en mi corazón.
Respiré profundamente y me empecé a poner de pie, caminando hacia el vestidos y agarrando ropa limpia. No es que, no me gustaran los vestidos, pero en ese momento, no me apetecía nada, ponerme uno. Agarré una camisa color gris, un corset color negro con broches en dorado, unas mallas cómodas y mis botas. Pasé las manos por mi cara y me arreglé el pelo, agarrándomelo en una larga trenza que me llegaba casi por la cadera y una tiara brillante, de un color blanco sobre mi cabeza, perteneciente a mi madre.
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El hobbit ( un viaje inesperado) y tu.{ 𝚃𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊}
AventuraEsta es una historia donde tú serás la hermana da Aragorn, una Montaraz que ayudará a la compañía de Thorin escudo de roble.