-Te he traído algo- Canturreo el chico de cabellos negros llegando al cuarto de la ojuazul.
-¿Ah, si? Adivino, tu molesta presencia- Dijo sin apartar la vista del libro de literatura que leía.
-No seas asi- Su expresión se amargó.
-Uy, que sensible- Se burló ella. -A ver, ¿Qué es?- Se interesó.
-Cierra los ojos- Le pido sosteniendo el obsequio dentro de su bolsillo.
-No voy a cerrar los ojos- Habló con hastio.
-Que cierres los malditos ojos- Ordenó cruzándose de brazos.
-A veces eres desesperante- Habló rendida y sus orbes azules se escondieron; fueron atrapados por una venda negra. Sintió el suave tacto de su hermano recorrer sus muñecas y luego entrelazar sus dedos. -Me pones nerviosa, ¿Qué tanto tramas?- Preguntó levantándose con ayuda del niño.
-Solo confía en mi. No es nada malo- Doblaron a la derecha ingresando a la habitación de Cinco. -Por aquí- Señaló.
-¿Porque salimos por la ventana?- Dijo al sentir la brisa revolver su corto cabello. -Cuando me caiga voy a hacer que el dolor que sientas te de pesadillas durante toda tu miserable vida- Lo amenazó.
-Hace años que dejaste de intimidarme- Jaló de la mano de la chica para subir un poco. Un grito ahogado escapó de los labios de la ojiazul. Su pie resbaló y quedó colgando del techo de la mansión. -¡Cuatro!-
-¡Mierda, Cinco!- Gritó desesperada. -Voy a hacer que sientas como si miles de animalitos comieran tu cuerpo-
-Tranquila, sube tu pierna derecha- Ordenó. La muchacha hizo caso y subió rápidamente la extremidad golpeando su rodilla con el borde del techo.
-¡Carajo!-
-Sube un poco más- Tanteo con el pie asegurándose de no lastimarse nuevamente. Logro subir ayudada por el muchacho.
-Juro que cuando me saque esto de los ojos voy a hacerte sentir el peor dolor que puedas imaginarte- Aseguró tirada en el tejado con la respiración agotada y una mano en el estómago.
-Lo siento. No medí los peligros- Se disculpó.
-Como siempre-
-Ven, vamos- La levanto de una mano. Caminaron un poco con mucho cuidado y se sentaron en una pequeña manta. Cinco acaricio la cara de su contraria y quitó dulcemente la venda. La chica abrió los ojos observando las luces de la ciudad.
-Parece una película cliché- Soltó burlándose de la situación. Número Cuatro siempre había sido así, pensaba que escupiendo comentarios burlesco iba apaciguar la tensión del momento cuando este se tornaba incómodo, romántico o lo que sea. Volteó la cabeza mirando la cara de Cinco la cual era pena en su máximo esplendor. -Es lindo- Intentó cambiar ese sentimiento.
-¿Si?- Sus ojos se iluminaron.
-Si- Sitió la mano del chico rodear sus hombros. Por instinto apoyó su cabeza en el brazo del azabache.
- Ten...- Carraspeo. -Tengo algo para ti- Soltó el agarre y rebuscó en los bolsillos de sus shorts.
-¿Me pedirás matrimonio?- Sonrió mirándolo fijamente poniéndolo más nervioso de lo que estaba. El muchachito no respondió simplemente sacó una cajita alargada color burdeos. -¿Qué...?- Fue interrumpida.
-Simplemente gracias por ser tu- Abrió la caja dejando ver un dije con forma de reloj colgando de un brazalete de plata. Hermoso.
-Gracias- Sonrió tímida. Lo tomó entre su manos observando su belleza. -Lo conservaré por siempre- Aseguró. -¿Me ayudas?- Señaló su muñeca.
-Eh... si claro- Titubeó.
-Es muy bonito- Le sonrío.
- Como tu- Susurró bajando la mirada. Rogó mentalmente por que la chica no se enterara.
-Te he escuchado. Estamos a veinte centímetros- Rió dulce. El chico deseo que la tierra lo tragara en ese momento. Un color rojizo se posó en sus mejillas. - Que no te avergüence. Tu también eres lindo- Tomó el acostado de la cara al ojiverde haciéndole girar la cabeza. Lo observó fijamente a los ojos y de un segundo a otro el chico se retorció en el suelo quejándose y rodando sobre si mismo.
-¡Ahh, es horrible. Para, para!- Se abalanzó sobre ella haciéndole cosquillas para que se desconcentrara y ya no utilizara su poder.
Estaban tan cerca que la de orbes azules no aguantó y tomándolo del cuello beso suavemente sus labios. Solo un pequeño beso que hizo que algo dentro de ellos emanara una luz cegadora.
-Mierda- Mustisó al separarse. Cinco estiró nuevamente su cuello para besarla una vez más pero la chica apartó el rostro haciendo que el pelinegro besara el aire. -Lo... lo siento. Mejor me voy- Dijo rápidamente y se teletransportó hacia su habitación la cual cerró con pestillo.
-¿Cuatro?- Preguntó a la nada. Tomó la manta y rendido y agobiando Ingresó a su recámara.
Ambos no durmieron en toda la noche. Los recuerdos no dejaron de rondar en su cabeza ni por un momento. Tampoco se hablaron durante una semana dejando al resto de la familia anonadada por tal acción. Cuatro no rompió su promesa y conservó el regalo. Cinco volvió todas las noches por un mes a la terraza con la esperanza de reunirse una vez más pero ese momento nunca llegó.
Luego de la desaparición del azabache esa luz que se había encendido en ellos aquella noche se apagó dejando un vacío inmenso.
❁❁❁❁
El dije. Lo sé, es algo feo pero era de mi hermana y esta viejo. De todas formas imaginen que es bonito y brillante solo que con ese diseño. Gracias.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estas son las uñas con las que he estadolidiando. Por ello no subía capítulos, yaque se me había bastante difícil escribir. Lo siento.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
