Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian ~Edmund y tú~

De vuelta a Narnia.

Un año ya había pasado desde nuestra aventura en Narnia, extrañaba mucho mi hogar, cuando volvimos, nos tuvimos que acostumbrar de nuevo a nuestra antigua forma de vida, cosa la cual no fue sencilla.

Lo bueno es que ya los Pevensie podían entender LdS, se los había enseñado en Narnia, como no podía permanecer con el collar todo el día les obligué a aprender, terminó siendo para bien. Había dejado mi collar en Narnia por lo que no podía decir ni pio.

Los meses que los Pevensie estuvieron con nosotros fueron inigualables, diariamente recordábamos Narnia, el abuelo se unía a nuestras anécdotas y experiencias que obtuvimos a lo largo de los años en los que estuvimos allá. Sin embargo parte de nuestros recuerdos eran borrosos, sabíamos lo más importante, pero nada más.

El día que se fueron los Pevensie, regresó el sentimiento de soledad que teníamos antes de conocerlos, cosa la cual nos deprimió un poco, seguimos en contacto con los hermanos a través de cartas, en una de ellas nos mencionaron el internado al que irían este año, por lo que, luego de una pequeña insinuación por parte de Macready, le rogamos al abuelo para que nos permitiera ingresar también, o por lo menos a una cercana, ya era hora de que socializáramos con los demás, los conocimientos académicos los poseíamos gracias a la Sra. Macready por lo que no debía preocuparse por ello.

Luego de mucho rogar, el abuelo accedió, hizo el papeleo necesario y nos informó de que ya estábamos inscritos, emocionados les dijimos a los Pevensie que iríamos al internado más cercano al de ellos, lo sé, no es lo deseado pero era eso o seguir obteniendo clases en casa, soportando la soledad....

El internado al que iríamos Dylan y yo, es muy privilegiado, y el más caro de Inglaterra, mi abuelo quería lo mejor de lo mejor para nosotros, cosa la cual más bien nos perjudica, habrá muchos niños ricos allí, por lo que nos inquietaba un poco, pero lo positivo es que nos veríamos con los Pevensie cada fin de semana. Y la verdad mientras pueda pasármela con Ed más seguido, podría lidiar con unos cuantos hijos de mami y papi.

Habíamos quedado en vernos en la estación Aldwych, de ahí tomaríamos juntos el tren que nos llevaría a la estación en la que estaban nuestros internados.

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Ya estábamos en la estación, leía mi libro favorito del momento tranquilamente, en cambio Dylan se hallaba muy inquieto, nunca le gustó tomar el subterráneo, veía muchos peligros en la estación, por lo que cada minuto me advertía de posibles accidentes que pudiese tener, llegó un momento en el que me harté.

~ ¡Dylan! ~ lo interrumpí exasperada, dejando mi amada lectura a un lado.

- .....¿Si?

~ ¿Por qué no vas a buscar a Peter, Susan, Edmund y Lucy? ~ le sonreí forzadamente ~ lo más seguro es que ya hayan llegado pero no nos encuentran ~ asentí suavemente para que aceptara.

- Ahh si, tal vez si, iré a buscarlos, pero quédate aquí, no te muevas, si llegas a sentir que el suelo tiembla, escóndete bajo uno de los bancos, te protegerá de escombros, y por favor no te acerques a las vías te puede arrollar un tren, y....

~ ¡Vete! ~ le interrumpí nuevamente, finalmente dejó nuestras maletas junto al banco y se dirigió a la entrada del subterráneo.

Al fin un poco de paz, tomé mi libro, el cual lo había dejado en la banca y proseguí con mi lectura. Pasaron uno, dos, tres capítulos completos de la historia y nada que llegaban mi hermano o los Pevensie, digo la lectura está buena, pero lo que tardan ya me tiene algo molesta. Decidí guardar el libro en mi bolso y dirigirme a la entrada de la estación donde se supone estaba Dylan. Repentinamente siento como alguien me toma de la cintura y me arrincona contra la pared de la estación, al principio creí que sería Edmund o en tal caso Peter, pero el perfume de quien me había cogido no me era familiar, al fijarme bien, vi a un chico de cabello rubio y ojos grises frente a mí.