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04

El alien tenía un plan, había sido idea de Minialce, pero claro, el nunca lo admitiría.

Fue directo a casa de su enemigo, dispuesto a hablar con su aterradora hermana.

Realmente era peligroso acercarse a ella, pero no tenía ideas, y era muy arriesgado espiar al chico cabezón, además de que consumía demasiado tiempo, y él era un invasor ocupado.

Al llegar, toco la puerta esperando a que lo atendieran.

En un momento llegó la chica pelimorada.

—Ay no, mira, Dib está durmiendo ahora así que-
—ZIM no quiere hablar con el asqueroso Dib!

Pasaron unos segundos, y suspiró molesta.

—Entonces que qu-
—ZIM necesita hablar con la Dib-hermana!
—HEY, si quieres algo de mí vas a tener que llamarme por mi nombre! Lagartija Espacial...
—Está bien GAZ.— dijo, pronunciando exageradamente el nombre de la niña.

La chica gamer solo lo invitó a entrar, rodando los ojos por la vergüenza ajena que daban los gestos del alien.

Este entró detrás de ella, y se dirigió a la mesa en la que una vez lo recibió el Profesor, sentándose de un salto. Inmediatamente un robot, FOODIO 3000 le ofreció waffles. Este los aceptó y probó, por sus Altos! Era mejor que cualquier cosa que GIR pudiese cocinar! Tal vez podría pedirle uno al Profesor.... o robárselo.

—Está bien, estúpido alien, escupe los frijoles!
—QUÉ?! Zim nunca comió frijoles!
—Qué- No! Me refiero a- SOLO DIME QUE QUIERES!
—ZIM quiere saber como hacer que el humano DIB sonría.

Gaz solo tuvo un poco de tiempo para procesar esa oración, y luego reírse descontrolada. Eso había sido lo más ridículo que había escuchado al alien decir desde que llegó.

—Eh? DE QUE TE RÍES HUMANA? ZIM TE ORDENA QUE PARES!

Al detenerse, volvió a poner su misma expresión de siempre, solo que más carismática. Podía aprovechar esto, y hacer que Zim haga el ridículo, avergonzar a Dib, y ponerle a Dib en deuda con ella, todo al mismo tiempo.

Pero decidió ir por partes.

—Pues verás, Zim, hay muchas cosas que harían a Dib feliz.
—Y así sonreirá!?
—Si, como sea, lo primero que debes saber es...

[...]

Éxito para el gran Zim! Había conseguido avanzar en su plan de hacer que Dib-bestia sonriera. Tendría que esperar hasta mañana, pero valdría la pena. Mientras tanto, debía practicar lo que Gaz le había dicho.

[...]

Dib despertó, y lo primero que notó fue al Gato Espacial acurrucado a su lado.

Suspiró cansado y miró su reloj. Genial, ya eran las seis de la tarde. Tendría que bajar a cenar.

—Dib! Apúrate hoy nos va acompañar papá!— le gritaba su ruda hermana mientras preparaba la mesa. No era muy común que su padre se tomara el tiempo libre de acompañarlos, pero eso lo hacía más especial.

Dib simplemente se sentó, Gaz sentándose a su lado. FOODIO seguía en la cocina, así que todavía tendrían que esperar.

Pasaron unos minutos, y luego horas, y ya casi serían las ocho, aún no había señales del Profesor. Dib estaba a punto quejarse, pero en ése momento llegó su padre.

—Buenas noches hijos míos! Lamento mucho la tardanza, pero ya podremos cenar!

Se sentó enfrente de sus dos hijos y FOODIO les sirvió una bastante fría cena.

Dib miraba la comida un poco asqueado, ya hasta le habían bajado moscas. Gaz tampoco parecía dispuesta a comer. El profesor se sintió avergonzado.

—Eh... Mejor ordenemos pizza!— dijo, tratando de levantar el ánimo a sus niños. La vergüenza le era cubierta solamente por su guardapolvo de laboratorio, pues se notaba en su voz que realmente estaba apenado por hacerles esperar.

Gaz pareció alegrarse con la noticia, pero a Dib le daba igual. No era como si a su padre le importara...

Tardaron veinte minutos más, pero por fin pudieron cenar.

Gaz ya tenía una gran hambre, así que devoró la mitad de una pizza ella sola. Fue un buena idea por parte del Profesor pedir dos.

—Entonces, que tal les fue hoy hijos míos?
—Increíble papá, por una vez vi algo interesante.— Gaz miró a Dib divertida, y este solo le devolvió la mirada confundido.
—Me alegra que por fin veas el mundo en más colores, hija mía!, ya me estaba preocupando...

Y realmente sí estaba preocupado, ver a su hija enojada y malhumorada la mayoría de las veces lo hacía sentir apenado.

Sabía que no había cuidado muy bien a sus hijos, pero ahora sentía que debía darles más tiempo. Que todavía no era tarde.

—Dib, hijo, tienes algo interesante que contarnos?
—Nada fuera de lo normal, pero Zim actuaba algo extraño hoy... Creo que está haciendo planes otra vez! Y yo voy a detenerlo!

El Profesor río, su hijo siempre hablaba del chico verde en su clase.

—Siempre hablas de tu amigo verde hijo! No crees que deberías darle una oportunidad?

Dib lo observó casi indignado.

—Qué?! No! Es un alien malvado! Y quiere destruir la Tierra!

El científico lo observó, calculando porqué su hijo se llevaría tan mal con ese chico. Tal vez había más en la historia que lo que él daba por entendido.

—Tal vez tú en realidad le caes bien! Debes pensar en los sentimientos de otras personas hijo!

Gaz empezó a reír tanto como cuando Zim vino a la tarde.

—Vez papá? Hasta Gaz sabe que es imposible que nos llevemos bien.— cruzó los brazos haciendo una mueca, infantil.

Una vez más calmada, la chica pelimorada respondió.

—No es por eso, Dib.

El chico solo la ignoró y siguió cenando. El profesor aún no había comido.

—No tienes hambre, papá?
—Oh! No no no, mi trabajo ahora es cuidar de ustedes, puedo ordenar una pizza más después!

[...]

Cuando el chico amante de lo paranormal volvió a su habitación, se puso a pensar. No había visto a su padre preocuparse tanto por ellos hasta ahora. Y no sabía que pensar al respecto.

Sonrió ligeramente. Tal vez era una razón para relajarse un poco. Recordar lo de Zim en la Eskuela también lo divirtió, parecía que de alguna forma, el mundo le estaba aligerando la vida, claro que no sonreía al ver al alien pero ahora le parece gracioso.