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—¿De verdad Rusia? Me siento orgulloso de tí, pero... ¿Cómo esperes que reaccione?—España frunció el ceño, mientras balanceaba una bolsa de papel que llevaba en la mano izquierda.

—Será cuestión de suerte. ¿Tampoco soy tan feo, no?—el de ushanka bajó su mirada y la fijó en la bolsa que llevaba España.

—Oh, claro. Cuestión de suerte. ¿Si te rechaza que piensas hacer? ¿Deprimirte? ¿Tirarte por la ventana? Rusia, deberías dejar eso para más adelante, es peligroso que lo sepa alguien tan inestable como América...

—¿Son macarons?—Rusia señaló la bolsa.

—¿¡Has escuchado algo de lo que te he dicho!? ¡Te estoy diciendo que no es buena idea! ¿Que piensas hacer si se asusta y no te quiere volver a ver?—el español gritó histérico.

—España, no es tu problema. Sé arreglármelas solo.

—Eso me dijo Argentina y mira como estamos. ¿Crees que no me duele ver como gente a mi alrededor acaba frustrando sus sueños? ¿¡Crees que no me duele que ahora Malvinas esté con ese gilipollas de Reino Unido!?

Rusia se quedó mirando al vacío para poder articular una respuesta.

Se alejó a paso lento de allí, dejando al español intrigado.

Este murmuró por lo bajo algo, para luego suspirar pesadamente.

—Ah, Rusia. Eres muy terco. Justo como tu padre. Eres su viva imagen...—susurró mientras veía al mayor alejarse.

Se dio la vuelta, empezando a caminar en dirección contraria; mientras aún estaba sumido en sus pensamientos.

—¿Porqué tengo la sensación de que estás algo alterado, Espagne?—le susurró una voz atrás suyo, resaltando un poco el acento que le distinguía tanto.

—No sé. Quizás porque es muy notorio, Baguette —el español le respondió de la misma manera, girándose y topándose con el francés.

Ambos se miraron perdidos en la mirada del otro, para que luego Francia tomara la palabra.

—Oh, ¿Y yo puedo hacer algo para ayudar? —cuestionó al mismo tiempo que caminaba peligrosamente hacia él.

—Hum, no sé Francia. ¿Tú como crees que me podrías ayudar, eh?—España se dio cuenta de las intenciones del francés por lo que le miró intentando hacerle entender que no era el momento.

—Eres un aburrido. ¿Nunca has pensado en divertirte? —el de boina rió suavemente, mientras pasaba su mano por la mejilla del más alto.

—Francia, ¿Qué crees que pasaría si se entera que su esposo...?

—No me llames así, no soy su esposo —dijo el francés, para luego hacer un gesto con su mano y poner la restante en su cintura —Voy a empezar a considerar lo del divorcio. Y pienso llevarme a Malvinas. ¿Que opinas, mon cher?

A España le brillaban los ojos como dos estrellas en el cielo, quedándose asombrado ante las palabras del francés.

Involuntariamente lo abrazó para luego susurrarle al oído, ¿tienen oído? Ndeah;;

—No entiendo porqué lo haces, pero te lo agradezco.

—Lo hago porque quiero ayudarte, y ahora deja de abrazarme y bésame, stupide —susurró el de boina, alzando la vista y topándose con la del español.

—¿Y porqué solo un beso? —España sonrió de lado, mientras tomaba a Francia por la cintura y lo empujaba hacia la pared.

Rió por lo bajo, mientras observaba al vulnerable francés que tenía en frente.

yo te amo eso es lo que importa ♡ rusame; [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora